Es lunes 3 de mayo, son casi las 9:30 pm, Daniel de 42 años, esposo de Laura, padre de Lety de 5, Nancy de 7 y Daniel de 12, termina su turno de trabajo, él forma parte de una plantilla de trabajadores de mantenimiento en una empresa.
Hoy como todos los días desde hace 10 años, salió muy temprano de su casa, 5:40 de la mañana; su esposa se despierta para tener listo su almuerzo que Daniel llevará en una bolsa de plástico. Laura vuelve a la cama por unos minutos más antes de que sus tres hijos despierten y comiencen un nuevo día en época de pandemia, ella tuvo que dejar su trabajo como cajera en un supermercado para poder cuidar a sus hijos, no hay escuelas abiertas. El ingreso del hogar disminuyó sensiblemente, pero los gastos siguen igual y los precios de la canasta básica no ceden. Daniel camina unas cuantas cuadras para tomar su primer transporte que lo llevará a la estación del metro, ya se acostumbró, pero sus botas de trabajo son robustas para protección en sus labores, esto las vuelve muy pesadas.
Ya arriba del transporte aprovecha para recargar la cabeza en la ventana, aprieta la bolsa de su almuerzo y su cuerpo cede ante la rutina. Unos largos minutos que se pasan muy rápido son suficientes para Daniel, toca seguir el camino rumbo al trabajo.
Después de casi dos horas ya está puntualmente en sus labores. Transcurre algún tiempo y el momento del almuerzo ha llegado, Daniel lo come apresuradamente porque quiere terminar antes sus tareas, para poder quedarse horas extras y tratar de completar el gasto de la casa. En un bocado, la sazón de su hogar le hace recordar a cada miembro de su familia.
“¿Ya estuvo chivo?”, le pregunta un compañero a Daniel.
“No, le voy a dar otro rato, pero nos vemos mañana,” contesta. Luego le manda un mensaje a su esposa avisando que se quedará como otros tantos días, más tiempo a trabajar.
Llegó la hora de salir para Daniel, se apresura y emprende el camino de regreso a casa, la prisa por alcanzar el metro no le impide saborear la cena que todos los días le tiene lista su esposa, pero es más grande la emoción de ver aunque sea dormidos a sus hijos.
Laura sabe la rutina de cuando le toca a su marido trabajar horas extras, así que calcula el tiempo, toma un descanso y prende la televisión, sin darse cuenta ya terminó el programa que siempre deja a medias por la llegada de su esposo. Hay algo raro, toma su teléfono todavía con tranquilidad para ver si hay alguna llamada o mensaje de Daniel avisando de su retraso.
Laura no volverá a ver a su esposo, Lety, Nancy y Daniel crecerán sin su padre.
Este relato no es real. Pero hay al menos otras 25 historias que sí lo son, las de aquellas y aquellos quienes ya no volvieron a casa en la Ciudad de México la noche del lunes 3 de mayo del 2021.
No fue un accidente, fue una negligencia.
Hoy justo en un mes, son las elecciones del 6 de junio. Hay dos caminos para el país.
Personalmente no quiero un México arrodillado y quiero un Querétaro que siga fuerte y de pie.
Aprieta bien tu mano y vota con todas tus fuerzas.
Nos leemos el próximo jueves.
Gracias Pilo y Rodrigo @julio_cabrera