A unos cuantos metros del acueducto de Querétaro, se ha cimentado un nuevo lugar para la crítica y la reflexión. Se trata ni más ni menos que de “Beers & Critics”, un proyecto encabezado por el escritor queretano, Rafael Volta, quien recordando a la generación de los Contemporáneos, decidió abrir este espacio para la discusión y el intercambio de ideas.
“Criticar no es atacar ni evidenciar, sino generar diálogo, sobre todo ahora que existe mucha actividad cultural en Querétaro y nadie la critica ni habla sobre ella”, aseveró Volta, quien para la adecuada fluidez de las sesiones, diseñó un decálogo fundamentado en el argumento, el respeto y la tolerancia hacia las otras personas.
La idea es que cada mes se llevé a la mesa un nuevo tema sobre el arte, la cultura y cualquier otro tópico relacionado con la contemporaneidad queretana.
Desde su primera edición, ya se han reunido especialistas y hasta ex funcionarios para hablar acerca de los proyectos arquitectónicos fallidos en la ciudad, así como de poesía y sobre las agresiones que recibió un grupo de feministas en un bar del Centro Histórico, tras la marcha conmemorativa por el 8 de mayo.
“ La idea es conocer qué está pesando el otro, y que se propicie una nueva visión sobre cosas que no nos había pasado por la cabeza, y que se difunda el conocimiento de personas especializadas sobre los diferentes temas”, afirmó el escritor, quien ideó este espacio tras asistir a una sesión de Beers & Politics ; un encuentro organizado periódicamente para debatir, con el objetivo de aprender cosas nuevas de la gente, pero también de establecer nuevas relaciones.
“Tuvieron una sesión aquí (Zeppelin Music Factory), y estuvo padre, pero a mí la verdad me aburrió un poco, porque solo hablaron de temas electorales, cuando están pasando muchas cosas en la sociedad”, señaló.
El diálogo
En su tercera edición, Beers & Critics invitó a músicos, gestores culturales e investigadores para diagnosticar la escena musical de Querétaro, considerando en este análisis la producción, distribución y consumo de las propuestas musicales locales.
El panel fue integrado por el locutor del programa El Limbo de Radio UAQ, Carlos García; el baterista y vocalista de la banda queretana Vanavara, Charlos GH; el sociólogo, productor y saxofonista del grupo Son Cebra, Jesús Estrada, y el escritor y gestor cultural, Rafel Volta.
“La escena la hacen los músicos que viven en esta ciudad y ejecutan su instrumento no importando el género (…) pero también la escena son aquellas personas que hablamos, que escribimos, que criticamos y asistimos a conciertos”, refirió Volta, aseverando que la escena local se encuentra estancada, debido principalmente a la falta de oficio entre los músicos y de marketing, “que da como resultado una baja cantidad de público asistente”.
“Con falta de oficio me refiero a no ejecutar preciso, amarrado y con desafinaciones; no componer una canción que haga vibrar a los fans y que se grabe en la memoria; no conocer el equipo ni los amplificadores con los que vas a sonar; poca puntualidad en el soundcheck; presentarse en estado inconveniente o drogado sobre el escenario, lo cual afecta el desempeño sobre éste; desinterés o apatía por formar una base de fans más allá del primer círculo; falta de una estrategia para cumplir los objetivos internos, y sobre todo, una falta de discurso entre canciones”, detalló el escritor, agregando que el músico actual es el “rapsoda contemporáneo. La gente está ávida de escuchar no solamente buena música, sino historias, ideas, críticas y afirmaciones sobre su mundo”.
No obstante, Estrada argumentó que en tanto la escena es un reflejo de la sociedad, sus particularidades estás definidas no por un actor, en este caso el músico o las bandas, sino por el contexto donde se encuentra anclada.
“La escena es como un ecosistema conformada por foros para tocar, de bandas, salas de ensayo, estudios de grabación, managers y de otro tipo de intermediarios culturales, así como tiendas de discos… digamos que (la escena) no es un tema de un solo actor, sino de toda una red”, manifestó.