"En nuestro estudio la vitamina D tuvo un efecto significativo en la reducción del riesgo de muerte entre las personas con cáncer", señala Tarek Haykal, médico en la MSU.
También llamada “La vitamina del sol” porque nuestro cuerpo la produce de manera natural al exponerse a la luz solar directa. Un equipo de médicos de la Universidad Estatal de Michigan, (MSU) en Estados Unidos, ha descubierto que esta vitamina podría ayudar a los pacientes con cáncer a vivir más tiempo, si la toman en forma de suplementos durante, al menos, tres años.
Este hallazgo sugiere que, además de contribuir a la salud de los huesos, al ayudar al cuerpo a absorber el calcio, y de jugar un papel clave en los sistemas nervioso, muscular e inmunitario, esta vitamina podría conllevar beneficios significativos en el cáncer, la segunda causa principal de muerte en EEUU, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
MÁS ALLÁ DE LAS DOSIS DIETÉTICAS
“El objetivo principal de VITAL era ver si hay un beneficio en ir más allá de la asignación dietética recomendada, más de lo que se considera necesario para la salud ósea”, señala la doctora JoAnn Manson, del Brigham And Women's Hospital, de la Facultad de Medicina de Harvard, quien dirigió aquel estudio.
Por su parte, los investigadores de la MSU analizaron datos relacionados con la prevención de enfermedades de más de 79.000 pacientes en múltiples estudios, que compararon aleatoriamente el uso de vitamina D con un placebo (sustancia inocua) durante al menos tres años.
El doctor Haykal y su equipo se centraron en la información que involucraba la incidencia y mortalidad por cáncer.
"La diferencia en la tasa de mortalidad entre los grupos que tomaron suplementos de vitamina D y los que tomaron placebo fue estadísticamente significativa y mostró cuán importante podría ser entre la población con cáncer", dijo Haykal.
Aunque estos hallazgos son prometedores, Haykal advirte que aún se desconoce la cantidad exacta de vitamina D que hay que tomar y qué niveles se necesitan en la sangre.
También afirma que no está claro cuánto tiempo más extiende la vitamina D la esperanza de vida de estos pacientes y por qué produce este resultado en estas personas.
"Todavía hay muchas preguntas y se necesita más investigación. Todo lo que podemos decir es que se requieren al menos tres años de tomar el suplemento para ver este efecto", apunta.
Para Haykal los resultados de su estudio (https://ascopubs.org/doi/abs/) son lo suficiente prometedores como para que más médicos, especialmente oncólogos, consideren la posibilidad de recetar vitamina D a los pacientes en general.
"Sabemos que la vitamina D conlleva beneficios con efectos secundarios mínimos. Hay mucho potencial aquí", destaca.
LA VITAMINA DEL SOL, AMIGA DEL CALCIO
Además de producirla el cuerpo cuando se expone la piel a la luz solar, la vitamina D se encuentra en algunos alimentos: como en los pescados grasos, salmón, atún y caballa; en los hongos; en el hígado vacuno; en el queso y la yema de huevo, entre otros.
“Muchas personas padecen un déficit de vitamina D, a pesar de la exposición solar, por lo que resulta importante saber sus fuentes (naturales o no) así como su ingesta recomendada y las consecuencias de su déficit”, explica a Efe el experto en nutrición Rubén Bravo, portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, IMEO, ( www.imeoobesidad.com).
Esta vitamina resulta esencial para la absorción de calcio en el intestino, y su déficit está asociado con osteomalacia (reblandecimiento de los huesos) en adultos y raquitismo (falta de mineralización del hueso) en niños, apunta.
Añade que su déficit también se relaciona con distintas patologías, como la hipertensión, la diabetes, el cáncer, la insuficiencia cardíaca o la enfermedad renal crónica.
“Con niveles suficientes de vitamina D la absorción del calcio puede variar del 30 al 60%, pero en un estado de déficit, esta absorción disminuye hasta el 10-15%”, señala Bravo.
Por otra parte el exceso de vitamina D consumida mediante suplementos y alimentos enriquecidos también puede afectar la salud y calidad de vida, y Bravo recomienda “evitar la complementación innecesaria y tomar como referente los resultados diagnósticos, como una analítica de sangre, cuyos niveles deberán ser supervisados por un especialista que dará las recomendaciones pertinentes en caso de ser necesarias”.