En contraste con la imagen de “femme fatale” con la que se le conoce a Madame Recamier, por las fotos que comparte a través de su cuenta de Instagram o Facebook, en persona, la cantante presume una actitud dulce y con aires de inocencia, incluso su voz es pausada y sutil.
“Me gusta jugar con los personajes que creo en los videos, por ejemplo en uno aparezco como en los años 20, en otro en la década de las 60s; todo es una gama de colores de cómo soy yo, pero también cómo me idealizo en mis sueños, aunque quizás se ven más rudos de lo que soy”, explica.
Sin embargo, su estilo sí está lleno de misticismo y un toque de historia, ya que su nombre real es Gina Recamier y durante una visita a París se encontró con un personaje al que le robaría parte de su identidad.
“Fui al museo de Louvre y vi el cuadro de Juliette Récamier, que pintó Jacques-Louis David; la veo como una tataratía y me llamó mucho la atención su historia, lo que hizo y lo que vivió porque es una mujer fuerte”, dice y abunda que decidió retomar esa fortaleza a través de su nombre.
El trajín musical de Madame Récamier inició precisamente en la ciudad de Querétaro, donde tocaba la guitarra y cantaba en pequeños bares, tal como el Portón de Santiago y el Mama Mia, de San Miguel de Allende.
“Hice muchos amigos que tocaban la guitarra, ellos eran trovadores y yo más bien me iba por el lado de Alanis Morisette y luego abrí una escuela de música que se llamaba Ancora”, recuerda y habla de su primera banda que llevaba por nombre Tripped Lips, donde exploró otros ritmos como bossa nova.
Al llegar a México, a los 18 años, empezó a trabajar con Aleks Syntek en el 2009, donde hacía coros, guitarra, teclados y fusiones, además de acompañarlo a giras por España, Estados Unidos, Centro y Sudamérica, lo que fundó parte de sus conocimientos de la industria de la música.
“Justo en la Ciudad de México conocí a mis amigos con los que hasta la fecha trabajamos juntos, incluso Guanatos fue el que produzco mi disco ‘No olvidar’, entonces sé que todo lo que aprendes te lleva a algo”, dice y aclara que está consciente de que la música debe unir y hacerte aprender todos los días.
No olvidar
Luego de la grabación de sus tres primeros discos, Récamier optó por hacer una producción de covers, inspirada por la grabación de un programa piloto en el que participó, que consistía en hacer un cover en una noche.
“Pensé que era una opción hacer más covers de Caifanes porque para mí fue un descubrimiento el entrar a esas letras y a ese mundo –en un punto de madurez musical–, y luego pensé en el Tri, ahora con voz de mujer, luego Maná para darle un giro diferente, aunque muchos los satanizan”, dice y destaca que las agrupaciones que duran tanto años viven una historia como banda buscando nuevos caminos musicales.
“Rockdrigo González fue el último que integré al disco porque me faltaba un track y quería algo acústico, y justo el rock rupestre que está muy olvidado en México, de artistas que hacían su música con guitarra y voz en una onda muy urbano o cafés cantantes”, dice y recuerda la imagen de revoltosos de ese entonces, pero rectifica el concepto haciendo alusión a los videos de la época, donde se demuestra que realmente la gente asistía a “rockear en paz”.