Una decena de visitantes que han acudido a degustar un vino espumoso en una bodega inglesa se encuentran con una mujer de rodillas cortando hojas dañadas en medio de las viñas, una imagen que resume el rompecabezas del Brexit para numerosas empresas británicas.
Por un lado, hay cada vez más turistas británicos y demanda interior, pero, del otro, se registra una falta de trabajadores temporales, una inflación de costos y más burocracia.
Estas dificultades afectan a numerosas empresas desde la salida de Gran Bretaña del mercado único europeo a principios de enero y no se sabe todavía si serán pasajeras o se eternizarán.
"No teníamos problemas de contratación. Solo desde este año hemos visto escasez de mano de obra", explica Tamara Roberts, la directora general de la explotación vitivinícola familiar Ridgeview, en el sur de Inglaterra.
"Es realmente complicado con la pandemia, con las restricciones a los viajes, ver de dónde vienen las presiones, pero pienso que el Brexit incitó a la gente a quedarse en casa, ya que no les hemos facilitado las cosas para que vengan", agrega.
Hace cinco años, durante el referéndum del Brexit que dividió al Reino Unido y cuyas repercusiones políticas y económicas continúan, la industria vitivinícola británica no se posicionó. Ahora enfrenta las consecuencias de la salida de la Unión Europea (UE).
"Tenemos algo de tiempo para examinar nuestras opciones y trabajar con las agencias de contratación" para encontrar a unos 20 temporeros hasta la vendimia de septiembre y octubre, "pero por ahora no tenemos soluciones", lamenta Roberts.
La directora general asegura que tampoco pudieron contratar a un chef y que "existe una presión para aumentar los salarios", ya que todas las empresas rivalizan para contratar a las mismas personas.
Los costos logísticos también se triplicaron, ya que los procedimientos para exportar la producción o importar máquinas, botellas y otro material se volvieron tan complejos que Ridgeview debe recurrir a intermediarios, explica.
A los papeleos administrativos, que eran uno de los blancos de las críticas de los partidarios del Brexit enfadados con Bruselas, se suman ahora nuevas complicaciones burocráticas.
"Ya sea en Alemania, en Francia o en Holanda, la interpretación de las reglas" posbrexit plasmadas en el acuerdo comercial firmado en Navidad "es muy diferente", según Roberts.
"Amenaza existencial"
Para las pequeñas empresas, la factura aumenta rápidamente y disminuye los márgenes de beneficios.
El aspecto positivo es que la demanda interior aumentó ante las dificultades para importar vino extranjero, como demuestra la neta caída del comercio entre el Reino Unido y la UE desde principios de año.
"La hostelería y la restauración no han reabierto por completo", tras las restricciones sanitarias, asegura la empresaria, que espera ver una recuperación de ese sector "antes que la de las exportaciones".
Roberts señala que el impacto del Brexit es aún más incierto, ya que dependerá de los acuerdos comerciales que firme el Reino Unido con otros países, como los alcanzados con Noruega o Australia o el negociado con Estados Unidos.
En Boston, un poco más al norte en Inglaterra, Ian Collinson, jefe de una explotación de flores, tampoco logra encontrar temporeros de cara a festividades como San Valentín o el Día de la Madre.
El Brexit ha sido "positivo desde el punto de vista de la demanda que es fuerte por las nuevas dificultades para importar", pero la "cuestión de los trabajadores no se resolvió y es una amenaza existencial para nuestra industria", apunta.
Collinson tiene previsto repensar su producción y abandonar algunas variedades que necesitan más trabajo manual, en beneficio de otras "más mecanizadas como los lirios".
En Londres, Sanjay Nairi, al frente de una empresa de construcción, también lamenta los problemas para abastecerse de materiales, así como de mano de obra.
"La madera o el cemento que proceden del continente llegan con retraso, las cadenas de abastecimiento ya no son fiables y los costos aumentan", lamenta el dirigente de Refurb-it-all.
Y todo ello cuando la demanda, sobre todo de propietarios particulares que ahorraron dinero durante la crisis y desean renovar sus casas, es importante.