En 2017, el Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Querétaro anuló un matrimonio tras comprobar que las causas para invalidar el vínculo eran procedentes, afirmó el vicario general de la Iglesia queretana, Martín Lara Becerril, quien dijo que anualmente se investigan entre 20 y 30 casos que son desahogados paulatinamente.
En este sentido, señaló que las causas por las que se puede anular un matrimonio dentro de la Iglesia católica, es porque uno de los contrayentes se casó bajo presión física o psicológica, porque no están maduros emocionalmente o porque uno de los involucrados cuenta con otra relación amorosa; entre otras.
“Hay causas que sí son determinantes para anular un matrimonio, puede ser en la parte celebrativa, donde una persona se acerca al matrimonio sin intenciones o deseos de casarse, es decir, cuando va bajo presión física o psicológica por su pareja, padres o por la sociedad, eso es causa de nulidad, porque para el matrimonio se necesita amor y libertad y si esas dos causas no existen, entonces se puede declarar nulo”, mencionó Lara Becerril.
Refirió que luego de que el Papa Francisco hizo una reforma a los procesos de nulidad matrimonial, actualmente estos se llevan a cabo en cada diócesis y es el obispo el encargado de dar la sentencia final, ya que cuenta con las facultades para emitir un juicio, algo que ha aligerado el trámite que pasó de doce a máximo dos años de resolución.
Explicó que para solicitar la nulidad matrimonial la persona interesada deberá presentar la solicitud con las causas, luego de lo cual se le asesora y ayuda por medio de los sacerdotes que trabajan en el tribunal, quienes atraen el caso y lo van llevando hasta llegar a un fallo.
Una vez que se declara nulo un matrimonio, se debe hacer una publicación parroquial por parte de la Vicaría Judicial que manda un comunicado a la parroquia con el fin de informar a la comunidad cristiana sobre este caso y al tiempo, se anota este hecho en el libro del matrimonio.
“Cuando un matrimonio se declara nulo, de parte de la Vicaría Judicial se manda un comunicado a la parroquia y el párroco tiene que publicarlo para que la comunidad cristiana sepa que se declaró la nulidad matrimonial sin poner causales, se informa la declaración y también para que se anote en el libro del matrimonio; se anota en el libro que se declaró nulo por dicho decreto y la persona queda libre para volver a contraer matrimonio”, agregó.
Destacó que anualmente en la Diócesis de Querétaro se ofician más de cinco mil 500 matrimonios, por lo que el número de rupturas eclesiales son mínimas, alrededor de cinco o seis por ciento.
En este sentido, el presidente de la Comisión Familia, Juventud, Adolescentes, Laicos y Vida de la Diócesis de Querétaro, Jaime Gutiérrez Jiménez, reconoció que de cada 100 matrimonios civiles que se realizan en el estado, entre 28 y 29 sufren divorcio, mientras que eclesialmente hablando sólo se da en un cinco o seis por ciento.
Sobre las causas que llevan a estas rupturas reconoció que son la falta de diálogo, comunicación y entendimiento; asuntos económicos y discusiones por los hijos; las más frecuentes, para lo cual dentro de la Iglesia católica se trabaja para su acompañamiento y resolución.
“Tenemos 117 parroquias y cada una tiene una estructura, un proyecto en la cuestión familiar, hay un acompañamiento que se concreta en varias acciones como la dirección espiritual, hablamos de rupturas que lleva un proceso de duelo que se va trabajando; además existe una escuela para padres para formarse y no se sientan vulnerables capaces de ejercer la maternidad y paternidad, entre muchas otras cosas que atiende la comisión”, agregó Gutiérrez Jiménez.
Por último, afirmó que los divorcios han ido en aumento con el paso de los años, toda vez que las nuevas generaciones fueron educadas con poca tolerancia a la frustración, bajo consignas como: “la familia pequeña vive mejor” y “que mi hijo no sufra lo que yo sufrí”, lo cual se convirtió en un fenómeno social que se fue adaptando y que durante el Encuentro Mundial de las Familias que se llevó a cabo en Dublin, el Papa Francisco pidió responder a dichos desafíos pastorales.
“En el encuentro mundial el Papa nos pidió un catecumenado al matrimonio, es decir, un camino de preparación más grande, fuerte, con más consistencia a este camino y que no sea acompañamiento de una catequesis prematrimonial, sino que se inicie desde antes, inclusive desde los niños en catecismo enseñándoles lo bueno, lo noble y la belleza del matrimonio”, concluyó.