Al grito de "¡Kase! ¡Kase!" el nacido en Zaragoza, España, dio inicio a su primer concierto en la ciudad de Querétaro. Cientos de personas reunidas y un “tiranosaurios rex” rondando el ruedo de la Plaza de Toros Santa María fueron partícipes de un show al ritmo de jazz y boom bap, en una sinergia de ritmos como base para que el mejor exponente de rap en habla hispana hiciera lo suyo.
Hace unos días, Javier Ibarra, mejor conocido como Kase.O, arribó a la capital queretana en lo que será su retiro indefinido de los escenarios, al presentar su discografía Jazz Magnetism, un proyecto de jazz-rap integrado, además, por el baterista Dani Domínguez, el guitarrista Dani Comas, el saxofonista Hugo Astudillo y el bajista Jp Balcazar.
Fue a partir de las 9:15 en que el rapero comenzó su concierto con la canción Libertad, para dar paso a Esto no para y con ello calentar motores para una noche nublada, pero sin lluvia, con la agrupación de jazz y la voz del exintegrante de Violadores del Verso, quien no desaprovechó la oportunidad de hacer referencia a esta agrupación y entonar Pura droga sin cortar en homenaje, uno de los himnos insignia del rap en español.
Durante el evento, los gritos y coreos de los asistentes, con la mano en alto, resaltaron en una plaza en la que se sintió la energía de un público que esperó un concierto en la ciudad de Querétaro por años, desde que Violadores del Verso y una oleada de raperos españoles llegaron a los walkman, discman y primeros reproductores de MP3 en el país, lo que abrió un panorama de la cultura Hip hop en este idioma.
Kase.O es parte de esa generación de raperos que aportó a la escena musical de esta cultura y género para su crecimiento no solo en el país europeo sino a nivel Latinoamérica, y que en México, particularmente Querétaro, encontró entre los jóvenes noventeros y dosmileros un sector que entonaba cada canción del artista, que luego de comenzar su carrera en solitario, le siguió la pista por su capacidad creativa, artística y lírica en sus producciones.
Entre ellas Kase.O Jazz Magnetism, donde la fusión de jazz y rap, que ya se había realizado, abrió un nuevo panorama para la escena en un cambio generacional palpable, donde la exploración y nuevos formatos de expresión artística catapultaron a la fama internacional al rapero, llegando sobre todo a quienes no estaban acostumbrados a escuchar rap, dejando el underground de la música para consagrarse como uno de sus máximos representantes, junto a Canserbero y Gabylonia de Venezuela, Al2 de Cuba y Original Juan de República Dominicana, entre otros.
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Con este concierto, Kase.O cierra un ciclo personal de presentaciones en escenarios, al menos de manera indefinida, por lo que el valor sentimental de su llegada a Querétaro, como debut y despedida, hizo que la entrega del público se sintiera en cada tonada: Yemen, Mazas y catapultas, Repartiendo arte, Como el sol y Basureta mantuvieron a todos de pie, con cerveza en mano, algunos nostálgicos y otros eufóricos en un remolino de emociones de generaciones jóvenes que ahora son adultas.
Kase.O dio todo de sí en el escenario. Bailó, saltó, se emocionó y agradeció el apoyo a su carrera, mientras una manta con su nombre y rostro se asomaba en las gradas como un gesto de vuelta, de un público fiel a su figura y arte, que seguramente estará a la espera de un próximo disco, un próximo concierto, aunque los años pasen, resistiendo como solo el Hip hop, esa cultura nacida en los setenta en el Bronx, vino a dejarnos como enseñanza.