Hace unos años el guionista Mike Uriegas leyó un libro llamado Pablo y el baúl, escrito por un amigo suyo llamado Jaime Mijares, que narra las aventuras de un pequeño que en cada cumpleaños recibe un disfraz mágico confeccionado por su mamá, que son guardados en un baúl que lo transporta a mundos fantásticos.

Esta historia le pareció perfecta para adaptarla en un libreto que abordara el Síndrome de Down (de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas, afecta a uno de cada mil recién nacidos en el mundo), y mostrara a un pequeño con este trastorno como un miembro de la sociedad que merece respeto.

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Así nació Un disfraz para Nicolás, una película animada que estrenó el 21 de marzo, dentro del marco del Día Mundial del Síndrome de Down (instaurado en diciembre de 2011 por la Asamblea General de las Naciones Unidas)

“Las personas con Síndrome de Down son muy capaces, hay que tener paciencia y estar abiertos a que en un momento habrá un proceso de aprendizaje, pero sí se puede”, comentó el cineasta.

“Es posible trabajar con personas con otro tipo de capacidades especiales, y en general en la industria hay que seguirnos sorteando, es algo que hay que ir fomentando a la gente desde niños”, añadió.

Lejos de plasmar un melodrama innecesario, el objetivo de Mike era mostrar que los niños Down se comportan como cualquier otro, y no es necesario ponerles etiquetas, o verlos como inferiores.

El también productor ya había trabajado con temas sociales en los proyectos La increíble historia del niño de piedra (por la que ganó un Ariel en 2016) y El ángel en el reloj. Teniendo en mente que el cine es un mecanismo para llevar al público a la reflexión, decidió que la voz del protagonista fuera doblada por un actor Down.

“Sería un poco contradictorio no hacerlo, la mejor manera de dar un ejemplo de inclusión no es nada más contar una historia sobre eso, sino demostrar que se pueden lograr cosas muy padres”.

Fue durante sus visitas a la Asociación Olimpiadas Especiales (que los orientó durante el proceso de realización de la cinta) se encontraron con Fran Fernández, un pequeño enamorado de la actuación que aceptó el reto de dar vida a Nicolás.

Para las sesiones de grabación se apoyaron con una terapeuta llamada Lucy Azuela, quien los acompañó durante todo el proceso. Utilizaron distintas técnicas pedagógicas y de juego, que consistían en guiar al actor para que repitiera uno a uno los diálogos del personaje.

Al inicio trabajaban en lapsos de 15 minutos, pero para el final del rodaje, Fran logró hacer sesiones de hasta 40 minutos seguidos. Con mucho orgullo Mike subrayó que esa es la mejor prueba de que las personas con capacidades especiales pueden realizar las mismas actividades que las demás, siempre y cuando exista la disposición para enseñarles.

“La madurez que vimos, de cuando empezamos con la primera sesión de grabación a la última fue un cambio total. Ya entendía perfecto que esto era un trabajo, que estaba grabando la voz de un personaje, ya no necesitábamos hacer las técnicas de repetición. Se vio un crecimiento brutal, pero al final del día es tener la paciencia de quererlo hacer”.

Mike finalizó haciendo un llamado al público a no dejar de creer en la pureza de las personas, e imitar el ejemplo de personas como Nicolás, y guiarse por la bondad y la imaginación.

Un disfraz para Nicolás ya está disponible en la plataforma Disney Plus.