Decía el gran Harry Houdini que “lo que los ojos ven y los oídos oyen, la mente piensa.“
El ilusionismo consiste en desviar nuestra atención de lo que realmente está pasando, y eso lo sabe Hugo López-Gatell. Su trabajo desde las primeras apariciones públicas al inicio de esta tormentosa época global, se fue puliendo poco a poco al grado de lograr la perfección. Nadie pondrá en tela de juicio los títulos académicos que el señor logre demostrar, de hecho cumple a cabalidad con el perfil que el presidente detesta; el del personaje preparado, que aspiró a más, pero esa es otra historia.
No soy el primero ni el único que piensa que el trabajo de López-Gatell ha sido impecable, tan perfecto que después de guardarlo unos días ya lo volvieron a convocar para salir al quite.
Le platico el contexto de por qué algunos tenemos esta teoría.
Está muy claro que durante la pandemia siempre fue más acertado un horóscopo que las predicciones y las indicaciones del Dr. López-Gatell, ahí están los números y están sus dichos, por cierto todos grabados de viva imagen y de viva voz. Se me viene a la mente su célebre frase “del escenario catastrófico” que terminó por ser al momento poco más de 4 veces mayor, o que el uso del cubrebocas no era necesario y no servía. Ya después lo vimos contradecirse en palabra y en conducta una y otra vez. Mucho tiempo el hombre no decía lo que pensaba, este malévolo personaje comunicaba a propósito de manera errática temas que marcaban agenda y quitaban atención de lo que realmente era importante. ¿Por qué fue su trabajo tan valioso para el presidente?
Veamos, se venía un año electoral donde los cálculos del voto clientelar no pudieron concretarse del todo por las condiciones de salud pública en el país. A Andrés Manuel López Obrador le quedaba su carta más fuerte; la de su popularidad.
Viéndolo en temas de marketing cuando la marca de una persona en este caso la del presidente es más fuerte que la de su gobierno, tal como sucede aquí en México, hay que cuidar a toda costa que esa marca no sea vulnerada, porque entonces todo lo demás se derrumba. Por eso apostaron a que el gobierno en este caso bajo la figura del López-Gatell, a que la institución (la secretaría de salud) llevará todo el peso de la responsabilidad, así el presidente podría salir lo menos golpeado posible en su aceptación y podría mantener al gobierno flotando y a su partido competitivo, y lo logró.
Luego pasan las elecciones y la figura del vocero de la pandemia pierde relevancia electoral, entonces mágicamente las conferencias (diarias) vespertinas sobre las situación del COVID en México después de 15 meses terminaron su primera temporada de funciones como un show de ilusionismo puro.
Entonces ¿por qué de nuevo aparece López-Gatell? Pues porque es llamado a una nueva puesta en escena. Ahora bajo el personaje de un Doctor que juega a ser político para que mediante declaraciones llenas de sandeces, mentiras y estupideces pueda generar odio, división y una discusión sobre lo que él dice y no sobre lo que pasa. No hay medicamentos para niños con cáncer, la salud se deteriora y las muertes se acumulan. Es un asunto que al presidente ya se le salió de control hace más de mil días, sí, mil días.
Quieren que hablemos de López-Gatell y no de Andrés Manuel, pero ya basta, la cosa está muy fácil, el primero es el doble del actor protagonista, para que en las escenas de peligro no sufra riesgo alguno.
Conclusión: no es López - Gatell, es López Obrador.
Y por cierto
Hoy el presidente dará hoy un informe por cumplirse 3 años de su legítimo triunfo electoral, aunque ahora deslegitima al INE.
¿Qué va a decir?, pues si no ha cambiado su manera de pensar:
Mentiras, quejas y hablará del pasado.
Que tengan una gran segunda mitad de año que inicia con un mes de un nombre muy lindo.
Nos leemos el próximo jueves.
@julio_cabrera