Inmerso en un mundo donde la maldad se materializa a través de horribles demonios que utilizan el cuerpo de las personas para hacer sus fechorías, Horacio García-Rojas, quien se convierte en “Diablero” para atrapar a esos entes, platica sobre la segunda temporada que llegará a la señal de Netflix el próximo 31 de enero con 6 episodios nuevos.
“Vimos el impacto sobre todo en redes sociales y no sólo en México, sino también en Inglaterra, España, Francia, Estados Unidos y Latinoamérica”, dice Horacio y adjudica este éxito a la riqueza cultural del país que se refleja en esta serie de ficción.
Para adelantar alguna de las sorpresas con las que se topará el televidente, señala que habrá nuevos personajes que estarán interpretados por Michel Duval (hijo de Consuelo Duval), Ela Velden y Jorge Melendez. “Vienen a fortalecer y a generar un conflicto entre los protagonistas: el padre Ramiro (Christopher Von Uckerman), Nancy (Giselle Kuri) y yo (Heliodoro)”.
En tanto, aclara que a pesar de los efectos especiales fantasmagóricos y la estética oscura que destaca en la producción, el mensaje principal que se pretende comunicar es la búsqueda de la familia y el amor, ya que aclara, el motor de cada personaje es este sentimiento por los que están a su alrededor.
El infierno en la tierra
Con respecto a la idea de la lucha de la luz contra la oscuridad, Horacio aprecia que la verdadera maldad existe en los hombres; “en la avaricia, en el hambre de poder, de dinero, de riqueza, de dominar y someter, e incluso esos sentimientos los llevan a indagar en los espacios oscuros”, advierte.
Asimismo explica que esta “maldad real” puede advertirse a través de los actos de políticos, cuando llegan a hacer atrocidades; “ese es el verdadero demonio y mal que nos oprime”. Abunda que es por ello que en la serie se recurre a los personajes disfuncionales y de familias rotas, quienes tienen muy claro quiénes son y por ello persiguen la luz. “No significa otra cosa que estar en paz consigo mismo, y procurar que quienes están a su alrededor logren lo mismo para así disfrutar las pequeñas maravillas de la vida”, señala.
Trasladando esta idea del bien y del mal a la realidad, aclara que entonces su labor como “diablero” en el mundo sería controlar sus propios demonios.
“Para atrapar al gen de la maldad hay que partir de uno mismo; cómo controlo mi ego y me hago amigo de él para que pueda protegerme sin convertirse en dueño de mis actos; también controlar mi avaricia y mi ira, que eso indican los siete pecados capitales, los que sacian el hambre, la piel y los sentidos”.
Adiós estereotipos
Con respecto a la química que se vivió durante las grabaciones, el actor comparte que además de la gran familia que formó con sus compañeros actores y el cast, le ayudó a conocer a sus compañeros más allá de los clichés.
“Hice amigos reales, soy muy brother de Chris, de Giselle; Fátima Molina es mi hermana en la serie, pero también afuera, y es algo que voy a rescatar; este clan tan mestizo y variado que somos”. En ese aspecto cuestiona los clásicos estereotipos que se proyectan a través de los medios de comunicación, donde la persona blanca es buena, sinónimo de riqueza y el papel aspiracional, mientras que los morenos son los villanos y pobres.
“Por eso esta serie nos pone a mí moreno con Christopher que es más tipo europeo y Giselle que es blanca y chaparrita, todos somos una familia y cuando nos vemos juntos en realidad no nos sentimos tan diferentes”, aclara. Finalmente narra que luego de haber creado esa hermandad, se adhieren al proyecto Michel, Ela y Jorge para coincidir perfectamente con esta armonía; “entonces la fiesta se hace más grande”.