Aprovechando uno de los enclaves carreteros más estratégicos del país, a mediados de la década de los noventa Desarrollos Residenciales Turísticos, DRT, llevó a cabo uno de sus proyectos más exitosos: el Parque Industrial Querétaro, cuya licitación nacional ganó con una propuesta de cincuenta centavos más por metro cuadrado. Así, aquellas tierras ejidales se convirtieron en uno de los espacios industriales mejor posicionados del país.
Es el propio director de DRT, Víctor Mena, quien explica aquel momento cuando asevera: “Fue un gran reto para todos. El Estado en seis meses debía hacer el cambio de uso de destino de las tierras, con dominio pleno, para poder escriturar; en seis meses el Municipio debía sacar todos los permisos, y nosotros hacer el pago de los ejidatarios. Fue un ganar para todos”.
Y explica los porqués: “Ganaron los ejidatarios, porque vendieron en tres veces más lo que valían las tierras en su momento; ganó el Estado, porque dejó de hacer parques industriales mal mantenidos, esa es la verdad, y los entregó a manos privadas; y ganó el Municipio, porque además del cobro de todos los permisos, recibió, como contraprestación el que empedráramos y pavimentáramos calles de muchas comunidades del Municipio, además de la construcción del edificio que hoy ocupa la Policía Municipal”.
Aquella expropiación de 300 hectáreas, que a decir del propio Mena no estaban cultivadas, sino cubiertas de huizaches, detonó la posibilidad de establecer industria en el punto estratégico de la confluencia del Libramiento a San Luis Potosí, la propia carretera a la capital potosina y la de San Miguel de Allende, en una posición inmejorable de comunicación terrestre ente la frontera norte y la capital del país.
“En ese tiempo”, sigue recordando el empresario, “el grupo inmobiliario Gerald Hines, de Houston, decide invertir con nosotros en 200 hectáreas al cincuenta por ciento, y la verdad, ellos nos enseñan a hacer los parques industriales, con los estándares internacionales que había entonces y que siguen vigentes, en cuanto a las avenidas, los pavimentos con polímeros, que apenas se empezaban a utilizar, para evitar la deformación del asfalto; con las luminarias, tanto con la altura como con las capacidades; con la seguridad de la red eléctrica, la red contra incendios, las redes de agua potable y para servicio. Hoy el parque tiene cinco líneas de alimentación de agua, tiene la red eléctrica con refuerzos y redundancias completa, la red contra incendios en todas las calles y las plantas, y un sistema de interconexión de los pozos que abastecen los tanques centrales y que permiten que nunca falte el agua”.
El Parque Industrial Querétaro, unido a los proyectos habitacionales de Zibatá, Juriquilla Santa Fe, o El Refugio, los comerciales, que tienen como su máxima realización la de la plaza comercial Antea, colocan a DRT como una empresa líder y protagonista del desarrollo queretano de los últimos 30 años, pero esa tarea profesional constante lleva la compañía, desde hace años, de la Fundación creada para apoyar a la niñez, a la educación y al arte y la cultura.
“Desde el año 2000 le damos soporte y atención a Needed, que ahora es el Instituto de Rehabilitación al Maltrato de Menores, donde albergamos a niñas abandonadas, o vejadas, o en condiciones de vida infrahumana; nos las otorga el DIF en custodia y nosotros les damos casa, vestido y sustento, pero además les damos la rehabilitación emocional y sicológica que las niñas necesitan para su reintegración a la sociedad”, explica. “Les damos educación intramuros, y una vez que están preparadas, las mandamos también a estudiar extramuros, a escuelas de la ciudad que nos permiten tener a las niñas. Así las encauzamos hasta los dieciocho años, permitiendo adopciones, cuando las niñas ya son capaces de desenvolverse en la sociedad o en una familia”.
Mena se refiere así al apoyo otorgado inicialmente por su compañía a Needed, la asociación creada por Almudena Pérez, una española dedicada al humanismo, quien decidió quedarse en México, luego de su trabajo en Suecia y Brasil. En un inicio, DRT apoyó el proyecto con una casa de cuna, que con el tiempo se ha convertido en el primer instituto de rehabilitación en México con toda la metodología que requieren este tipo de instituciones.
Las oficinas del corporativo de DRT son, en sí mismas, una gran galería de arte. Los patios y pasillos contienen obra escultórica, y los muros de las oficinas y vestíbulos lucen, radiantes, cuadros pictóricos que son renovados con periodicidad. A la entrada misma, un enorme cuadro firmado por el queretano Juan Muñoz muestra el paisaje del valle de El Pueblito, y en la sala de juntas de nuestra entrevista, varias pinturas de otro artista radicado en Querétaro, Fernando Garrido, contrastan con la obra de Víctor Cauduro, quien también escogió nuestra ciudad para vivir.
“En primer lugar, me encanta el arte”, asegura como redundante afirmación el doctor Mena, “y hemos apoyado artistas porque sabemos que los arranques son difíciles para todos. Les mandamos hacer obras durante un año, los ponemos a trabajar, a que ellos se dediquen a producir lo que su creatividad les da, sin tener que preocuparse por el pan de cada día. Al final, creo que han salido varios valores interesantes en Querétaro”.
“Y en educación, mantenemos becas de estudio en todos los niveles, desde primara, secundaria, preparatoria y profesional, de la mano de la Universidad Anáhuac, que nos hace el favor de recibir a jóvenes con talento pero que no tienen recursos para pagar la universidad privada”, agrega finalmente sobre la labor que en la materia realiza la fundación de su empresa.
Para finalizar nuestra charla, le pregunto sobre el futuro, donde seguramente se dará un cambio generacional.
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“Afortunada o desgraciadamente, las empresas como Desarrollos Residenciales Turísticos tienden a ser auto consumibles y tienden a tener un horizonte finito si dentro de su plan de trabajo no se alimentan con nueva tierra, porque vendemos los activos al final del día. Entonces debemos estar comprando tierra cada año para reponer la que estamos vendiendo; en el momento que esto se deja de hacer: comprar y regularizar y seguir adelante, pues se van a acabar y se van a consumir los activos y se va a terminar este lado de la empresa. Hoy tenemos reserva territorial en lo habitacional seguramente para diez años, en lo industrial para otros diez años, y lo comercial seguimos haciendo plazas comerciales, obviamente a menor escala, no como Antea, pero sí una o dos por año de forma patrimonial”.
Y luego, a manera de remate, justo antes de nuestra despedida, vaticina: “Ya le tocará a la siguiente generación el decidir si se siguen comprando tierras, y si no, en ese momento se cambiará el giro de la empresa”.
