/ viernes 19 de marzo de 2021

Clubhouse entre debates libres y miedo a la represión en Arabia Saudita

La aplicación se ha hecho muy famosa en el mundo desde su lanzamiento en abril de 2020 gracias a sus foros de discusión en audio

Temas tan sensibles en Arabia Saudita como las reformas políticas o los derechos de las personas transgénero circulan en la nueva red social de audio Clubhouse, pero sus usuarios temen el riesgo que eso implica en este país autoritario que controla internet con mano de hierro.

Prohibida en China, esta plataforma se ha hecho muy famosa en el mundo desde su lanzamiento en abril de 2020 gracias a sus foros de discusión en audio. Y está ganando terreno en los países del Golfo, jóvenes y ultraconectados, pero con regímenes contrarios a la libertad de expresión.

En Arabia Saudita, los "trols" nacionalistas y la represión gubernamental a las críticas en internet han silenciado los debates en Twitter o Facebook.

"Clubhouse es popular porque hay una plétora de intelectuales sauditas que quieren debatir múltiples temas que podrían ser considerados como tabú o censurados en el espacio público", explica a la AFP Amani Al Ahmadi, una activista saudita, exiliada en Estados Unidos.

Hace poco, esta militante dirigió una conversación en Clubhouse sobre el "racismo en Arabia Saudita". La reacción de los trols no se hizo esperar y rápidamente Twitter quedó inundado de pantallazos y videos revelando la identidad y las opiniones de los participantes.

Una operación que puso de manifiesto un problema de la aplicación Clubhouse, que normalmente prohíbe la grabación de las conversaciones.

Un foro de debate dedicado a la reciente liberación de la activista feminista Loujain Al Hathloul tuvo que ser cerrado después de que varias personas amenazaran con denunciar públicamente a los participantes, según dos fuentes que conocían la sesión.

"Es una nueva plataforma y todavía preocupa mucho la seguridad", constata Al Ahmadi.

Clubhouse no contestó a las preguntas de la AFP sobre estos temas en Arabia Saudita.

"Pensar libremente cuesta caro"

En Arabia Saudita, la autocensura ya empezó en la aplicación. Muchos participantes precisan en las conversaciones que están "en el interior" del reino o "en un lugar sensible", explica un usuario.

Pero, pese al riesgo, estas conversaciones se multiplican.

En una de ellas, una saudita se lamenta de la falta de libertades civiles en la monarquía absoluta: "Pensar libremente cuesta caro, puede costarte la vida o años de cárcel", declara, según otros participantes.

En otra discusión, una saudita se felicita por la llegada de las mujeres al mercado laboral, aunque se queja de que "muchos hombres" no están contentos.

Uno de los espacios de la plataforma permitió a una persona transgénero que vive en el reino ultraconservador explicar las agresiones y el acoso sexual del que era víctima, según varios usuarios.

"Llenar un vacío enorme"

Estas conversaciones libres desatan la ira de los partidarios del gobierno, que reclaman que el Estado actúe en consecuencia.

"La acritud que estas discusiones puede generar podría dañar a la sociedad en su conjunto, sin ningún límite en el plano organizativo o ético", critica el periodista Salmán Al Dosari en un artículo titulado "El dilema moral de Clubhouse", publicado en el diario saudita Asharq Al Awsat.

En un video publicado en internet, el profesor universitario saudita Fahad Al Otaibi incluso habló de "peligro para la seguridad nacional".

Por el momento, las autoridades del reino, donde disidentes son encarcelados por tuits, no han reaccionado públicamente sobre la aplicación.

Los usuarios de Clubhouse temen que pase como con Twitter, que fue infiltrado por ciberejércitos progubernamentales para intimidar a las voces críticas con el poder y para difundir propaganda de Estado.

Para Ahmed Gatnash, cofundador de Kawaakibi Foundation, una oenegé de defensa de derechos humanos en Oriente Medio, Clubhouse "llena un gran vacío".

Pero "temo que el gobierno saudita reprima prohibiendo la aplicación, o vigile las conversaciones y detenga a la gente por haber ejercido su libertad de expresión, como hizo con Twitter estos últimos años", afirma.

Temas tan sensibles en Arabia Saudita como las reformas políticas o los derechos de las personas transgénero circulan en la nueva red social de audio Clubhouse, pero sus usuarios temen el riesgo que eso implica en este país autoritario que controla internet con mano de hierro.

Prohibida en China, esta plataforma se ha hecho muy famosa en el mundo desde su lanzamiento en abril de 2020 gracias a sus foros de discusión en audio. Y está ganando terreno en los países del Golfo, jóvenes y ultraconectados, pero con regímenes contrarios a la libertad de expresión.

En Arabia Saudita, los "trols" nacionalistas y la represión gubernamental a las críticas en internet han silenciado los debates en Twitter o Facebook.

"Clubhouse es popular porque hay una plétora de intelectuales sauditas que quieren debatir múltiples temas que podrían ser considerados como tabú o censurados en el espacio público", explica a la AFP Amani Al Ahmadi, una activista saudita, exiliada en Estados Unidos.

Hace poco, esta militante dirigió una conversación en Clubhouse sobre el "racismo en Arabia Saudita". La reacción de los trols no se hizo esperar y rápidamente Twitter quedó inundado de pantallazos y videos revelando la identidad y las opiniones de los participantes.

Una operación que puso de manifiesto un problema de la aplicación Clubhouse, que normalmente prohíbe la grabación de las conversaciones.

Un foro de debate dedicado a la reciente liberación de la activista feminista Loujain Al Hathloul tuvo que ser cerrado después de que varias personas amenazaran con denunciar públicamente a los participantes, según dos fuentes que conocían la sesión.

"Es una nueva plataforma y todavía preocupa mucho la seguridad", constata Al Ahmadi.

Clubhouse no contestó a las preguntas de la AFP sobre estos temas en Arabia Saudita.

"Pensar libremente cuesta caro"

En Arabia Saudita, la autocensura ya empezó en la aplicación. Muchos participantes precisan en las conversaciones que están "en el interior" del reino o "en un lugar sensible", explica un usuario.

Pero, pese al riesgo, estas conversaciones se multiplican.

En una de ellas, una saudita se lamenta de la falta de libertades civiles en la monarquía absoluta: "Pensar libremente cuesta caro, puede costarte la vida o años de cárcel", declara, según otros participantes.

En otra discusión, una saudita se felicita por la llegada de las mujeres al mercado laboral, aunque se queja de que "muchos hombres" no están contentos.

Uno de los espacios de la plataforma permitió a una persona transgénero que vive en el reino ultraconservador explicar las agresiones y el acoso sexual del que era víctima, según varios usuarios.

"Llenar un vacío enorme"

Estas conversaciones libres desatan la ira de los partidarios del gobierno, que reclaman que el Estado actúe en consecuencia.

"La acritud que estas discusiones puede generar podría dañar a la sociedad en su conjunto, sin ningún límite en el plano organizativo o ético", critica el periodista Salmán Al Dosari en un artículo titulado "El dilema moral de Clubhouse", publicado en el diario saudita Asharq Al Awsat.

En un video publicado en internet, el profesor universitario saudita Fahad Al Otaibi incluso habló de "peligro para la seguridad nacional".

Por el momento, las autoridades del reino, donde disidentes son encarcelados por tuits, no han reaccionado públicamente sobre la aplicación.

Los usuarios de Clubhouse temen que pase como con Twitter, que fue infiltrado por ciberejércitos progubernamentales para intimidar a las voces críticas con el poder y para difundir propaganda de Estado.

Para Ahmed Gatnash, cofundador de Kawaakibi Foundation, una oenegé de defensa de derechos humanos en Oriente Medio, Clubhouse "llena un gran vacío".

Pero "temo que el gobierno saudita reprima prohibiendo la aplicación, o vigile las conversaciones y detenga a la gente por haber ejercido su libertad de expresión, como hizo con Twitter estos últimos años", afirma.

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