A lo largo de los años, las universidades se han enfocado en el desarrollo académico de los estudiantes, estando orientadas a que los alumnos adquieran y acumulen la mayor cantidad posible de conocimientos técnicos (lo que se conoce como hard skills o habilidades duras), dejando a un lado el aprendizaje social y emocional (ASE), elemento fundamental en su formación integral, que fortalece sus habilidades blandas o soft skills, básicas para su crecimiento personal y profesional.
Según la Organización Mundial de la Salud (1993), el concepto de habilidades blandas es similar al concepto de habilidades para la vida, clasificándolas como emocionales (empatía, manejo de emociones, manejo del estrés), sociales (comunicación asertiva, relaciones interpersonales y manejo de problemas) y cognitivas (autoconocimiento, pensamiento creativo, toma de decisiones y pensamiento crítico).
En 2022, el Foro Económico Mundial elaboró el listado de las habilidades que se estima serán las más requeridas por las empresas para el año 2025:
Pensamiento analítico e innovación
Aprendizaje activo (interés genuino por aprender)
Solución de problemas complejos
Pensamiento y análisis crítico
Creatividad, originalidad e iniciativa
Liderazgo e influencia social
Resiliencia, tolerancia al estrés y flexibilidad
Razonamiento, solución de problemas e ideación (generación de nuevas ideas)
Importante destacar el estudio realizado en 2023 por PricewaterhouseCoopers que encontró que, en general en el mundo laboral los profesionistas están dando mayor prioridad a las habilidades blandas o soft skills, por arriba de las hard skills. Al hablar de impulsar su carrera en los próximos 5 años, cuando se les preguntó qué habilidades son las que consideraban más importantes, las respuestas fueron: 1) capacidad de adaptación y flexibilidad (72%); 2) pensamiento crítico y capacidad de colaboración (68%); 3) liderazgo (63%) y 4) habilidades analíticas (58%).
En este escenario, es importante notar que los estudiantes universitarios se encuentran en el momento ideal para comenzar a desarrollar las soft skills que les ayuden a tener éxito durante sus estudios, pero sobre todo en su carrera laboral (ya sea en una organización o emprendiendo), por lo que es crucial que las universidades fomenten el Aprendizaje Social y Emocional, creando entornos de aprendizaje más positivos, mejorando la satisfacción y el bienestar de los estudiantes, y promoviendo una cultura de respeto, empatía y colaboración. El ASE prepara a los jóvenes para conseguir empleo, pero también para ser profesionistas capaces de colaborar de manera efectiva en un entorno laboral adverso, lo que en el largo plazo se traduce en éxito en su carrera profesional.
Actualmente las empresas buscan empleados preparados técnicamente y con habilidades inter e intrapersonales para un mejor desempeño. Por ello, todos los que somos parte de la educación superior en México, debemos reconocer la importancia del ASE y tomar acción para integrarlo en la práctica docente y así asegurar que todos los estudiantes tengan la oportunidad de desarrollar estas habilidades durante su trayectoria en la universidad, y una vez que egresen, cuenten con las herramientas que les permitan tener acceso a más y mejores oportunidades y un mejor futuro laboral y personal.
*Profesor–Investigador. División de Economía y Negocios. Universidad Anáhuac Querétaro