Marcela Martínez Ramírez, de 85 años, originaria de La Cañada, compartió su experiencia al acudir a votar en las elecciones más recientes. A pesar de su avanzada edad y de haber sido operada recientemente, se mostró determinada a ejercer su derecho al voto, haciendo uso por primera vez de la urna especial para personas en sillas de ruedas.
Martínez Ramírez explicó que acababa de regresar de misa cuando se dirigió a la casilla electoral, agradeciendo la consideración que tuvieron con ella al permitirle pasar rápidamente debido al intenso calor.
"Es la primera ocasión que hago esto de la urna para personas en sillas de ruedas", comentó, destacando la novedad de esta experiencia para ella.
Acompañada por su hija, quien la llevó hasta la casilla ubicada a pocos metros de su hogar, Martínez Ramírez subrayó la importancia de participar en el proceso electoral. A lo largo de su vida, ha inculcado en sus hijos y nietos el deber de votar, considerándolo una obligación ciudadana fundamental.
"Siempre he votado, desde que tuve la edad de 18 años y tal vez sea la última", indicó, riéndose.
Marcela recordó con nostalgia a su esposo, quien falleció en enero. Juntos, siempre acudían a votar en cada elección. "Siempre hemos votado, mi esposo apenas murió en enero y con él votábamos, nos veníamos todos", dijo, expresando la tristeza que siente por su ausencia.
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Sin embargo, su determinación y agradecimiento por haber podido votar una vez más mostraron su resiliencia. "Me siento triste por eso, pero gracias a Dios hemos resistido y ahorita aunque estoy operada, pues igual salimos a votar".
La historia de Marcela Martínez Ramírez es un testimonio de compromiso cívico y participación democrática. A lo largo de los años, ha mantenido una inquebrantable dedicación a ejercer su derecho al voto, transmitiendo este valor a las nuevas generaciones de su familia.