A nivel mundial, la caries es la décima afección más común en los “dientes de leche”, pues se estima que afecta a más de 600 millones de niños, a pesar de ser un problema prevenible.
La prevención de este mal, requiere de acciones sencillas como la limpieza, el correcto uso de la pasta, cepillo e hilo dental, así como de una alimentación adecuada y observación.
Además de eliminar hábitos como el uso de chupones o chuparse el dedo por periodos prolongados, pues pueden distorsionar la posición de los dientes y el crecimiento de los maxilares, lo que incluso podrían afectar los patrones del habla de los niños
Una atención inadecuada en la etapa de dentición primaria, conlleva a otras alteraciones como la pérdida del espacio para las piezas permanentes, infecciones, dolor, disminución de la capacidad de nutrirse y ausentismo escolar.
Los dientes de leche, son importantes por sus múltiples funciones, pues ayudan a los pequeños a masticar, a sonreír, a hablar de manera correcta, a posicionar su lengua, además contribuyen a estimular el crecimiento de los huesos de la cara, concretamente de los maxilares.
Su pérdida prematura podría llevar a un desfase en la erupción de los dientes permanentes, que provocaría que salgan de manera desordenada y mal alineados.
La higiene bucal debe iniciar desde el nacimiento. Con una gasa húmeda se limpia la lengua y el paladar del bebé, a diario o cada tercer día, y cuando la dentición comienza, el cuidado debe ser diario. Los ácidos y azúcares, provocan la destrucción de los tejidos de los dientes y contribuyen al desarrollo de caries.
Para llevar un buen control y cuidado bucodental, es indispensable visitar al dentista una vez que salga el primer diente, y el seguimiento dependerá de la atención que requiera en particular.