¿Qué se puede hacer con las miles de toneladas de patatas o leche que no se han vendido en Europa durante los dos meses de confinamiento, en un contexto de conmoción social y de amenaza de crisis alimentaria en algunos países del sur?
Con todos los restaurantes y cantinas cerrados, parte de las materias primas destinadas a estos sectores han sido dirigidas a los supermercados pero una gran cantidad no ha tenido cabida, pese al aumento de las compras de alimentos de los particulares confinados en casa.
Uno de los casos más emblemáticos es el de las patatas: 450 mil toneladas de excedente en Francia, el mayor exportador mundial de este tubérculo y proveedor de gigantes industriales como el grupo canadiense McCain, cuyas fábricas se encuentran en el norte de Francia, Holanda y Bélgica.
Con la crisis de la COVID-19, hay "entre 3 y 4 millones de toneladas de patatas sin procesar en Bélgica, Holanda, Alemania y Francia", estima el Grupo Interprofesional de la Patata (GIPT).
La mayoría de los establecimientos europeos de comida rápida cerraron y, algo nunca visto, las fábricas de patatas fritas congeladas llevan dos meses sin funcionar.
Además los depósitos de almacenamiento de los productores -que han sido remunerados por contrato por una parte de las patatas- están llenos a rebosar.
"Mucha gente pasa hambre"
Las montañas de patatas deben desaparecer antes de la próxima cosecha. De lo contrario, "se corre el riesgo de que haya depósitos silvestres... en la naturaleza, vectores de focos infecciosos de enfermedades fúngicas o contaminación por fermentación", explica a la AFP Bertrand Ouillon, delegado del GIPT.
Muchos usuarios de las redes sociales han pedido que este elemento básico sea redirigido a la ayuda alimentaria, en un momento en que se está desarrollando una crisis social después del cese de la actividad económica.
"¡Dios mío, mucha gente pasa hambre! Haga un llamamiento, la gente vendrá a buscarlas, incluso a 0,5 euros", estima @mishkawolinski en Twitter, mientras que @lvckdjr en Toulouse advierte que "algunas asociaciones" rechazan las donaciones de patatas "que no vienen en una red".
"De hecho, hemos enviado algunas reservas a asociaciones, pero nuestro problema no se puede resolver de esta manera, es a escala industrial", recalca Ouillon.
A la industria le gustaría poder redirigir sus existencias para la fabricación de piensos para el ganado. "Si pudiera haber ayuda pública para el transporte, de hecho podría ser una ayuda indirecta a los agricultores que ahora pasan apuros", sugiere.
"La crisis láctea europea amenaza a África Occidental"
No siempre es fácil redirigir los flujos hacia canales de distribución alternativos sin desestabilizar otros sectores, como lo demuestra el ejemplo de la leche.
La semana pasada, Oxfam y una decena de asociaciones de agricultores o de solidaridad alertaron de los riesgos de una "grave crisis" para el mercado lácteo en África Occidental.
Se debe al almacenamiento de leche en polvo decidido por la Comisión Europea para aliviar a los productores lácteos europeos que no saben qué hacer con su leche, mantequilla o queso.
"La salida de la crisis no debe llevarse a cabo, como en el pasado, mediante la exportación de excedentes hacia los mercados africanos", advierten las asociaciones en una declaración conjunta titulada "Covid-19: la crisis láctea europea amenaza a Africa Occidental".
Entre 2018 y 2019, las exportaciones de leche en polvo de la UE a Africa Occidental aumentaron un 19%, y ahora representan el 20% de las exportaciones mundiales de la UE, según las asociaciones.
Los productores de leche de Africa Occidental tratan desesperadamente de ampliar su producción local para apoyar a la agricultura, reducir la emigración y combatir la violencia.
Sin embargo se perfila una solución para los miles de hectolitros de vino en excedente en los tres principales países productores del mundo, Italia, Francia y España: los viticultores han pedido y obtenido permiso de Bruselas para destilar una parte... a fin de fabricar gel hidroalcohólico.