Desbordamiento de emociones, reconocimiento de la fragilidad humana, cambio de creencias, soledad, desempleo, crisis económica y posiblemente paranoia podrán ser algunas de las consecuencias que traerá consigo la pandemia de Covid-19, de acuerdo con especialistas en investigación social.
Prevén aspectos positivos en cuanto al reforzamiento del tejido social y los vínculos afectivos, sin embargo, también comienzan a verse estragos en la población, tras meses de vivir en un riesgo sanitario mundial.
“La gracia que ha traído pandemia nos ha hecho ver que somos pequeños, frágiles y vulnerables, y es cuando aparece una certeza que no es religiosa, sino netamente antropológica, que es descubrir la fragilidad de la vida humana”, sostuvo José Miguel Ángeles, coordinador de la División de Filosofía del Centro de Investigación Social Avanzada.
Al pensar en las múltiples implicaciones sociales que podría estar desencadenando la pandemia de Covid-19, el tejido social se ha visto modificado en sus prácticas, de acuerdo con el psicólogo social Juan Pablo Duque, por lo que aseguró que “incertidumbre siempre existe, pero a nivel psicosocial tomamos medidas ante ella, no sabemos si va a temblar, pero nos inventamos la alerta sísmica. Ante las incertidumbres reducimos todas las posibilidades para poder operar y existir en ella.”
Respecto a las restricciones físicas a fin de evitar contagios, Duque refirió “siempre está el mecanismo por el cual el ser humano expresa sus afectos, ahorita estamos pensando todo encima del Covid, pero muchas veces se han prohibido afectos homosexuales, durante mucho tiempo en la historia no podían expresar sus afectos y aún así lo hacían”. Además, identificó a la expresión de los afectos como una necesidad humana, para lo que hacemos uso de la creatividad en contextos adversos.
“Es una paradoja en la que estamos y es que la forma de expresar nuestros afectos es no hacerlo. Si quieres a alguien, si cuidas a alguien el no hacerlo es una forma de mostrar afecto, el no apapachar, el no acercarte más de lo necesario, el cuidar al otro también es una forma en la que nosotros damos cuenta de nuestras emociones: el cuidado, y si esto implica unas limitantes corporales, lo vamos a hacer porque el objetivo es más limitante que la sensación del momento”, expuso Duque.
Estimó que, una vez contenida la pandemia, habrá un desbordamiento de afectos en el que, seguramente los excesos van a estar presentes, puesto que las limitantes de contacto han generado un malestar colectivo en los sujetos y “solamente puede ser solventado en vivir como vivíamos antes y agregarle más cosas. Creo que una secuela va a ser que seamos más exagerados en nuestras interacciones, es muy probable que tengamos un giro existencial, vamos a buscar emociones, desbordamientos afectivos, vamos a expresar nuestro amor, nuestra amistad. No creo que pase lo contrario, que la gente después de la pandemia empiece a cuidarse como si estuviera en pandemia, tal vez en la higiene, pero no en las interacciones.”
En tanto a un posible cambio de creencias, dijo que pueden ubicarse distintos niveles, entre los que se encuentran la religión, la suerte, la metafísica, el amor, la amistad o la confianza misma, pero ahora también ha hecho mayor presencia la fe en la ciencia. Agregó que es un momento confuso para decidir en qué creer, puesto que hay un exceso de información y de posturas.
Por su parte, Ángeles refirió que “la principal labor que tiene la religión es que nos concientiza en diferentes niveles, intenta dar una contención integral que no aísla ninguna persona, la religión se ocupa de procurar la espiritualidad, pero también de buscar la empatía hacia los otros, el Papa Francisco publicó la encíclica “Hermanos todos”, con el mensaje de que no solamente los católicos, sino todas las personas podemos acercarnos a los más vulnerables y crear comunidad para que la salud no sea un lujo sino un derecho humano”.
El papel de la religiosidad en la pandemia se ha visto modificado en cuanto al culto presencial, pero en opinión de José Miguel Ángeles, ha reforzado su labor de acompañamiento en el luto, y en su opinión, es posible encontrar certezas en este ámbito “el sosiego de la reclusión nos ha llevado a tener en cuenta la cercanía de la muerte, de hacernos las preguntas importantes de quién soy, a dónde voy, de dónde vengo, cuál es el sentido de la vida y es esta incertidumbre que nos invita a reflexionar sobre nuestra espiritualidad”.
De acuerdo con Angélica Aguado, especialista en psicología clínica y tanatología, se ha visto un incremento significativo en crisis de ansiedad en personas que presentaban el padecimiento antes de la pandemia; para ella, también hay un problema de soledad y abandono de personas de la tercera edad que se ha agudizado con las medidas de distanciamiento.
Aguado participa en la línea de atención psicológica que estableció la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), por lo que ha conocido de cerca casos en los que se complica el proceso de duelo por el fallecimiento de algún familiar enfermo de covid. Expresó que el hecho de no poder celebrar los rituales, debido a las precauciones sanitarias que se deben tomar, vuelve más difícil la asimilación de la muerte “las personas no pueden ser acompañadas y generan algunas fantasías sobre si se trata de los restos de su familiar o no”.
Entre la población más afectada están los trabajadores de salud, “son personas rebasadas, también tienen miedo, están cansados, se enojan”. Junto con este aspecto, ha encontrado que las mujeres que sufren violencia doméstica han padecido mucho más el confinamiento.
Ente los aspectos positivos de los que Angélica Aguado ha sido testigo, están las mejoras en la convivencia familiar entre las personas que pueden trabajar desde casa, el aumento en la calidad de vida y la desaceleración de los días por las prisas de estar presencialmente en algún sitio.
Finalmente, aguado vislumbró un proceso de readaptación por el que tendremos que transitar una vez contenida la pandemia, “ya no vamos a volver a ser los mismos, habrá cuestiones positivas y negativas; va a haber paranoia con la cercanía física y posiblemente mucha gente va a aceptar muchos trabajos por desesperación. El tiempo que hemos podido compartir tiempo con familia y mascotas, que tienen efectos terapéuticos. Va a requerir tiempo para procesarlo.”.