Antes de agosto | Ida y vuelta

  · jueves 21 de abril de 2022

La mitad de la confianza es de ida, y la otra mitad es de vuelta.

Santoveño.


El 17 de abril pasado, en el México donde nos acostumbramos a que la confianza y la política no podían convivir en la misma frase sin que esto fuera una mentira o un engaño; nos tocó presenciar dos sucesos que se salieron del molde; primero, que los partidos políticos de oposición actuaran con una sincronización orquestal, así; por nota.

Y segundo, que la sociedad civil se interesara en un tema legislativo, en un tema que tuviera que ver con política, en Domingo Santo y con ¡diputados!

De ambas cosas me surgen también dos preguntas, vamos con la primera:
¿Por qué sucedieron estos dos fenómenos?

Tengo la hipótesis de que el propio debilitamiento de Morena en los primeros tres años de gobierno, tuvo un reflejo inmediato en la Cámara de Diputados. Hace 3 años el partido del presidente López Obrador decidió el papel que jugaría cada partido en San Lázaro. Al PAN le asignó el único rol de opositor, el PRI quedó relegado al ocupar una inédita y escasa cantidad de curules, quizá por eso simplemente optó por no invitarlo a la fiesta. Los demás partidos no existieron para el régimen. La aplanadora legislativa de MORENA frustraba hasta al más entusiasta opositor.

Los malos resultados, o más bien la ausencia de resultados del Presidente de la República fueron la puntilla para que en el 2021 la situación diera un vuelco de forma casi radical y la 4T perdiera su mayoría absoluta, esa mayoría que justamente le permitía hacer reformas constitucionales, así como les gusta: inflexibles y sin diálogo.

Para no ir más allá, PAN, PRI, PRD y MC entendieron (después de tres años de no entender que no entendían) que, o se ponían de acuerdo o ni siquiera entre ellos podrían competir más adelante. Se llama supervivencia; ya cada quien lo deberá juzgar como mejor le parezca.

¿El resultado social, trascendió más que el resultado político-legislativo?

Sí y sí, porque de otro modo todo se hubiera ido a vivir al inhóspito mundo político pero como siempre con impacto en la vida de todas y todos los mexicanos, en cambio ésta ocasión fue diferente. No recuerdo un momento en que tantos ciudadanos se hayan interesado en alguna votación dentro de la Cámara de Diputados. Lo que yo percibí fue un involucramiento que derivó en un claro posicionamiento ciudadano; sí, tomado de ese 80% del electorado que despreció un disparate como el de la consulta para la revocación de mandato, por cierto un desaire que es veneno puro para un gobierno populista como el de López Obrador.

Se rompió la monotonía política de México, la rompieron los ciudadanos y la votaron los diputados. Se generó una ventana de confianza entre la clase política opositora y la ciudadanía. Para que esto siga así, las dos tienen que poner de su parte, porque la confianza solo puede existir cuando es de ida y vuelta.


Nos leemos el próximo jueves.

Twitter: @ julio_cabrera


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