A 30 años del fenómeno del agua milagrosa que congregó a miles de personas con la esperanza de recuperar su salud, hoy la Hacienda de Tlacote el Bajo se mantiene como un sitio de historia pero mucha nostalgia, con espacios para la recreación y, próximamente, también para promover el campo entre las nuevas generaciones.
Desde su fachada, el tiempo parece retroceder; una reja de color azul claro y bardas antiguas resguardan la estructura de la Hacienda ubicada sobre la avenida Hidalgo de Tlacote El Bajo, a 25 minutos de la ciudad de Querétaro; y en su interior un largo camino de empedrado, pasto seco y un enorme letrero blanco y oxidado, dan la bienvenida a los visitantes.
Pasos adelante se observan todavía los enormes tinacos donde se almacenaba el agua, que en aquel entonces se extraía del pozo de agua que se presumía tenía propiedades curativas. De igual forma, se mantienen las instalaciones que en antaño eran oficinas, y que ahora lucen con polvo y pintura un poco deteriorada por la humedad y el paso del tiempo.
También permanece intacta en el lugar la máquina que adquirió el entonces propietario, Jesús Chaín Simón, para embotellar el agua y que no le dio tiempo de usar; así como cédulas informativas que recientemente fueron colocadas en sus paredes para explicar a los visitantes la historia del fenómeno del agua de Tlacote.
Arturo González de Cosío Frías, administrador de la Hacienda de Tlacote El Bajo, refirió en entrevista, que actualmente la Hacienda, que tiene una extensión de alrededor de diez hectáreas y todavía resguarda los vestigios de cuando surgió la época del fenómeno curativo, tiene dos funciones importantes:
Una sección es utilizada para la realización de eventos y otra está dividida en dos funciones, que es el cultivo del maíz, y un espacio visitable –que ya se está acondicionando- para recibir a estudiantes y que éstos conozcan la historia del campo como actividad agrícola y del agua de Tlacote.
“Consideramos que es muy importante que los jóvenes vean esa parte, para que existan mayores vocaciones en el sector agropecuario, porque del campo dependemos todos y el hecho de que el campo por no darle esa promoción, se está deshabitando, pues dedicarse al campo para muchos jóvenes ya no es redituable”, comentó.
Refirió también que hoy en día, a tantos años de distancia de aquel fenómeno, todavía llegan a las puertas de la Hacienda aunque de manera esporádica, alguna que otra persona pidiendo un poco del agua milagrosa, y sin problemas, se les regala como en antaño.
LA HISTORIA DEL AGUA CURATIVA
La historia del agua curativa de Tlacote tuvo su auge durante los años 1991, 1992 y 1993, cuando el dueño de la Hacienda dio a conocer entre los pobladores, que dos de sus animales se habían curado con el agua de un pozo profundo de su terreno.
En una época en la que todavía no existían celulares ni internet ni redes sociales se corrió la voz y las personas comenzaron a llegar para pedir un poco del agua con la esperanza de curar sus enfermedades.
El lugar se convirtió en un sitio de gran interés público, y llegaron personas no solo de la República Mexicana, sino de algunos otros países, que esperaban a la intermedie más de un día, para alcanzar a ser atendidos en el horario que aún conserva el letrero de bienvenida, de 10 de la mañana a 3 de la tarde.
Se menciona que personalidades públicas como el cantante José José y el basquetbolista Magic Johnson, llegaron a probar el agua de Tlacote. Con ello, la tranquilidad de la población se vio vulnerada, pero también se convirtió en un problema de sanidad por las personas que ahí pernoctaban.
“Empezó a ser un problema de sanidad porque las personas pernoctaban afuera; entiendo que había personas de más recursos que tenían un pase diferente o fila diferente, incluso los extranjeros y las personas famosas”, refirió González de Cosío Frías.
DISMINUYÓ EL AUGE
A partir de 1993, el auge del agua curativa empezó a apagarse, luego de que se evidenció que se surtía no solamente de la Hacienda, sino de grifos en la calle y de un pequeño manantial que existía pero no muy salubre, y eso también comenzó decepcionar a las personas. Aunque publicaciones refieren que la decadencia inició luego de que el propietario cerró por dos semanas.
Tras la muerte de Jesús Chaín, sus descendientes vendieron la Hacienda en el año del 2007 a una sociedad que hasta hoy la conserva. “Actualmente de repente llegan; hay un velador quien dice que de repente vienen y le piden agua y se les da el agua; eso es totalmente esporádico”, comentó.
SE ABATIÓ EL AGUA DEL POZO
El pozo profundo de donde se extraía el agua en aquella época, se abatió; posterior a ello, se perforó más profundo para adquirir el agua que actualmente se usa para actividades agrícolas y para dar mantenimiento a la propia Hacienda.
“Lo que sucedió es que se perforó a mayor profundidad, el pozo de esa época se abatió, sabemos que cada vez el agua es más escasa, se abatió, entonces se tuvo que perforar más profundo, es un rancho que hay que mantenerlo, pues se perforó más profundo, se saca el agua, el pozo está ahí, y hay un ducto que llega hasta el campo para cultivar”, refirió.