“Niña, solo quedamos mujeres en esta casa. Esta es una sociedad de hombres. Tienes que ser más fuerte que ellos, tienes que tener el corazón de un hombre en tu ser”. Thalía recordaba hace tiempo, para la revista People, las palabras que su madre le dijo tras perder a su padre de pequeña. Ahora que esta estrella alcanza el medio siglo, está claro que las ha cumplido.
Porque una de las estrellas del pop latino debe su nombre a una de las musas del arte dramático de la mitología griega, Talía. Y Thalía llevó esa identidad más allá, empoderando a la musa como artista más que laureada tras varias décadas, como diría su canción, “arrasando con la vida”.
ARTISTA POR DESTINO DIVINO.
Ariadna Thalía Sodi Miranda nació en Ciudad de México el 26 de agosto de 1971. Es hija de Ernesto Sodi Pallares científico, criminólogo y escritor, y de Yolanda Miranda Mange una empresaria.
Ariadna Thalía, a la que conocemos más por su segundo nombre con origen olímpico y divino, es la menor de cinco hermanas: Laura Zapata, Federica, Gabriela y Ernestina Sodi completan el quinteto.
Con apenas un año de vida ya daba sus primeros pasos para ser una estrella: apareció en un comercial publicitario de refrescos. Y, a los cuatro años, ya tomaba clases de piano y ballet en el Conservatorio Nacional.
Eso sí, su primer sueño fue el de ser gimnasta olímpica, teniendo como modelo a seguir a Nadia Comaneci. De hecho, Thalía practicaba deporte desde niña, especialmente gimnasia, pero también béisbol.
Además, en el Liceo Francés Mexicano, donde cursó su educación primaria, fue una brillante alumna que también soñaba con la biología o la psicología como posibles carreras.
Y es que la vena artística y profesional en Thalía es completamente polifacética. No solo es cantante y actriz, también ha escrito varios libros.
Estos son: “¡Belleza! Lecciones sobre el lápiz labial y la felicidad” (2007); “Thalía: ¡Radiante! Guía para un embarazo fabuloso” (2009); “Cada día más fuerte” (2011); y “Chupi el Binky que regresó a su hogar” (2013).
No obstante, el hecho de acudir con su hermana al teatro desde bien pequeña la hizo cambiar de vocación, despertando a esa estrella que estaba destinada a ser.
REINA DE LAS TELENOVELAS.
Aunque justo un año antes de la muerte de su padre Thalía ya había aparecido en la película “La guerra de los pasteles” (1979), su nombre no aparecía en los créditos. Y es que fue en otro formato de obra televisiva donde todo comenzó: las telenovelas.
Porque con tan solo siete telenovelas en su filmografía es considerada por muchos la reina de este género, pues sus actuaciones cosecharon fama internacional. Empezó en 1986 con “Pobre señorita Limantour” y siguió en 1987 con “Quinceañera”, para después, en 1989, tener su primer papel protagonista en “Luz y sombra”.
Pero su mayor éxito telenovelesco es la llamada “Trilogía de las Marías”. Tres telenovelas dirigidas por Beatriz Sheridan, inspiradas en las radionovelas de la cubana Inés Rodena, en las que las protagonistas se llamaban María y eran interpretadas por Thalía, quien también ponía voz a la banda sonora.
Los títulos son: “María Mercedes” (1992), “Marimar” (1994) y “María la del barrio” (1995-96). Gracias a esta última la actriz tuvo un romance en la vida real con su compañero de la ficción, Fernando Colunga y este amor traspasó las pantallas durante tres años.
Se estima que la “Trilogía de las Marías” fue vista por alrededor de mil millones de personas en 180 países del mundo. Y de ahí que Thalía sea considerada la “reina de las telenovelas”, pese a que después de este gran éxito solo protagonizó una última novela.
Porque en el último año del pasado milenio, Thalía puso punto y final a esta etapa de su carrera con broche de oro, de nuevo de la mano de Sheridan en “Rosalinda” (1999). Y ese mismo año protagonizó la película “Mambo Cafe”.
BRILLANDO CON MÚSICA.
También de niña Thalía comenzó sus primeros pasos como cantante: con 9 años pasó a formar parte del grupo Pac Man y se preparó para participar en el programa “Juguemos a Cantar”. Cuando tenía 11 años, el grupo pasó a llamarse Din Din. Llegaron a participar en eventos y tener cuatro discos hasta su disolución en 1983.
Tras participar como solista en “Juguemos a Cantar”, Thalía pasó a formar parte de Timbiriche, agrupación en la que estaban futuras celebridades como Paulina Rubio, con la que forjó una rivalidad, además de Benny Ibarra, Erik Rubín y Diego Schoening.
Con estos últimos se la relacionó sentimentalmente, aunque con quien mantuvo un noviazgo oficial fue con Diego. Entre tanto, con “Timbiriche”, Thalía grabó hasta tres álbumes. Pero la joven destinada a ser una de las grandes estrellas del pop latino tenía que brillar por sí misma.
Voló del nido y, tras estudiar inglés, música, canto, baile e interpretación en California, regresó a México en 1990 y lanzó su primer álbum en solitario, que llevaba su nombre y estaba producido por quien en aquel entonces era su pareja, Alfredo Díaz Ordaz.
Un año después vio la luz “Mundo de cristal”, el segundo y último álbum de Thalía con Alfredo quien, desgraciadamente, falleció en 1993. “Todavía conservo el anillo, el traje de novia y las tarjetas para enviar a los invitados”, confesaba con nostalgia la actriz y cantante en el 2000.
Ya sin él lanzó, en 1992, su último álbum con el sello Fonovisa, “Love”. Y en 1994 firmó un contrato con Emi, por lo que en 1995 salió a la venta “Éxtasis”, su cuarto álbum. Le siguieron el recopilatorio “Nandito Ako” y el disco “Amor a la Mexicana” en 1997.
ARRASANDO INEXTINGUIBLE.
Pero con el nuevo milenio, vio la luz por fin el álbum que coronaría a Thalía como estrella internacional digna del trono del pop latino: “Arrasando” (2000) producido, igual que “Amor a la Mexicana” por Emilio Estefan.
A partir de ahí, su discografía sigue siendo prolífera: “El sexto sentido” (2005), “Lunada” (2008), “Habítame siempre” (2012), “Amore Mío” (2014), “Latina” (2016), “Valiente” (2018) y, en 2021, “Desamorfosis”, además de varios recopilatorios.
A su vez, en el amor mantuvo un romance con Jaime Camil, y se la relacionó con Luis Miguel y Rodrigo Vidal. Pero el vacío en su corazón lo fue a ocupar Tommy Mottola, al que conoció cuando era presidente de Sony Music. Se casó con él en 2000 y tienen dos hijos.
Adaptada por completo a la era digital, Thalía es especialmente activa en Instagram, donde roza los 18 millones de seguidores que disfrutan del contenido que la artista comparte, con fotos que arrasan entre sus fans al mostrar su belleza y carisma perennes; momentos de su vida cotidiana, o consejos para concienciar.
Por ejemplo, recientemente lanzó un mensaje para las personas que padecen FOMO (miedo a perderse algo): “Aprovecha la vida, los momentos que tienes. A veces está bien poner una pausa a todo y tan solo disfrutar la belleza del presente”, escribió la artista.
Como un retrato de su inmarcesible poder, compartió también una publicación donde vestía un “look” inspirado en el de su éxito “Love” y revivía la coreografía: “¿Listos para celebrar mi cumpleaños virtual? Con “looks” ‘thaliescos’, atrevidos y divertidos. ¡A celebrar la vida y mi cumple este 26 de agosto!”, dijo.
Y por supuesto que lo estamos con la artista que reinventó la musa, con la estrella del pop latino y las telenovelas, con Thalía, que celebra su medio siglo y las décadas que aún le quedan para seguir “arrasando”.