Hace 33 años que el montaje original de Los Miserables debutó en Londres. Desde entonces este musical ha sido visto por más de 70 millones de personas en los 51 países donde se ha montado. En México tuvo su primer estreno en noviembre de 2002 y este jueves, casi 16 años después, regresará a cartelera.
Esta obra, basada en la novela homónima que Víctor Hugo escribió durante su exilio de Francia por las críticas contra el gobierno de Napoleón III, es una historia que pone bajo el reflector la opresión de las clases más desprotegidas, pero también de la supervivencia del espíritu humano ante las adversidades.
“Víctor Hugo lamentablemente siempre será relevante. Quiero decir, él escribió esto hace más de 150 años, cuando estaba exiliado de su propio país”, comenta Cameron Mackintosh, productor creativo de este musical. “Ahora ves en los periódicos fotos de barricadas estudiantiles y te das cuenta que lamentablemente es otra insurrección que busca la misma justicia que Víctor Hugo”.
Ahora que supervisa el montaje mexicano, el creador de éxitos como Cats o Mary Poppins descubre que el impacto del musical ha transgredido la marquesina y se ha vuelto parte de aquellos que buscan justicia. “Canciones del show como One day more salieron de la obra para ser usadas como temas de protesta en todo el mundo. Es extraordinario cómo el show ha ido más allá”, dice.
Para Federico González Compeán, el éxito del musical radica justo en su cercanía con el público y la forma en que puede tocarlo. “Es una historia preocupantemente vigente. Por un lado es un espectáculo, pero por otro es una historia que toca fibras de emoción, que te sacude, y que además tiene una cercanía muy importante con nuestro país”, señala el productor de Los Miserables en México.
La percepción no cambia para los actores. Michelle Rodríguez, que interpreta a Madame Thénardier, lamenta que después de tanto tiempo la obra siga teniendo esta vigencia. “Es una historia que no termina, una herida que tenemos abierta porque recaemos y recaemos en el mismo lugar, no pasa en el tiempo por ella. Pareciera que se escribió hoy. Al final de cuentas habla de la humanidad, de cómo hay cosas distintas en cada persona cosas muy distintas”, dice.
En el caso de Agustín Argüello la situación no es distinta y lo observa desde su condición de actor, interpretando a Marius. “Él proviene de una familia rica y renuncia a su fortuna para ser parte del grupo de alumnos revolucionarios pues su convicción es clara. En un momento debe decidir su futuro decidiendo entre su amor o morir en la lucha por la justicia”, explica.
“La situación no ha cambiado”, recalca Cameron Mackintosh. “Me temo que los seres humanos no cambian realmente, solo encuentran maneras diferentes de hacer lo mismo”, explica el productor, quien admite la pluralidad de esta historia a nivel global. “Son personajes humanos, no son solo franceses, son seres humanos que se pueden reconocer en cada sociedad y cada país. Los Miserables es un musical sobre la gente, para la gente y hecho por la gente”.