/ martes 5 de enero de 2021

El rock sigue

Nuevos sonidos y rumbos

Sabo Romo, uno de los protagonistas de la historia del rock nacional, habla de los emprendimientos que lo llevan a continuar soñando y emocionándose con las posibilidades que se vislumbran ante sus ojos, tal como describe a AUA, el proyecto de rock conceptual que ha iniciado de la mano de Alter Tewel, mismo que desarrolla a la par de Rock en tu idioma sinfónico y Santa, el dúo con Tania Libertad.

Ante estas nuevas posibilidades y el lanzamiento del documental “Rompan todo” de Netflix, que pretende llevar una línea del tiempo con las bandas que marcaron la historia del rock en español, Sabo es cuestionado sobre a quién vislumbra como “los nuevos Caifanes”, o lo que es lo mismo, quiénes marcarán el rumbo de la historia hacia el futuro con sus pasos actuales.

“No los hay, ni los propios Caifanes están”, dice y recuerda que fue convocado para la creación del documental a principios del 2020, pero por encontrarse hospitalizado tras haber sufrido una agresión, no pudo acudir, sin embargo aclara, no participaría como representante de los Caifanes, sino como él mismo y como parte de todo esa historia en la que sabe, existen otras bandas que también fueron muy exitosas, no económicamente, sino gracias al reconocimiento del público.

“Hay otras historias muy exitosas como Café Tacuba y otras bandas que a lo mejor no pelan estas instancias, quizá como Ritmo Peligroso, Fobia ahí está y me parece que finalmente son grandes intentos de hacer buena música a lo largo de la historia de este rock n roll y medianamente ahí están, por el peso que pueda implicar en el tamaño de las letras del poster, aclaro, pero qué bueno que haya historias de éxito, que más allá de lo económico, el éxito es que están en el corazón de la gente”.

Al respecto destaca que Caifanes, sin haber lanzado un disco a lo largo de 15 años, continúa en el gusto del público, sin embargo, considera que es tiempo de que sucedan nuevas cosas, negando algún rencor o rencilla con sus compañeros de banda.

“Es simplemente tratar de acomodar las cosas, y tratar de entender que lo artístico y lo emocional están separados de lo administrativo y lo legal, son dos situaciones bien diferentes que chocan, sin duda, no de mi parte, pero me parece que sí de parte de alguno de ellos y yo lo único que puedo decir es que deseo con todo mi corazón que yo pueda seguir honrando a mis compañeros de tantos años de oficio, le digo a Alfonso y Saúl que los amo, pero además que esta parte de la administración llegue a un punto satisfactorio para todos, y que sigan pasando cosas”, augura sobre las negociaciones que continúan en suspenso.

Música líquida

AUA es el proyecto que Sabo presenta como nuevo, pero que se ha gestado desde hace cinco años, y que surge como todo lo que ha arribado en su vida, de manera casual, pero como si se tratara de un orden universal. “Tal como me han llegado todas las cosas grandes y no tan grandes de mi vida, de una manera fortuita, que dentro de lo fortuito hay alguien meneando estos hilos. Mi encuentro con Alter fue muy chistoso (…) empatamos a nivel melómano, a nivel musicópata y empiezan a pasar cosas. Entonces me acuerdo que en 1984 quien era amigo y vecino de Querétaro, Manolo Ortiz –tristemente recién fallecido–, tenía una banda y me enseñó unas ideas que tenía y terminamos armando la banda Taxi, que fue con la que grabé mi primer disco, ya del siglo pasado, recuerdo que yo quería irme de gira con Luzbel y con Ritmo Peligroso, pero el destino de Taxi era salir de gira con Ricky Luis y el grupo Tierra Cero. Luego, en 1986 Saúl (Hernández) me hace escuchar un casete con unas ideas y en lo que nos damos cuenta estamos grabando un disco, y empieza a desarrollarse una cosa que tiene mucho de fortuito, pero, y no sé si voy a decir una barbaridad, tiene como un orden universal, que permite que estas cosas de alguna manera tengan cierta coherencia y no sean destellos a lo pendejo, y ese fue el principio de AUA”.

Para intentar definir a qué suena este proyecto, Sabo recuerda los momentos en los que comenzó a compartir las maquetas tempranas de Alter, que dice, entendió como “música para locos pachecos”, pero que finalmente define como “música para quien quiere escucharla”.

“No necesariamente hay que encasillarla en un género, como en los años 90, cuando lo que no sabían qué era, se definía como alternativo, y ahí estaba la Orquesta de la Luz que era una orquesta de salsa japonesa, junto con Nirvana, era rarísimo, pero era alternativo”, dice.

Por ello, invita a no reparar en las clasificaciones, sino dejarse llevar por la producción de 50 minutos, dividida en ocho movimientos y que pretende ofrecer una experiencia inmersiva. “Finalmente la música habla por sí misma y lo que hacemos es dejar que eso suceda, como decía Barry White en 1974 ‘Let the music play’; eso es lo que hacemos con AUA”, dice y se refiere al momento de subir la grabación del concierto a las redes de la banda, regalo que hicieron con la intención de colocarse posteriormente en alguno de los festivales, tal como el GNP de este 2021 o bien, colarse a alguno de los recintos locales y hasta la posibilidad de explorar el país entero.

Y ante un escenario en el que la pandemia define las agendas de los músicos y los conciertos, Sabo confía en su capacidad de sorprenderse, tal como le ha sucedido con este proyecto desde que lo arrancó.

“Es igual de incierto que en los años 80, hacías discos, pero no había donde tocar y estabas con tus cuates greñudos, llegaba la policía, te llevaban a los separos y alguien tenía que pagar una fianza y no habías hecho nada, sólo tenías el pelo largo. Entonces era igual de incierto, incluso teniendo el apoyo de una compañía transnacional; en varios casos de mi carrera y mi vida artística, las cosas simplemente no pasaban, lo que atribuyo no necesariamente a la falta de presupuesto, sino a la falta de compromiso, y en el caso de AUA ya estoy habituado a que las cosas pasen porque Alter tiene esa obsesión y ganas. Yo vengo de un sendero en el que ya la cagamos pero no importa o que ya sabes que la vas a cagar, pero igual le entras, sin embargo, en esta formación no porque no hay forma (…) y cuando ya nada puede sorprenderme, resulta que AUA tiene esa virtud", puntualiza.

Sabo Romo, uno de los protagonistas de la historia del rock nacional, habla de los emprendimientos que lo llevan a continuar soñando y emocionándose con las posibilidades que se vislumbran ante sus ojos, tal como describe a AUA, el proyecto de rock conceptual que ha iniciado de la mano de Alter Tewel, mismo que desarrolla a la par de Rock en tu idioma sinfónico y Santa, el dúo con Tania Libertad.

Ante estas nuevas posibilidades y el lanzamiento del documental “Rompan todo” de Netflix, que pretende llevar una línea del tiempo con las bandas que marcaron la historia del rock en español, Sabo es cuestionado sobre a quién vislumbra como “los nuevos Caifanes”, o lo que es lo mismo, quiénes marcarán el rumbo de la historia hacia el futuro con sus pasos actuales.

“No los hay, ni los propios Caifanes están”, dice y recuerda que fue convocado para la creación del documental a principios del 2020, pero por encontrarse hospitalizado tras haber sufrido una agresión, no pudo acudir, sin embargo aclara, no participaría como representante de los Caifanes, sino como él mismo y como parte de todo esa historia en la que sabe, existen otras bandas que también fueron muy exitosas, no económicamente, sino gracias al reconocimiento del público.

“Hay otras historias muy exitosas como Café Tacuba y otras bandas que a lo mejor no pelan estas instancias, quizá como Ritmo Peligroso, Fobia ahí está y me parece que finalmente son grandes intentos de hacer buena música a lo largo de la historia de este rock n roll y medianamente ahí están, por el peso que pueda implicar en el tamaño de las letras del poster, aclaro, pero qué bueno que haya historias de éxito, que más allá de lo económico, el éxito es que están en el corazón de la gente”.

Al respecto destaca que Caifanes, sin haber lanzado un disco a lo largo de 15 años, continúa en el gusto del público, sin embargo, considera que es tiempo de que sucedan nuevas cosas, negando algún rencor o rencilla con sus compañeros de banda.

“Es simplemente tratar de acomodar las cosas, y tratar de entender que lo artístico y lo emocional están separados de lo administrativo y lo legal, son dos situaciones bien diferentes que chocan, sin duda, no de mi parte, pero me parece que sí de parte de alguno de ellos y yo lo único que puedo decir es que deseo con todo mi corazón que yo pueda seguir honrando a mis compañeros de tantos años de oficio, le digo a Alfonso y Saúl que los amo, pero además que esta parte de la administración llegue a un punto satisfactorio para todos, y que sigan pasando cosas”, augura sobre las negociaciones que continúan en suspenso.

Música líquida

AUA es el proyecto que Sabo presenta como nuevo, pero que se ha gestado desde hace cinco años, y que surge como todo lo que ha arribado en su vida, de manera casual, pero como si se tratara de un orden universal. “Tal como me han llegado todas las cosas grandes y no tan grandes de mi vida, de una manera fortuita, que dentro de lo fortuito hay alguien meneando estos hilos. Mi encuentro con Alter fue muy chistoso (…) empatamos a nivel melómano, a nivel musicópata y empiezan a pasar cosas. Entonces me acuerdo que en 1984 quien era amigo y vecino de Querétaro, Manolo Ortiz –tristemente recién fallecido–, tenía una banda y me enseñó unas ideas que tenía y terminamos armando la banda Taxi, que fue con la que grabé mi primer disco, ya del siglo pasado, recuerdo que yo quería irme de gira con Luzbel y con Ritmo Peligroso, pero el destino de Taxi era salir de gira con Ricky Luis y el grupo Tierra Cero. Luego, en 1986 Saúl (Hernández) me hace escuchar un casete con unas ideas y en lo que nos damos cuenta estamos grabando un disco, y empieza a desarrollarse una cosa que tiene mucho de fortuito, pero, y no sé si voy a decir una barbaridad, tiene como un orden universal, que permite que estas cosas de alguna manera tengan cierta coherencia y no sean destellos a lo pendejo, y ese fue el principio de AUA”.

Para intentar definir a qué suena este proyecto, Sabo recuerda los momentos en los que comenzó a compartir las maquetas tempranas de Alter, que dice, entendió como “música para locos pachecos”, pero que finalmente define como “música para quien quiere escucharla”.

“No necesariamente hay que encasillarla en un género, como en los años 90, cuando lo que no sabían qué era, se definía como alternativo, y ahí estaba la Orquesta de la Luz que era una orquesta de salsa japonesa, junto con Nirvana, era rarísimo, pero era alternativo”, dice.

Por ello, invita a no reparar en las clasificaciones, sino dejarse llevar por la producción de 50 minutos, dividida en ocho movimientos y que pretende ofrecer una experiencia inmersiva. “Finalmente la música habla por sí misma y lo que hacemos es dejar que eso suceda, como decía Barry White en 1974 ‘Let the music play’; eso es lo que hacemos con AUA”, dice y se refiere al momento de subir la grabación del concierto a las redes de la banda, regalo que hicieron con la intención de colocarse posteriormente en alguno de los festivales, tal como el GNP de este 2021 o bien, colarse a alguno de los recintos locales y hasta la posibilidad de explorar el país entero.

Y ante un escenario en el que la pandemia define las agendas de los músicos y los conciertos, Sabo confía en su capacidad de sorprenderse, tal como le ha sucedido con este proyecto desde que lo arrancó.

“Es igual de incierto que en los años 80, hacías discos, pero no había donde tocar y estabas con tus cuates greñudos, llegaba la policía, te llevaban a los separos y alguien tenía que pagar una fianza y no habías hecho nada, sólo tenías el pelo largo. Entonces era igual de incierto, incluso teniendo el apoyo de una compañía transnacional; en varios casos de mi carrera y mi vida artística, las cosas simplemente no pasaban, lo que atribuyo no necesariamente a la falta de presupuesto, sino a la falta de compromiso, y en el caso de AUA ya estoy habituado a que las cosas pasen porque Alter tiene esa obsesión y ganas. Yo vengo de un sendero en el que ya la cagamos pero no importa o que ya sabes que la vas a cagar, pero igual le entras, sin embargo, en esta formación no porque no hay forma (…) y cuando ya nada puede sorprenderme, resulta que AUA tiene esa virtud", puntualiza.

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