/ sábado 2 de mayo de 2020

Karla Vallín, con inspiración y voz propia

Con “Piropos” esta cantante irrumpió en la radio para mostrar su talento al cantar y componer, mismo que heredó de su padre Sergio, guitarrista de Maná

“Ay, dime si te dolió cuando caíste del cielo y tu cuerpo de ángel me enamoró (…) si lo bonito fuera pecado, tú no tendrías perdón de Dios”, son las frases pícaras con las que inicia el tema “Piropos” de Karla Vallín.

La cantante y compositora de 23 años irrumpió en la radio mexicana con este primer sencillo como carta de presentación, para luego dar paso a “Algo inmoral”, su nueva apuesta, que a diferencia del primer tema pop, éste va más hacia la cumbia.

“Nunca pensé que iba a sacar el sencillo en este momento histórico, pero creo que no pudo haber mejor tiempo para lanzarlo porque el mensaje habla de cómo vivimos ahora que estamos en nuestras casas; sin filtros, con las personas que amamos, viviendo la realidad que nosotros queremos, no la que la sociedad busca”, dice respecto a este tema que alude a quitarse las máscaras y a aprender a escucharse a uno mismo.

Detalla que no sólo el lanzamiento de la canción se vio rodeado por la cuarentena, sino que también el video se hizo respetando las medidas sanitarias.

“Muestro esta Karla en cuarentena con su pelo natural, poco maquillaje y grabé el video en el jardín de mi casa, quise mostrar esta parte de mí, la real y la orgánica, para también darle la vuelta a lo que está sucediendo y decir que hay que seguir y nada nos va a parar”.

De tal palo, tal astilla

La inquietud de Karla por la música inició desde su adolescencia –cerca de los 14 años– cuando probó el escenario al participar en un show de talentos en su escuela. “Cuando tuve la oportunidad de cantar por primera vez en público me cambió el chip y sentí lo que podría hacer con la música”.

Fue entonces cuando decidió que se dedicaría a este ámbito, tema que habló con su papá Sergio Vallín, músico, compositor y guitarrista de Maná. “Al principio me cuestionaba si estaba segura (…) comencé a componer canciones, a echarme palomazos en fiestas o bares y ahí fue cuando me empezó a creer”.

Con respecto a cómo se siente por ser la hija de Sergio, asegura que su perspectiva ha cambiado con los años, hasta encontrar en su padre un apoyo verdadero y sobre todo “una admiración mutua”.

“Cuando era más chiquita algo que me molestaba mucho era que cuando me presentaban lo hacían como ‘la hija de’, a veces ni mi nombre decían, entonces sentía que me quitaban todo el mérito, pero ahora es al contrario porque qué bien que mi papá sea este gran ser humano y gran músico y si algunas personas lo toman como referencia a mí, pues ¡qué increíble!”.

Sobre un consejo que recibió de él y que atesora, comparte que es una frase que ha entendido fehacientemente después de un tiempo, por lo que decidió llevarla, literalmente, como un tatuaje sobre su piel.

“La tengo tatuada en el brazo y dice ‘todo lo que es real, jamás será amenazado’, y creo que esa ha sido una de las grandes lecciones que me ha dado (…) y no quiero olvidar la persona que realmente soy, de dónde vengo, a dónde voy”, detalla.

A futuro

Confiesa que en retrospectiva, los sueños para su carrera han cambiado, sin embargo la constante continúa siendo “hacer música”. “Cada vez estoy más segura de que lo único que quiero es dedicarme a ella y vivir de ella”.

Karla acepta que le gustaría llenar estadios y viajar por todo el mundo con su propuesta, pero no por ello pretende presionarse a sí misma, sino que procura experimentar plenamente cada momento; “vivir poco a poco y disfrutando mi proceso”.

El arte es lo que me ha salvado esta cuarentena y si esta canción saca a alguien de lo que está viviendo, el objetivo está cumplido”

“Ay, dime si te dolió cuando caíste del cielo y tu cuerpo de ángel me enamoró (…) si lo bonito fuera pecado, tú no tendrías perdón de Dios”, son las frases pícaras con las que inicia el tema “Piropos” de Karla Vallín.

La cantante y compositora de 23 años irrumpió en la radio mexicana con este primer sencillo como carta de presentación, para luego dar paso a “Algo inmoral”, su nueva apuesta, que a diferencia del primer tema pop, éste va más hacia la cumbia.

“Nunca pensé que iba a sacar el sencillo en este momento histórico, pero creo que no pudo haber mejor tiempo para lanzarlo porque el mensaje habla de cómo vivimos ahora que estamos en nuestras casas; sin filtros, con las personas que amamos, viviendo la realidad que nosotros queremos, no la que la sociedad busca”, dice respecto a este tema que alude a quitarse las máscaras y a aprender a escucharse a uno mismo.

Detalla que no sólo el lanzamiento de la canción se vio rodeado por la cuarentena, sino que también el video se hizo respetando las medidas sanitarias.

“Muestro esta Karla en cuarentena con su pelo natural, poco maquillaje y grabé el video en el jardín de mi casa, quise mostrar esta parte de mí, la real y la orgánica, para también darle la vuelta a lo que está sucediendo y decir que hay que seguir y nada nos va a parar”.

De tal palo, tal astilla

La inquietud de Karla por la música inició desde su adolescencia –cerca de los 14 años– cuando probó el escenario al participar en un show de talentos en su escuela. “Cuando tuve la oportunidad de cantar por primera vez en público me cambió el chip y sentí lo que podría hacer con la música”.

Fue entonces cuando decidió que se dedicaría a este ámbito, tema que habló con su papá Sergio Vallín, músico, compositor y guitarrista de Maná. “Al principio me cuestionaba si estaba segura (…) comencé a componer canciones, a echarme palomazos en fiestas o bares y ahí fue cuando me empezó a creer”.

Con respecto a cómo se siente por ser la hija de Sergio, asegura que su perspectiva ha cambiado con los años, hasta encontrar en su padre un apoyo verdadero y sobre todo “una admiración mutua”.

“Cuando era más chiquita algo que me molestaba mucho era que cuando me presentaban lo hacían como ‘la hija de’, a veces ni mi nombre decían, entonces sentía que me quitaban todo el mérito, pero ahora es al contrario porque qué bien que mi papá sea este gran ser humano y gran músico y si algunas personas lo toman como referencia a mí, pues ¡qué increíble!”.

Sobre un consejo que recibió de él y que atesora, comparte que es una frase que ha entendido fehacientemente después de un tiempo, por lo que decidió llevarla, literalmente, como un tatuaje sobre su piel.

“La tengo tatuada en el brazo y dice ‘todo lo que es real, jamás será amenazado’, y creo que esa ha sido una de las grandes lecciones que me ha dado (…) y no quiero olvidar la persona que realmente soy, de dónde vengo, a dónde voy”, detalla.

A futuro

Confiesa que en retrospectiva, los sueños para su carrera han cambiado, sin embargo la constante continúa siendo “hacer música”. “Cada vez estoy más segura de que lo único que quiero es dedicarme a ella y vivir de ella”.

Karla acepta que le gustaría llenar estadios y viajar por todo el mundo con su propuesta, pero no por ello pretende presionarse a sí misma, sino que procura experimentar plenamente cada momento; “vivir poco a poco y disfrutando mi proceso”.

El arte es lo que me ha salvado esta cuarentena y si esta canción saca a alguien de lo que está viviendo, el objetivo está cumplido”

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