El declive de la prensa escrita se ha acelerado en el mundo desde la crisis del nuevo coronavirus: la audiencia digital de los periódicos se ha disparado pero la venta de ejemplares en papel se ha derrumbado o ha tenido que suspenderse.
Con la crisis sanitaria es difícil transportar los periódicos a los puntos de venta y a los clientes les cuesta conseguirlos.
La crisis "ha acelerado casi sin lugar a dudas la transición hacia un futuro 100% digital", analiza el informe 2020 del instituto Reuters. Golpea a una industria ya debilitada por la caída de las ventas y de la publicidad, sus dos principales fuentes de ingresos.
En Brasil o México algunos de los diarios han abandonado provisionalmente el papel en favor del soporte digital, o se han saltado ediciones.
En Filipinas, 10 de los 70 periódicos miembros del Instituto de la Prensa (PPI) tuvieron que cerrar debido a la pandemia. "Son tiempos difíciles: no hay anunciantes y nadie nos lee", declaró a la AFP el director ejecutivo de PPI, Ariel Sebellino. Los pequeños periódicos locales, cuyas ventas se han desplomado por las medidas de confinamiento, son los más afectados. "La industria está sitiada. Todos estamos mortificados", lamentó.
En todas partes, la desaparición progresiva de las ediciones impresas afecta a toda la cadena de producción: desde los periodistas hasta los vendedores de periódicos, pasando por los productores de papel, los impresores y los repartidores.
En el Reino Unido, los principales medios de prensa ganaron en línea 6,6 millones de lectores en el primer trimestre, un récord según su asociación profesional.
Pero la mayoría de los periódicos no han recuperado sus cifras de ventas en papel. "Esta es la mayor amenaza para la industria mundial de la información desde la crisis económica de 2008", advirtió la revista especializada Press Gazette (que abandonó el papel en 2013). Un total de 250 periódicos locales ya cerraron en el país entre 2005 y 2018, y uno de cada tres periodistas podría perder su puesto de trabajo.
¿Una audiencia de nicho ?
En Estados Unidos, decenas de periódicos han cerrado o se han fusionado con sus competidores locales desde el comienzo de la crisis, según el instituto Poynter. Los periódicos estadounidenses ya despidieron a la mitad de sus empleados entre 2008 y 2019, según el instituto Pew.
Los periódicos gratuitos, como Metro y Destak en Brasil, o 20 Minutes en Francia, también han suspendido temporalmente su publicación. Se financiaban con publicidad y distribuían en zonas de gran densidad.
En Alemania, "antes de la crisis del coronavirus, todos los editores ganaban dinero, a pesar de que el número de ejemplares vendidos no paraba de disminuir", afirmó a la AFP el presidente de la Federación de Periodistas Alemanes, Frank Überall. "Hoy es muy diferente", pero "la prensa escrita tiene un futuro brillante por delante", estimó. "Todavía muchos lectores quieren poder tener el periódico en la mano. Y las personas mayores en particular todavía no usan masivamente lo digital".
Aunque "la impresión es cara", argumenta Gilles Dechamps, director de una imprenta al norte de París, "es importante para los lectores y los anunciantes" tener ejemplares en el lugar de venta. Él cita el caso de France-Soir y Métro, que han abandonado el papel en Francia, y de los que "ya nadie se acuerda".
Durante los últimos 30 años, los periódicos ya intentaron disminuir su dependencia del papel reduciendo sus formatos, diversificándose e invirtiendo en internet. Pero la mayoría aún no ha encontrado una solución.
"Incluso en mercados muy pequeños, Facebook y Google engullen tres cuartas partes de los ingresos digitales", recalca Penelope Abernathy, exvicepresidenta del Wall Street Journal y del New York Times, profesora de economía de los medios de comunicación en la universidad de Carolina del Norte. "Los medios se reparten las sobras".
Los más grandes podrían salir adelante: el New York Times vio sus ingresos en línea superar por primera vez los de en papel, en el segundo trimestre.
Para sobrevivir, los más pequeños podrían tener que ser menos y más caros. Las revistas que se han lanzado con éxito en papel en los últimos años suelen apuntar a una audiencia de nicho.
"El papel impreso sobrevivirá de alguna forma", dice Penelope Abernathy, quien compara los periódicos con los libros, que sobreviven al soporte digital.
Hay un futuro en la suscripción, para las revistas, para los grandes periódicos unos días a la semana, "y recordaremos con nostalgia la era de los diarios", concluye Abernathy.