/ sábado 14 de enero de 2023

Para Irma no hay obstáculos, aun sin la vista

Desde hace ochos años que perdió la vista, ella continúa con su vida cotidiana, al principio fue complicado pero después fácil de llevar  


La retinopatía diabética es una de las secuelas por la diabetes y aunque en muchos de los casos genera la pérdida de la vista entre quienes la padecen no significa un obstáculo para continuar con sus actividades y vida cotidiana.

Ese es el caso de Irma Cortés de la Cruz o como de cariño le dicen sus familiares, amigos y compañeros del comercio del municipio de San Juan del Río “Irmita”, quien desde hace ocho años perdió la vista pero ello, no fue un impedimento para seguir con sus labores comerciales, pues junto con sus familiares, son pioneros en el comercio en pequeño de la localidad sanjuanense y su actividad, por nada la podría dejar, compartió.

Al respecto, mencionó que no ha sido nada fácil todo el proceso que ha vivido a raíz de la pérdida de su vista, pues si bien, cuenta con el apoyo, cariño y amor de sus familiares, al inició fueron momentos depresivos por los que pasó, pues la inaceptación de vivir de esa manera, luego se manifestó, sin embargo, ella confió en su capacidad y Dios para seguir con su vida, resaltando que hoy es una de las comerciantes más activas en la localidad, ya que con el 2 por ciento de vista que tiene, colabora en el acomodo de la mercancía y la atención a la clientela.

“Al principio hay una gran depresión, un gran desaliento, yo me quise morir mejor, yo perdí a mi madre y a los cuatro meses a mi esposo, a mi compañero de vida, a mis ojos, entonces, pues, eso me mermó y todo me sucedió, perdí la vista, a los siete meses que falleció mi madre, llegó un momento de depresión pero gracias a mi fe y a Dios, estoy aquí, me abrace de mi fe y eso me dio mucha fortaleza y gran aliento y aunque no lo crean el que lo vive y lo sabe, una mañana pensé con un pensamiento de vivir lo que tenga que vivir y esta vida que Dios me prestó y de qué manera, pues por todo lo que tengo”.

Hoy Irmita tiene 52 años de edad y desde los 26, fue diagnosticada con la diabetes, aunque fue un proceso difícil de llevar, afirmó que busco la manera de tener el menor impacto por la enfermedad, sin mucho que hacer pues los daños ya empezaban, pues recuerda que parte de los primeros indicios en la pérdida de su vista fue malestar físico, dolor de cabeza y comenzar a ver borroso hasta ir poco a poco perdiendo la vista y al 98 por ciento hace ocho años.

Foto: David Valdez | El Sol de San Juan del Río

Ella, se dijo católica y guadalupana y cada momento de su enfermedad lo ofrece a Dios y la Virgen de Guadalupe, por eso, aseguró que aunque con pérdida de vista, ella vive feliz y plena por la oportunidad de vivir y qué mejor manera de hacer lo que más le gusta, permanecer en el comercio, sector en el cual comenzó desde los 16 años de edad, pues aprendió este oficio lo aprendió de sus padres quienes a cada uno les mostró de la labor y a nunca rendirse a pesar de las circunstancias.

“Yo quiero decirles a quienes tienen una discapacidad como yo, que aquí no se acaba la vida, aquí empieza otro modo y otra forma de vivir y hay que darle gracias a Dios porque estamos conociendo otro mundo y otra forma de vivir, otra, es algo que tenemos que superar y vivirlo, como, luchando no dejándonos”.

Para pocas actividades cotidianas compartió que requiere del apoyo de sus familiares, pues ella, a medida de sus posibilidades realiza desde los quehaceres del hogar hasta los de su negocio, por eso, aseguró que “tener una discapacidad no nos impide realizar alguna actividad, no tengo vista pero se hacer las cosas, la gente con discapacidad tenemos valor y dignidad y somos como alquiler otra persona, porque tenemos la capacidad de seguir haciendo mucho, no veo pero si puedo hacer mucho, realizó limpieza en mi casa y con ayuda de mis familiares sigo en el comercio, una actividad que realizó desde hace varias décadas”.

Reconoció que la vida pone pruebas que por difíciles que sean de superar, con la fe puesta y la esperanza en un ser supremo, en su caso Dios, se puede lograr todo, pues afirmó que ella a pesar de dicha discapacidad es feliz y quien la conoce, desde su sitio de ventas en el mercado Benito Juárez y en otros puntos de temporada, se mantiene activa porque para ella la vida continua.

El presidente médico de la Federación Mexicana de Diabetes A.C., Josafat Camacho Arellano, explicó que por cada 10 personas que padecen diabetes, tres de ellas pierden la vista, algunos de ellos aceleradamente.

“Por cada 10 personas que tienen este padecimiento, tres desarrollan este problema, es más el problema está que muchas veces cuando es el diagnóstico de diabetes, ellos ya traen algún problema retiniano y se ha visto que en la medida que no se cuiden se acelera el daño de la retina”.

Foto: David Valdez | El Sol de San Juan del Río

Apuntó que es necesario que la población mejore su calidad de vida, desde la alimentación hasta la actividad física, factores que reducirán los riesgos de desarrollar la diabetes y por consecuencia una de las tantas secuelas que se tienen como es la pérdida de la vista.

“Efectivamente es lo que nosotros llamamos enfermedades crónico-degenerativas de la diabetes, complicaciones crónicas que es la retinopatía diabética, la retinopatía diabética es la primera causa de ceguera en el mundo secundaria diabetes, el número creciente de pacientes que vive con esta enfermedad crece día a día a pesar de las acciones que se han hecho en los últimos años, acciones de tipo preventivo, definitivamente no han logrado detener su crecimiento”.

Dijo que la prevención de esta enfermedad es fundamental ya que es irreversible, pues los riesgos de este padecimiento van en aumento, no solo con el avance de la enfermedad, sino también con un mal o escaso control.

Por lo anterior, comentó que es necesario que a partir de que la persona es diagnosticada como paciente diabético se realice los controles periódicos para prevenir la ceguera, ya que la enfermedad puede haberse detectado hace unas semanas pero existe en el organismo hace varios años.


La retinopatía diabética es una de las secuelas por la diabetes y aunque en muchos de los casos genera la pérdida de la vista entre quienes la padecen no significa un obstáculo para continuar con sus actividades y vida cotidiana.

Ese es el caso de Irma Cortés de la Cruz o como de cariño le dicen sus familiares, amigos y compañeros del comercio del municipio de San Juan del Río “Irmita”, quien desde hace ocho años perdió la vista pero ello, no fue un impedimento para seguir con sus labores comerciales, pues junto con sus familiares, son pioneros en el comercio en pequeño de la localidad sanjuanense y su actividad, por nada la podría dejar, compartió.

Al respecto, mencionó que no ha sido nada fácil todo el proceso que ha vivido a raíz de la pérdida de su vista, pues si bien, cuenta con el apoyo, cariño y amor de sus familiares, al inició fueron momentos depresivos por los que pasó, pues la inaceptación de vivir de esa manera, luego se manifestó, sin embargo, ella confió en su capacidad y Dios para seguir con su vida, resaltando que hoy es una de las comerciantes más activas en la localidad, ya que con el 2 por ciento de vista que tiene, colabora en el acomodo de la mercancía y la atención a la clientela.

“Al principio hay una gran depresión, un gran desaliento, yo me quise morir mejor, yo perdí a mi madre y a los cuatro meses a mi esposo, a mi compañero de vida, a mis ojos, entonces, pues, eso me mermó y todo me sucedió, perdí la vista, a los siete meses que falleció mi madre, llegó un momento de depresión pero gracias a mi fe y a Dios, estoy aquí, me abrace de mi fe y eso me dio mucha fortaleza y gran aliento y aunque no lo crean el que lo vive y lo sabe, una mañana pensé con un pensamiento de vivir lo que tenga que vivir y esta vida que Dios me prestó y de qué manera, pues por todo lo que tengo”.

Hoy Irmita tiene 52 años de edad y desde los 26, fue diagnosticada con la diabetes, aunque fue un proceso difícil de llevar, afirmó que busco la manera de tener el menor impacto por la enfermedad, sin mucho que hacer pues los daños ya empezaban, pues recuerda que parte de los primeros indicios en la pérdida de su vista fue malestar físico, dolor de cabeza y comenzar a ver borroso hasta ir poco a poco perdiendo la vista y al 98 por ciento hace ocho años.

Foto: David Valdez | El Sol de San Juan del Río

Ella, se dijo católica y guadalupana y cada momento de su enfermedad lo ofrece a Dios y la Virgen de Guadalupe, por eso, aseguró que aunque con pérdida de vista, ella vive feliz y plena por la oportunidad de vivir y qué mejor manera de hacer lo que más le gusta, permanecer en el comercio, sector en el cual comenzó desde los 16 años de edad, pues aprendió este oficio lo aprendió de sus padres quienes a cada uno les mostró de la labor y a nunca rendirse a pesar de las circunstancias.

“Yo quiero decirles a quienes tienen una discapacidad como yo, que aquí no se acaba la vida, aquí empieza otro modo y otra forma de vivir y hay que darle gracias a Dios porque estamos conociendo otro mundo y otra forma de vivir, otra, es algo que tenemos que superar y vivirlo, como, luchando no dejándonos”.

Para pocas actividades cotidianas compartió que requiere del apoyo de sus familiares, pues ella, a medida de sus posibilidades realiza desde los quehaceres del hogar hasta los de su negocio, por eso, aseguró que “tener una discapacidad no nos impide realizar alguna actividad, no tengo vista pero se hacer las cosas, la gente con discapacidad tenemos valor y dignidad y somos como alquiler otra persona, porque tenemos la capacidad de seguir haciendo mucho, no veo pero si puedo hacer mucho, realizó limpieza en mi casa y con ayuda de mis familiares sigo en el comercio, una actividad que realizó desde hace varias décadas”.

Reconoció que la vida pone pruebas que por difíciles que sean de superar, con la fe puesta y la esperanza en un ser supremo, en su caso Dios, se puede lograr todo, pues afirmó que ella a pesar de dicha discapacidad es feliz y quien la conoce, desde su sitio de ventas en el mercado Benito Juárez y en otros puntos de temporada, se mantiene activa porque para ella la vida continua.

El presidente médico de la Federación Mexicana de Diabetes A.C., Josafat Camacho Arellano, explicó que por cada 10 personas que padecen diabetes, tres de ellas pierden la vista, algunos de ellos aceleradamente.

“Por cada 10 personas que tienen este padecimiento, tres desarrollan este problema, es más el problema está que muchas veces cuando es el diagnóstico de diabetes, ellos ya traen algún problema retiniano y se ha visto que en la medida que no se cuiden se acelera el daño de la retina”.

Foto: David Valdez | El Sol de San Juan del Río

Apuntó que es necesario que la población mejore su calidad de vida, desde la alimentación hasta la actividad física, factores que reducirán los riesgos de desarrollar la diabetes y por consecuencia una de las tantas secuelas que se tienen como es la pérdida de la vista.

“Efectivamente es lo que nosotros llamamos enfermedades crónico-degenerativas de la diabetes, complicaciones crónicas que es la retinopatía diabética, la retinopatía diabética es la primera causa de ceguera en el mundo secundaria diabetes, el número creciente de pacientes que vive con esta enfermedad crece día a día a pesar de las acciones que se han hecho en los últimos años, acciones de tipo preventivo, definitivamente no han logrado detener su crecimiento”.

Dijo que la prevención de esta enfermedad es fundamental ya que es irreversible, pues los riesgos de este padecimiento van en aumento, no solo con el avance de la enfermedad, sino también con un mal o escaso control.

Por lo anterior, comentó que es necesario que a partir de que la persona es diagnosticada como paciente diabético se realice los controles periódicos para prevenir la ceguera, ya que la enfermedad puede haberse detectado hace unas semanas pero existe en el organismo hace varios años.

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