/ domingo 30 de junio de 2019

Cacles & The Big Gang invitan al ‘degenere’ musical

Aseguran que el dixieland es la base de su inventiva, sobre la cual han realizado ingeniosas hibridaciones entre géneros

Con sombreros de fedora, pantalones de tirantes, saco y corbata, sin olvidar el buen humor que los caracteriza, los Cacles & The Big Gang formarán parte del cierre de la novena edición del Festival Internacional de Jazz de Verano.

Será en Plaza Fundadores donde hoy, en punto de las 17:00 horas, los músicos se presentarán con sus singulares arreglos y un nuevo popurrí noventero, que con temas de Shakira, Flans, Caló, Proyecto Uno y otras bandas de la época, hará reír y bailar a quien se deje.

De acuerdo con la banda, desde su creación en 2010, su concepto se ha caracterizado por la distorsión de canciones que han trascendido en el tiempo y que se mantienen vivos en el inconsciente colectivo, de la misma manera en que los pachucos de los años 40 y 50, crearon su propio argot a través de la peculiar distorsión de palabras.

“El nombre de Cacles lo retomamos del argot de Titán, como homenaje a su versatilidad sobre los escenarios. De la misma forma, nosotros experimentamos con canciones muy conocidas, cambiándolas completamente de género a un grado mucho más cómico”, detalla Mauricio Carrera, uno de los guitarristas y vocalistas de esta banda que en 2010 surgió como un trío, y cuatro años más tarde –al sumarse los metales–, se convirtió en una Big Gang.

Además de Mauricio, el ensamble está integrado por Adriano Morales (batería), Mauricio Rangel (trompeta), Fidel Vázquez (bombardino), José Raúl Vallejo (saxofón y voz), Felipe Muñoz (banjo, cencerro y guitarra) y Aldo Suárez (contrabajo), quienes más que definirse dentro de un género, se asumen entre risas como “degenerados”.

Sin embargo, aseguran que el dixieland es la base de su inventiva, sobre la cual han realizado ingeniosas hibridaciones entre géneros como la cumbia, el hip hop, el reggae, el pop y el country.

Así, echando mano de la improvisación, los Cacles han citado entre sus coplas “Tu cárcel” de Marco Antonio Solís, “El triste” de José José, “No voy en tren” de Charly García, e incluso “Rata de dos patas”, de Paquita la del Barrio.

Una academia de jazz en Querétaro

Aunque la agrupación no se asume propiamente como una banda de jazz, entre sus miembros hay músicos de este género­ como Adriano Morales –también baterista de Filulas Juz–, quien además de considerar importante la organización de este Festival Internacional de Jazz de Verano cada año, asegura que el siguiente paso será conformar una academia de jazz en el estado, que permita no solo consolidar el género en Querétaro, sino también formar un público especializado.

“En cuanto a lo concerniente con la educación aún nos falta mucho en la ciudad de Querétaro. La especialización en este género no solo crearía más inquietud sobre esta expresión, sino también daría lugar a otro tipo de público y músicos, que ya no tendrían que ser solo autodidácticas o salir de la ciudad para poder formarse en esta expresión”, afirmó.

“Sí, hace falta un recinto como el que acaba de abrirse en la Ciudad de México, un centro cultural con un gran auditorio y una escuela, algo así ayudaría bastante”, agregó Fidel Vázquez, refiriéndose al Teatro Ángela Peralta, cuyos gestores culturales, tras su reapertura, buscan convertirlo en la “Casa del jazz” de la capital. De acuerdo con medios locales, la oferta educativa de este espacio, ubicado en Polanco, se contempla que sea completamente gratuita.

Con sombreros de fedora, pantalones de tirantes, saco y corbata, sin olvidar el buen humor que los caracteriza, los Cacles & The Big Gang formarán parte del cierre de la novena edición del Festival Internacional de Jazz de Verano.

Será en Plaza Fundadores donde hoy, en punto de las 17:00 horas, los músicos se presentarán con sus singulares arreglos y un nuevo popurrí noventero, que con temas de Shakira, Flans, Caló, Proyecto Uno y otras bandas de la época, hará reír y bailar a quien se deje.

De acuerdo con la banda, desde su creación en 2010, su concepto se ha caracterizado por la distorsión de canciones que han trascendido en el tiempo y que se mantienen vivos en el inconsciente colectivo, de la misma manera en que los pachucos de los años 40 y 50, crearon su propio argot a través de la peculiar distorsión de palabras.

“El nombre de Cacles lo retomamos del argot de Titán, como homenaje a su versatilidad sobre los escenarios. De la misma forma, nosotros experimentamos con canciones muy conocidas, cambiándolas completamente de género a un grado mucho más cómico”, detalla Mauricio Carrera, uno de los guitarristas y vocalistas de esta banda que en 2010 surgió como un trío, y cuatro años más tarde –al sumarse los metales–, se convirtió en una Big Gang.

Además de Mauricio, el ensamble está integrado por Adriano Morales (batería), Mauricio Rangel (trompeta), Fidel Vázquez (bombardino), José Raúl Vallejo (saxofón y voz), Felipe Muñoz (banjo, cencerro y guitarra) y Aldo Suárez (contrabajo), quienes más que definirse dentro de un género, se asumen entre risas como “degenerados”.

Sin embargo, aseguran que el dixieland es la base de su inventiva, sobre la cual han realizado ingeniosas hibridaciones entre géneros como la cumbia, el hip hop, el reggae, el pop y el country.

Así, echando mano de la improvisación, los Cacles han citado entre sus coplas “Tu cárcel” de Marco Antonio Solís, “El triste” de José José, “No voy en tren” de Charly García, e incluso “Rata de dos patas”, de Paquita la del Barrio.

Una academia de jazz en Querétaro

Aunque la agrupación no se asume propiamente como una banda de jazz, entre sus miembros hay músicos de este género­ como Adriano Morales –también baterista de Filulas Juz–, quien además de considerar importante la organización de este Festival Internacional de Jazz de Verano cada año, asegura que el siguiente paso será conformar una academia de jazz en el estado, que permita no solo consolidar el género en Querétaro, sino también formar un público especializado.

“En cuanto a lo concerniente con la educación aún nos falta mucho en la ciudad de Querétaro. La especialización en este género no solo crearía más inquietud sobre esta expresión, sino también daría lugar a otro tipo de público y músicos, que ya no tendrían que ser solo autodidácticas o salir de la ciudad para poder formarse en esta expresión”, afirmó.

“Sí, hace falta un recinto como el que acaba de abrirse en la Ciudad de México, un centro cultural con un gran auditorio y una escuela, algo así ayudaría bastante”, agregó Fidel Vázquez, refiriéndose al Teatro Ángela Peralta, cuyos gestores culturales, tras su reapertura, buscan convertirlo en la “Casa del jazz” de la capital. De acuerdo con medios locales, la oferta educativa de este espacio, ubicado en Polanco, se contempla que sea completamente gratuita.

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