El 2 de agosto Gloria se encontró con una vieja amiga. De regreso a su domicilio, después de estacionar su carro, un sujeto se aproximó a ella con un recipiente y en segundos ella sintió un ardor intenso en el rostro, mientras le arrebataban la bolsa que tenía sobre las piernas.
“Me empezó a arder mucho. Cerré la puerta del carro. Empecé a tocar el claxon para que alguien escuchara”, recuerda Gloria, casi un mes después del ataque con ácido que sufrió por parte de un desconocido.
A un mes de la agresión, y después de que se hizo público su caso por un video en redes sociales, Gloria dice a Diario de Querétaro que comienza a ver lo que parecen los primeros pasos para acceder a la justicia.
Minutos después de la agresión Gloria también se enfrentó al desconocimiento del personal de salud para atenderla. A pesar de pedir una ambulancia, quienes la atendieron, no pudieron auxiliarla.
“Me tomaron el pulso, pero me ardía mucho la cara y yo estaba desesperada. Les dije que si me iban a ayudar: ¡ayúdenme en mi cara, es lo que me arde, me arde mucho! Me dijeron que no, que no sabían que había sido, que no podían hacer nada”.
Ante el desconocimiento del personal médico, Gloria se bajó de la ambulancia y se dirigió, en su vehículo, hacia el Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer de Querétaro; sin embargo, tampoco ahí recibió la atención que requería.
“No sabían qué sustancia era y no podían hacer nada, hasta que llegara el cirujano (…) Después de horas, llegó y me hicieron la limpieza”, recuerda.
DENUNCIA
Un día después del ataque, el 3 de agosto, Gloria se presentó ante la Fiscalía General del Estado de Querétaro para presentar una denuncia. “Me asignaron con una fiscal. Llegué con ella. Hice mi declaración y me dijo que iban a ir policías a preguntarme. Iban a ir al domicilio. Iban a investigar (…) No me volvieron a hablar para nada”.
Gloria, por su cuenta, logró dar con la diputada de la Ciudad de México, Alessandra Rojo de la Vega, a través de otra víctima de un ataque con ácido que contactó después de escucharla en una entrevista.
“Me da mucha tristeza, mucha impotencia. Me da coraje que tenga que hacer esto (…) solo así me hicieron caso. Solo así me iban a escuchar y sí, efectivamente, solo así fue como empezaron a hacer su trabajo”, señala.
A través de la legisladora, Gloria hizo pública su denuncia en redes sociales. Después de eso, explica, las autoridades estatales le aseguraron que se encargarán de los gastos médicos necesarios para su recuperación, además, se hizo el compromiso de que tanto ella como su hija -quien presenció el ataque- recibirían atención psicológica.
No obstante, después del ataque y cuando su caso aún no era público, Gloria percibió indiferencia por parte de quienes se encargaron de procurarle justicia.
“Sentí como si no les importara lo que te pasó. No les importa tu seguridad (…) Deben de poner más atención en su personal (…) deben de fijarse a quién tienen, a gente que verdaderamente le guste su trabajo y que, de verdad, quiera ayudarnos a la sociedad”, apunta.
VIOLENCIA DE GÉNERO
Al igual que Gloria, decenas de mujeres en México han sufrido ataques con ácido, sin embargo no existen estimaciones oficiales de las víctimas. En la mayoría de los estados de la República, este tipo de ataques no están tipificados como delito y Querétaro es una de las entidades del país que continúan sin legislar el tema.
Aunque existe una iniciativa en el Congreso del Estado para ampliar el catálogo de lesiones por razones de género, y que tipificaría las agresiones con ácido u otras sustancias corrosivas, aún no ha sido discutida por los diputados locales.
La organización Acid Survivors Trust International (ASTI), estima que cada año ocurren mil 500 agresiones con este tipo de sustancias y el 80% se realizan a mujeres.
Contrario a la indolencia de las autoridades, Gloria ha percibido otra forma de acceder a la justicia. Tras hacer público su caso, muchas mujeres le han externado su apoyo, con mensajes de aliento y económicamente para recibir la atención médica que necesita.
“Cuando se hizo público, la verdad lloré. Lloré de la emoción. Lloré de ver cómo nos unimos (…) Sabes que no estás sola, porque todo ese mes que no me atendieron, sí dije: ¡Dios mío! a nadie le importa, ¿qué voy a hacer? Desperada. Cuando se da a conocer y todas te dan su apoyo y te mandan mensajes de aliento (…) es algo muy bonito, muy emotivo”, menciona.
Aunque falta camino para que Gloria obtenga justicia, llama a otras víctimas de ataques con ácido a no callarse y hacer lo necesario para lograr que su caso no pase desapercibido.
“No se callen. Si todavía no tienen justicia, hagan lo necesario, para que nos enteremos todos y estemos ahí, apoyándolas, para que hagamos ruido y así las volteen a ver las autoridades (…) solo así, haciendo ruido, solo levantando la voz”.