Detrás de tu impecable ropa, la frescura y olor a nuevo se esconden gérmenes, bacterias y productos químicos que por supuesto no quieres que se pasen a tu piel.
De acuerdo con especialistas, la ropa nueva puede albergar bacterias y, aún más impactante, gérmenes fecales.
La explicación para todo esto radica en el proceso de fabricación y transporte de la ropa. Desde la fábrica hasta las tiendas, la ropa pasa por diversas manos y lugares antes de llegar a tu closet.
No solo es la presencia de gérmenes, sino que la ropa también está impregnada de productos químicos utilizados durante su fabricación, así como almacenamiento y pueden ser irritantes para la piel, causando molestias y reacciones adversas.
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Así mismo, lavar la ropa antes de usarla no solo reduce significativamente la cantidad de productos químicos en el tejido, sino que también elimina cualquier residuo no deseado.