Desde finales de mayo llegó a la plataforma de Netflix, Control Z, una producción de Lemon Films y debido a su aceptación, ya se anunció que se realizará una segunda temporada, misma que le dará continuidad a los ocho capítulos de cerca de 35 minutos que exploran la vida de los adolescentes que asisten al Colegio Nacional.
“A veces veo las publicaciones que hacen los escritores de la serie; Carlos Quintanilla, Adriana Pelusi, y por ello sé que al siguiente día de haberse estrenado estaba en primer lugar en México, después en Brasil y fueron sumándose otros públicos de destinos como España y países latinoamericanos”, destaca Sandra Burgos, la actriz que en la serie se mete en la piel de la madre desesperada de Luis, quien no sabe cómo lidiar con el bullying al que es sometido en la escuela.
Sin embargo, el mayor cuestionamiento que plantea esta producción se refiere a la cantidad de información y datos sensibles que pueden poseerse en el teléfono móvil, y que de caer en las manos equivocadas, podría dañar la imagen de una persona y la manera en la que se muestra al mundo.
“Me parece muy delicado, soy de la generación X y no me tocó que toda tu vida la puedas compartir a través de los celulares, además de que el valor que te das a ti mismo dependa de los likes o de quién quiera ser tu amigo. Me parece una realidad muy fuerte que viven ahora los jóvenes, porque la aceptación social no es como antes, que llegabas a la escuela a tratar de hacer amigos”, dice Sandra y se refiere también a la importancia de evaluar lo que se guarda en la memoria de este aparato tan indispensable en el día a día.
Entendiendo a una generación
El título de Control Z hace referencia precisamente a la generación que presenta en pantalla, pero también a la imposibilidad de deshacer los errores que pudieran haberse cometido, tal como sucedería en el mundo virtual, presentando los pasillos de un colegio como una especie de experimento social donde “alguien” pretende controlar a los demás, chantajeados bajo la posibilidad de revelar sus secretos.
De tal manera, surgen en la escena otras problemáticas además del bullying, tales como el cutting, que es cortarse a sí mismo como una manera de controlar los dolores emocionales, el vivir de las apariencias, la corrupción, la homosexualidad, así como la transexualidad, que es representada en el personaje de Isabela, interpretada por la actriz Zión Moreno y que en la vida real pasó por un proceso de reasignación de sexo.
“Tocan temas muy importantes desde el corazón de quien los está viviendo y puedes asomarte y pensar que sí parece muy malo, pero también explora la otra parte, es reflejarnos como seres humanos con luces y sombras y eso es un gran mensaje, ya que muestra personajes complejos que tienen tanto su parte positiva como negativa”, comparte la actriz y alude al hecho de que tal como sucede en la vida real, aquí todos son vulnerables; desde la más popular, hasta la del mejor cuerpo, pasando por el rico y hasta el hijo del famoso.
Otro de los aciertos que destaca Burgos sobre la producción es definitivamente el lenguaje que retrata la realidad actual de los jóvenes, y plantea que quizá, por tabú o miedo no se había mostrado la forma en la que se expresan en otras producciones, pero que en este caso funciona como un gran puente con el público, pues permite que los espectadores se sientan identificados con la historia y los personajes.
La mamá de verdad
Sandra señala que en la vida real tiene un hijo que ronda la edad de los personajes que son presentados en pantalla; Sofía (Ana Valeria Becerril), Javier (Michael Ronda), Raúl (Yankel Stevan), Luis (Luis Curiel), Isabela (Zión Moreno) y Gerry (Patricio Gallardo), entre otros.
Confiesa que ver los capítulos con su hijo ha fungido como un espacio para compartir la realidad que como madre, no conoce. “La otra vez estábamos viendo la escena de la fiesta en la casa de Raúl y le pregunté: ‘¿de verdad son así?’. ‘¡Exageran!’, me respondió, aunque con ello me doy una idea de que quizá algunos usen drogas, mientras otros se besan entre hombres y mujeres y de todo.
Por ello, Sandra recomienda a los padres compartir el sillón para ver la serie con sus hijos y así generar un punto de encuentro. “A veces están pasando por situaciones muy fuertes y se lo quedan para sí mismos, entonces una buena manera de acercarse es a través de la ficción y tener una excusa para sostener algunas pláticas, pasar tiempo con nuestro hijo y abrir un diálogo”.
Carrera
Sandra es egresada de la segunda generación de la escuela de actuación de TV Azteca, por lo que por un tiempo trabajó en televisión, en telenovelas como "Amor en custodia" y programas unitarios, tal como "Lo que callamos las mujeres".
Posteriormente cambió de residencia y se mudó a Australia. “Donde esté hago teatro, así sea Australia, Chiapas o así esté en China; no puedo no hacer lo que me llena el alma y para mí, el teatro y la actuación es mi vocación”.
Finalmente adelanta que actualmente prepara su participación en otra serie de Netflix, pero por acuerdos de confidencialidad no puede abundar en el tema, sin embargo, comparte que se tratará de una comedia “que está muy bien escrita y es muy divertida”.