Paz es una mujer que vive en constante sufrimiento desde que hace seis años robaron a su hija recién nacida. Pese a nunca haber desistido en su búsqueda, la mujer no ha logrado encontrar a su bebé y aún cuando su exesposo se encuentra en la cárcel, él continúa siendo su peor pesadilla.
Para poder generar mayor ingreso, Paz acepta trabajar en la casa de Esteban, un viudo con tres hijos. A medida que se va desenvolviendo la historia, la mujer se da cuenta de que tiene una oportunidad para volver a amar y poder crear una nueva familia; sin embargo, los finales felices no son tan sencillos de alcanzar.
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Esa es la historia detrás de El amor no tiene receta, un melodrama familiar que sigue a dos familias muy distintas: una adinerada pero sin una figura materna presente, y otra de escasos recursos cuyo sueño es encontrar a la hija más pequeña. Esta propuesta del productor de televisión, Juan Osorio, trae a la pantalla chica una historia llena de temas fuertes e intensos que te harán estar al borde de la respiración episodio tras episodio.
Tiago Correa forma parte del cast de esta novela al dar vida al personaje de “Mauro Nicoliti”, el antagonista de la novela y que poco a poco se ha ganado el corazón de los espectadores a medida que se ha presentado su historia de vida.
Con la finalidad de conocer un poco más sobre este complejo personaje, Tiago Correa dialogó con este medio impreso para contar un poco más sobre “Mauro”, su experiencia de convertirse en un “villano de telenovela” y el mensaje que considera que esta nueva producción que se puede ver de lunes a viernes, a las 20:30 horas, en el Canal de Las Estrellas o directamente en Vix y Prime Video.
- ¿Qué fue lo que te atrajo de esta historia de Juan Osorio?
Principalmente que es un proyecto original y no un refrito, eso de antemano. A mí me parece que eso lo convierte en un acto heróico, porque hoy por hoy el atreverse a contar una historia original sin miedo a la recepción que pudiera tener, no cualquiera.
Juan Osorio junto con un increíble equipo de escritores ha logrado contar una historia original muy potente y necesaria. Yo siempre he dicho que me parece que es un melodrama posmoderno porque tiene todos los ingredientes del melodrama clásico: el bueno y el malo, la buena y la mala, las clases sociales, las grandes tragedias familiares, pero con temáticas muy contemporáneas.
- ¿Cuál consideras que es el impacto que aborden temas como la trata de infantes en la televisión?
Creo que el no sentirse solos. Es muy simple pero implica un impacto brutal que tiene un valor grandísimo, porque muchas veces cuando nos pasan ese tipo de tragedias, cuando nos roban a un niño es sumamente fuerte el cambio y el dolor que provoca eso, te sientes atrapados y aislado del resto de la sociedad. Así que el verlo reflejado en la tele, en personajes que están atravesando algo similar, pues hace que te sientas identificado y visibilizado. Al menos creo que la gente puede decir “okay, a mí también me pasó lo mismo, ya no me siento solo y tampoco me siento avergonzado”.
A su vez, la televisión tiene el poder de inspirar y guiar a la gente a buscar ayuda. El ver a alguien que está pasando por algo similar el buscar ayuda con tal persona o intentar con tal dependencia, da cierta idea de cómo uno puede tratar de resolver sus propios problemas.
- ¿Qué otro tipo de problemáticas atraviesan a los personajes de la novela?
Mira, hay un personaje que tiene bulimia y a lo largo de la historia se le está tratando esta situación y diciendo el cómo puede enfrentar esta situación. En particular, mi personaje Mauro, que es un antagónico, tiene una esencia buena, pero se maleó durante el camino y por sobrevivir se convirtió en esta persona que todos odian, en un monstruo. Y no es tratar de justificarlo, pero sí de encontrar la raíz de su patología, que es algo que a veces hace falta hacer en la sociedad, buscar lo que provoca el mal.
- Cuéntanos más sobre Mauro, ¿Qué lo caracteriza?
Mauro es alguien que solía ser bueno, era noble y sensible, pero su contexto lo hizo convertirse en alguien que no es del todo bueno con quienes lo rodean. Todo lo que le sucede le termina provocando tener crisis de pánico, que siento que es algo interesante de la novela porque me ha permitido presentar un villano que muestra una “debilidad”.
Esta “debilidad” es algo que le ha pasado a tantas personas, tantas que muchas veces no sabemos cómo verbalizarlo, por lo que verlo en un programa de televisión ha permitido que tantas personas puedan atenderse y decir, okay esto me pasa y no es tan malo o extraño.
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- Mauro es tu primer papel antagónico, ¿verdad? ¿Cómo ha sido la experiencia y retos?
Arrancando mi carrera actoral en Chile me ha tocado hacer varias novelas, pero siempre fui el “niño bueno”. Ahora que me detengo a pensarlo, pues digamos el hacer un cambio a un antagónico la señal de que estoy haciendo un buen trabajo es que me odien. Es algo sumamente potente, y siempre me lo he tomado a bien cuando me detienen en la calle y me dicen “oigan, que malo es usted” o “oiga, ya no le haga más daño a tal y tal”, es sumamente satisfactorio que me vean con mala cara porque significa que mi trabajo está siendo reconocido.
- ¿Qué satisfacciones te ha brindado esta novela?
Realmente el poder entregar un trabajo sumamente honesto a nivel de creación del personaje, de presentar un papel que yo tenía muchas ganas de hacer y ver que ha sido abrazado por las personas. Creo que es lo que más me ha marcado y con lo que me quedo de este proyecto, que Mauro no era un personaje que la gente quisiera al inicio, pero poco a poco lo han ido abrazando y se han visto reflejado en él.