La violencia en Celaya, Guanajuato que se registró el fin de semana son un atentado contra la protección civil, enfatizó Martín Lara Becerril, vicario general de la Diócesis de Querétaro, quien lamentó los hechos registrados, al igual que el derribo de la estatua de Fray Junípero Serra en California, en medio de las protestas contra el racismo en Estados Unidos.
De acuerdo con Lara Becerril, la violencia en el Bajío, en particular en municipios como Celaya, Salamanca e Irapuato no ha cesado durante la contingencia sanitaria; en este sentido, indicó que las autoridades de Querétaro han puesto una “cortina” ante la delincuencia, ya que realizan retenes constantes.
“Es algo muy muy lamentable, es una deuda social que hay que ir, poco a poco, saldando (…) son acciones muy violentas que, lamentablemente, no solo son contra los grupos criminales, más bien, ya son atentados contra la población civil y esto es muy delicado”, externó.
FRAY JUNÍPERO SERRA
El derribo y daño de estatuas, como la obra de Fray Junípero Serra en California durante el movimiento antirracista en Estados Unidos, son un “atentando contra la cultura”, expresó en tanto, el vicario general de la Diócesis de Querétaro.
De acuerdo con Lara Becerril, en Estados Unidos aún quedan los resabios del racismo, y en este sentido, recordó que han sido derribadas las estatuas no solo de Fray Junípero Serra, también de otros personajes históricos, como Cristóbal Colón; sin embargo, argumentó que no es lo mas adecuado realizar este tipo de actos, ya que forman parte de la historia.
“Traer a Junípero Serra, o a Cristóbal Colón, traerlos a un juicio de hace 500 años, traerlos de hace 200 años traerlos aquí, para hacer un juicio de tipo racista, a mí me parece que no es lo más adecuado”, defendió.
Aseguró que “el camino” no es el vandalismo, y enfatizó que, en Querétaro, no están en riesgo de ser derribadas este tipo de estatuas, ya que no hay un movimiento racista “como tal”.
El vicario general consideró que, en el país, las poblaciones de origen indígena no sufren racismo, ya que, si bien reconoció, no han sido integradas al desarrollo que todos los mexicanos gozan, esto no está relacionado con un desprecio a su raza o cultura, sino por la falta de entendimiento de su idiosincrasia.
“Son obras que son parte ya de la ciudad, son parte del engranaje social, entonces, es un atentado en contra de la cultura, del pueblo, aunque haya una causa justa. Creo que ese no es el camino; el camino creo que no es el vandalismo. El camino no es la violencia”, subrayó.