/ lunes 23 de diciembre de 2019

Albergues, brindan techo y seguridad a niños y adultos

Es el único espacio en la capital que ofrece ese servicio a las personas en situación de vulnerabilidad

El 15 de septiembre del 2004, abrió sus puertas el albergue Yimpathí, un espacio cuyo objetivo es la disminución de la población que pernocta en la vía pública, brindando hospedaje, alimentación, servicio de aseo personal y principalmente la seguridad de que no están solos y cuentan con una mano en cualquier momento difícil.

Desde las 5:30 de la tarde se empieza a formar la fila de gente a lo largo de la calle Vicente Guerrero casi esquina con Francisco I. Madero, a un costado de la delegación Centro Histórico, la gente espera, sentada, de pie, la fila va creciendo.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Ana Cristina Sentíes Canseco, coordinadora de Atención a la Población Vulnerable, explica que este es el único espacio del municipio que brinda techo a las personas en situación de vulnerabilidad de espacios.

“Generalmente a las seis de la tarde ya empiezas a ver gente formada, abre sus puertas a las siete de la noche, desde la primera semana de noviembre hasta el último día de febrero la admisión es sin costo y ya después son 10 pesos por noche los niños no pagan”.

El 52% de los usuarios son población indígena, principalmente provenientes del municipio de Amealco, 43 % son personas en tránsito, trabajador de obra, emergencias domésticas y 5% migrantes extranjeros.

Tan solo del 5 de enero a inicios de diciembre de este año se han brindado 59 mil 359 asistencias, con un promedio diario de 175 personas y 5 mil 275 beneficiarios, de los cuales el 52% son hombres por separado, mientras que el 32% son mujeres y 16% niños que generalmente van juntos.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

“El objetivo del albergue es una persona que no tiene donde dormir y sentirse seguro en un espacio donde puedan comer y tener un lugar para asearse con agua caliente, la naturaleza es para la gente que viene a vender su producto, artesanos de Amealco o del estado de México, principalmente un espacio para que las mujeres estuvieran resguardadas con sus hijos, pasar la noche y vender su producto en Querétaro y venir a dormir aquí”.

Explica que poco a poco por la naturaleza del albergue llega más gente, principalmente adultos mayores que por diversos motivos no tienen a donde ir o gente que viene a trabajar a Querétaro, pasa la noche y los fines de semana regresa a su localidad de dejar el dinero y volver.

“La comida es variable, por lo que hemos visto en experiencias es mejor un guiso caliente, que se brinda, se hace cada mes un menú con el encargado de cocina y se trata de hacer lo más variado posible de acuerdo a la economía que tenemos, está bien, pero intentamos hacerlo lo más decoroso”.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Los días 24 y 31 de diciembre y el 6 de enero se brinda una cena especial, se celebra como en cualquier hogar, porque al final, el albergue es un hogar también.

“Hacemos una posada el 24, 31 y 6 de enero servimos comida diferente, tamales, piñatas, algún aguinaldo e intentamos de cierta manera que sea lo mejor que les podamos ofrecer, hay escuelas que hacen donativos y su servicio social o iniciativa privada o empresas que vienen y dan cena, platican con las personas, mucha gente conoce el lugar y empieza a involucrarse, hay diversas iglesias que viene, lo hacemos laico, no se puede profesar ninguna religión, pero todos están invitados a cooperar como ellos quieran”.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

El 15 de septiembre del 2004, abrió sus puertas el albergue Yimpathí, un espacio cuyo objetivo es la disminución de la población que pernocta en la vía pública, brindando hospedaje, alimentación, servicio de aseo personal y principalmente la seguridad de que no están solos y cuentan con una mano en cualquier momento difícil.

Desde las 5:30 de la tarde se empieza a formar la fila de gente a lo largo de la calle Vicente Guerrero casi esquina con Francisco I. Madero, a un costado de la delegación Centro Histórico, la gente espera, sentada, de pie, la fila va creciendo.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Ana Cristina Sentíes Canseco, coordinadora de Atención a la Población Vulnerable, explica que este es el único espacio del municipio que brinda techo a las personas en situación de vulnerabilidad de espacios.

“Generalmente a las seis de la tarde ya empiezas a ver gente formada, abre sus puertas a las siete de la noche, desde la primera semana de noviembre hasta el último día de febrero la admisión es sin costo y ya después son 10 pesos por noche los niños no pagan”.

El 52% de los usuarios son población indígena, principalmente provenientes del municipio de Amealco, 43 % son personas en tránsito, trabajador de obra, emergencias domésticas y 5% migrantes extranjeros.

Tan solo del 5 de enero a inicios de diciembre de este año se han brindado 59 mil 359 asistencias, con un promedio diario de 175 personas y 5 mil 275 beneficiarios, de los cuales el 52% son hombres por separado, mientras que el 32% son mujeres y 16% niños que generalmente van juntos.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

“El objetivo del albergue es una persona que no tiene donde dormir y sentirse seguro en un espacio donde puedan comer y tener un lugar para asearse con agua caliente, la naturaleza es para la gente que viene a vender su producto, artesanos de Amealco o del estado de México, principalmente un espacio para que las mujeres estuvieran resguardadas con sus hijos, pasar la noche y vender su producto en Querétaro y venir a dormir aquí”.

Explica que poco a poco por la naturaleza del albergue llega más gente, principalmente adultos mayores que por diversos motivos no tienen a donde ir o gente que viene a trabajar a Querétaro, pasa la noche y los fines de semana regresa a su localidad de dejar el dinero y volver.

“La comida es variable, por lo que hemos visto en experiencias es mejor un guiso caliente, que se brinda, se hace cada mes un menú con el encargado de cocina y se trata de hacer lo más variado posible de acuerdo a la economía que tenemos, está bien, pero intentamos hacerlo lo más decoroso”.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

Los días 24 y 31 de diciembre y el 6 de enero se brinda una cena especial, se celebra como en cualquier hogar, porque al final, el albergue es un hogar también.

“Hacemos una posada el 24, 31 y 6 de enero servimos comida diferente, tamales, piñatas, algún aguinaldo e intentamos de cierta manera que sea lo mejor que les podamos ofrecer, hay escuelas que hacen donativos y su servicio social o iniciativa privada o empresas que vienen y dan cena, platican con las personas, mucha gente conoce el lugar y empieza a involucrarse, hay diversas iglesias que viene, lo hacemos laico, no se puede profesar ninguna religión, pero todos están invitados a cooperar como ellos quieran”.

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

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