A 20 años del primer Show de La Catrina en Vivo, Erik de Luna llevó a escena el “Sueño dominical en la Alameda Central” de Diego Rivera; uno de los murales más reconocidos de este pintor mexicano, quien retomando a la Calavera Garbancera de José Guadalupe Posada, la vistió por primera vez en 1947, popularizándola entre los mexicanos como “La Catrina”.
Previo a su estreno, el actor, escritor y productor de esta obra teatral, compartió a DIARIO DE QUERÉTARO que desde que creó su tradicional espectáculo, siempre quiso reencarnar los huesos de “La Catrina” de Rivera, y por ello decidió que en este aniversario cerraría el ciclo con su representación.
Así fue como hace unos días, en el Mesón de los Cómicos de la Legua el público se congregó para disfrutar de este nuevo espectáculo, que arrancó con un homenaje póstumo a los Cómicos que partieron de este mundo hacia otros escenarios.
Sobre un tradicional altar piramidal adornado con papel picado de colores, flores de cempasúchil, fruta y veladoras, La Catrina colocó los retratos de Alberto Peña “Peñita”, Yuri Páramo, Ulises Murillo, Carmelita Zepeda, Lucrecia Murillo y por supuesto, del fundador de la compañía, Hugo Gutiérrez Vega.
Entre bromas y anécdotas divertidas, la calaca enlutada recordó a los actores, incluyendo a Raúl Lucio, quien de acuerdo a la muerte, partió de los escenarios como vivió mucho tiempo: sobre ellos.
“¿Han escuchado aquella frase popular entre los actores famosos?, aquella que dice: ‘yo quisiera morir en el escenario’. Pos tal cual, resulta que estaban ensayando la pastorela, y a Raúl Lucio le tocaba hacer un personaje que hacia piruetas y cosas raras, de esas cosas extravagantes que hacen los actores; y de repente, que empieza con la faramalla, con la pantomima, con el movimiento; todo mundo pensó que le estaba saliendo de lujo, de maravilla, ‘ya no seas payaso Raúl, ya párate’, le decían... y ya no se paró”.
Con la música de organillo y el afamado soliloquio del poeta español Pedro Calderón de la Barca (1600-1681): “¿Que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?...”, arrancó el segundo acto, trasladando al público a otros tiempos: a la época colonial, a los años del Segundo Imperio y la Restauración de la República, y a los cruentos días de la revolución mexicana, en la que fue recordado Emiliano Zapata, a propósito de su centenario luctuoso.