Antes de agosto | Al final del arcoíris

Julio Cabrera | Colaborador Diario de Querétaro

  · jueves 9 de septiembre de 2021

No pretendo regresar al polémico tema de la adicción a las ideologías, pero sí aprovechar el momento para poder hacer una breve reflexión.

Creo que en México tenemos una falla de origen en cómo moldeamos mentalmente al político ideal, parece que el deseo de vivir en una utopía, solo se controla con dosis nada moderadas de demagogia. Vale la pena decir también que en esto hay culpas compartidas. Veamos.

En la vida de cualquier persona, no reconocer un error que además es recurrente, se le llama necedad. Decir que no hay errores cuando sí los hay, es decir no aceptarlos, es mentir.

Los políticos vienen de ser ciudadanos y a decir verdad nunca lo dejan de ser aunque en sus actitudes algunos demuestren lo contrario, simplemente se adhieren a otra responsabilidad social. Entonces, podemos estar de acuerdo en que el origen de todos los políticos es el mismo. A menos que haya uno de otro planeta (algunos lo parecen, pero no tengo pruebas).

A mi personalmente me genera confianza una persona que cuando se equivoca (todos nos equivocamos) lo acepta y lo corrige. Si además esa persona tiene un poder de decisión que impacta directamente en más gente, pues esta virtud cobra una mayor relevancia. ¿O preferimos políticos necios y abnegados? Yo creo que no, y al CONEVAL me remito, perdón a las pruebas me remito.

¿Buscamos un político perfecto?

¿Existirán algún día los políticos perfectos?

Yo creo que sí, el día que haya ciudadanos perfectos. ¿Y dónde encontrarlos?

Seguramente al final del arcoíris…

Por cierto, se ocupa mucho ser solidario en estos momentos.

No sé qué más motivos necesitamos; pandemia, inundaciones, sismos, más las ocurrencias y consecuencias de aquellos políticos que no aceptan sus errores.

Nos leemos el próximo jueves.


Twitter: @julio_cabrera

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