En un escenario en el que el agua escasea, los desafíos económicos, sociales y de salud se multiplican. Sin embargo, este reto puede encontrar una solución en una fuente inesperada: los servicios financieros.
Supongamos una familia que enfrenta las consecuencias de la sequía: las tareas diarias se complican, el riego de los cultivos se vuelve escaso, el consumo personal se limita y las necesidades básicas se vuelven difíciles de satisfacer.
Imaginemos que el padre de familia trabaja como agricultor y que su fuente de subsistencia se ve directamente afectada por la falta de agua para sus cultivos, ya que su huerto está marchitándose debido a la falta de riego. Por su parte, la madre lucha por administrar el agua para las tareas domésticas básicas, como cocinar, limpiar y lavar la ropa. Los niños, sin acceso adecuado al agua potable, están expuestos a riesgos para su salud.
Sin embargo, en pleno siglo XXI contamos con tecnología que permite aminorar esos impactos: la instalación de sistemas de captación de agua de lluvia y tecnologías de conservación, tecnologías de riego eficientes, soluciones de cobertura para mitigar los riesgos financieros asociados a la variabilidad del clima, que permitan asegurar su sustento en tiempos difíciles, entre otros. Además del acceso a programas de educación sobre prácticas agrícolas sostenibles y gestión del agua, para optimizar el uso de los recursos hídricos disponibles, reducir el desperdicio y mejorar la resiliencia de su familia frente a futuras crisis.
No obstante, el acceso a dichas soluciones es costosa para cualquier familia. Ahí es en donde los servicios financieros adecuados para hacer frente a crisis climáticas pueden ser una herramienta poderosa para fortalecer la resiliencia de las familias y los pequeños negocios. Desde préstamos para infraestructuras de agua hasta seguros contra riesgos climáticos, la variedad de instrumentos financieros disponibles puede ayudar a las familias y pequeños negocios a adaptarse y salir adelante en un entorno de desafíos climáticos cada vez mayores.
Es importante destacar que el desafío se encuentra en el acceso equitativo, la flexibilidad y el costo de estos servicios, especialmente para las comunidades vulnerables que más los necesitan. Por tanto, es indispensable que los gobiernos, las instituciones financieras, la academia y la sociedad en su conjunto trabajen en colaboración para ampliar el acceso a los servicios financieros verdes, especialmente para aquellos que enfrentan la mayor vulnerabilidad frente a la crisis hídrica. Solo así podremos construir comunidades más fuertes, resilientes y equitativas, capaces de enfrentar los desafíos que nos presenta el cambio climático.
*Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro