Madura sector del vino en El Marqués

Querétaro es el sexto productor de uva con 70 viñedos y 4 millones de botellas al año

Manuel Naredo / Colaborador Diario de Querétaro

  · jueves 6 de junio de 2024

Foto: Irais Sánchez / Diario de Querétaro


Querétaro se ha convertido ya en el sexto productor de uva a nivel nacional, gracias a unos 70 viñedos que ocupan cerca de 600 hectáreas y que producen alrededor de 4 millones de botellas de vino al año; de todos esos viñedos, 13 están instalados en el Municipio de El Marqués, donde a lo largo de unos 10 kilómetros la industria vitivinícola ha logrado complementar una interesante oferta turística, ofreciendo hoteles, restaurantes, espectáculos ecuestres, degustaciones, recorridos a caballo y talleres alrededor del vino.

En El Marqués inició la aventura contemporánea de sembrar vid, en “El Rosario”, Antonino Sierra, y después harían lo propio Alfonso González y Jorge Roiz en “Las Marías”; después vendrían Jaime Niembro y Javier Pérez Rocha, este último en Atongo, en una cadena de crecimiento que propició otras alternativas paralelas a los viñedos más añejos de Querétaro: “La Redonda” y “Freixenet”, ubicados en otro municipio queretano.

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Desde “Puerta del Lobo”, con más de 20 hectáreas, dos restaurantes y un mirador-bar, hasta pequeños productores con una o dos hectáreas, pasando por espacios medios como Atongo o Vinos del Marqués, la zona ubicada en el centro-oriente de esa demarcación municipal mantiene la apuesta por el enoturismo como una forma de mantener su primigenia industria agrícola.

El negocio del vino, sin embargo y pese a su evidente crecimiento, tiene sus complejidades, pues se cuenta con una competencia muy fuerte de empresas tanto nacionales como internacionales. Estas últimas pueden llegar a vender sus botellas de vino en nuestro país a precios mínimos, gracias a apoyos gubernamentales de sus naciones, una industria más consolidada, y una muy fuerte capacidad de marketing.

Apuestan por inversión en turismo enológico y de negocios y cercanía al AIQ. Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Para Mauricio Rodríguez Espinosa, ingeniero bioquímico con una maestría en enología y vitivinicultura en la Universidad de Chile, y quien trabaja en la zona desde hace años, Querétaro tiene una oportunidad gigantesca en la producción de vinos blancos, por su frescor, su bajo porcentaje de alcohol y por el clima regulado con el que se puede trabajar, pero, pese a ser el blanco un vino muy apetecible, en México se le sataniza un poco.

La prueba contundente es que sólo entre el 10 y el 15 por ciento del mercado del vino en nuestro país corresponde al blanco, todo porque desde las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo se registró el “boom” del vino tinto.

Jaime Niembro, el presidente de la Asociación de Haciendas y Viñedos de El Marqués, y propietario de la empresa vitivinícola “María y Bernardo”, coincide en la proclividad de la tierra en esa zona de Querétaro para la producción de vinos blancos, asegurando que, además, en El Marqués se reciben mensualmente unos 90 mil visitantes gracias al hermanamiento de esa industria vitivinícola con otros servicios, como la presencia de ocho hoteles y once restaurantes.

Simplemente en su complejo vitivinícola y turístico, en el que se ubica el restaurante “Bárbaro, asador de campo”, reciben unas mil 600 personas a la semana.

Para Niembro el turismo de bodas ha sido fundamental en este singular crecimiento, pues El Marqués resulta muy atractivo para este tipo de eventos, sobre todo si se considera que San Miguel de Allende, otro de los puntos predilectos para esa especialidad turística, es muy caro, y ciudades como Cuernavaca, que también lo era, padecen del mal de la inseguridad.

Poco a poco, el turismo en la zona se repone de los efectos de la pandemia que dio al traste con buena parte de las bodas programadas en el 2020, al grado de que este año se organizan ya un promedio de dieciocho a veinte bodas por mes.

En la asociación que preside, están agrupados catorce socios, entre propietarios de viñedos, de haciendas (otro de los grandes atractivos de la zona) y una quesería. Algunos de ellos forman parte también del cluster vitivinícola del estado, que cuenta actualmente con 32 socios.

Los resultados han sido tan buenos y el crecimiento tan pronunciado, que ya incluso, a decir del propio Jaime Niembro, productores como los del Valle de Guadalupe, en Coahuila, han volteado hacia El Marqués e incluso han programado visitas para ver de cerca el funcionamiento y los pormenores de este fenómeno.

En Querétaro se experimenta con variedades tanto de vino blanco como de tinto, asegura por su parte el enólogo Mauricio Rodríguez Espinosa, quien trabaja para la marca “Vinos El Marqués”; variedades de ciclo corto; vinos comerciales con expresión aromática.

“Hay variedades muy bien identificadas por el efecto climático y la conformación de suelos”, asegura quien considera también que se requiere una mayor cultura del vino en nuestro país, donde se consume apenas un promedio de botella y media por persona al año: “No considerarlo una bebida alcohólica, sino lo que es: un alimento”.

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Reconoce Rodríguez que el generar diversas experiencias al visitante, el considerar en el negocio del vino, más allá de su simple producción, al enoturismo y a los eventos sociales ha sido el modus operandi en El Marqués, pero aún se requiere un trabajo complementario, principalmente ampliando las vías principales de comunicación en la zona y procurando el desarrollo de las poblaciones vecinas.

Por lo pronto, los once restaurantes (el onceavo será inaugurado próximamente en El Molino de Chichimequillas) se mantienen llenos los fines de semana, las ochenta y dos hectáreas destinadas a la siembra de la vid siguen produciendo vino, las haciendas históricas siguen siendo un atractivo más para la visita y unos 200 cuartos de hotel complementan el servicio. Todo gracias a que, como bien lo sostiene Jaime Niembro, “aquí estamos unidos, hacemos muchas cosas en conjunto, en grupo”.