Con la pandemia de covid-19 y la hambruna que ha recuperado terreno en el mundo, se vuelve más indispensable aún, según la ONU, la transformación de los sistemas alimentarios mundiales. La pregunta es: ¿en qué dirección?
En septiembre se celebrará en Nueva York una cumbre de Naciones Unidas consagrada a este tema para proponer un abanico de "soluciones" frente al aumento del hambre en el mundo constadado por quinto año consecutivo. Será precedida por una precumbre en Roma a principios de la semana próxima.
La preparación de estas dos reuniones ya provoca críticas de las oenegés que temen que las alternativas elegidas favoricen al "agrobusiness" en detrimento de la agricultura campesina y sostenible.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, anunció la celebración de esta cumbre sobre los sistemas alimentarios mundiales en octubre de 2019. Poco después, el covid-19 fue detectado en China antes de propagarse por todo el planeta.
Mucho antes de su aparición "ya no estábamos en camino de eliminar el hambre y la malnutrición en el mundo para finales de 2030", objetivo que se fijó la ONU, pero "la pandemia volvió aún más difícil la tarea", constata un reciente informe de Naciones Unidas.
"Es una acusación contra el conjunto de nuestros sistemas alimentarios (...) que en 2020 no menos de 811 millones de hombres, mujeres y niños no tengan suficiente para comer", se indigna Agnes Kalibata, enviada especial del Secretario General de la ONU para esta cumbre, citada en un comunicado.
"Nos hace falta una transformación sistémica, y ese es el objetivo de la cumbre", pero "corresponderá a los Estados miembros abrir el camino a los cambios que necesitamos de manera urgente", agrega esta exministra de Agricultura de Ruanda.
El hecho de que esta científica sea la presidenta de la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA) no es del agrado de algunas oenegés que recuerdan que esa organización fue cofundada por la Fundación Bill y Melinda Gates.
"Contramovilización"
Para preparar esa cumbre neoyorquina cuya fecha precisa aún no se anunció, sus organizadores reunieron unas 2.500 ideas -agrupadas en "50 grupos de soluciones"-, que podrán ser aplicadas por los gobiernos y los diferentes actores.
De manera paralela se llevaron a cabo más de 1.000 "diálogos" en más de 138 países. "Con participantes que van desde estudiantes en Asia hasta agricultores en África Occidental, pasando por parlamentarios de América Latina y productores en América del Norte", esos diálogos mostraron su "carácter inclusivo" y su diversidad, señala un comunicado de la ONU.
Le precumbre, organizada en Roma del 26 al 28 de julio, será la oportunidad para los países de decir lo que piensan hacer a nivel nacional para mejorar los sistemas alimentarios. Y sobre todo para que surjan "coaliciones" de países que se comprometan a impulsar grupos de soluciones.
"Tenemos actualmente una oportunidad única de cambiar la forma en la que producimos, transformamos, vendemos y consumimos nuestros alimentos para que cada persona pueda permitirse una alimentación sana y que los miles de millones de trabajadores de las cadenas alimentarias vivan de manera decente de su trabajo, preservando al mismo tiempo el medio ambiente", declara a la AFP Gilbert Houngbo, presidente del FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola).
Pero las alternativas que podrían comenzar a plantear los Estados y algunos actores económicos durante la precumbre preocupan a oenegés de la sociedad civil, que anunciaron esta semana su intención de organizar "una contramovilización" virtual del 25 al 28 (foodsystems4people.org).
La Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU "se ve influida de manera desproporcionada por los actores del mundo de los negocios y presenta una flagrante falta de transparencia", estiman esas oenegés que combaten "la agricultura industrial" y preconizan "la agroecología y la soberanía alimentaria" y "soluciones que ya existen".
Unas 300 organizaciones internacionales o regionales apoyan esta iniciativa, como Action contre la faim, CCFD-Terre Solidaire, Friends of the Earth, GRAIN, Greeepeace, la Vía Campesina, Oxfam y asociaciones de pueblos autóctonos.