¡Ahí viene el tren!

Margarita Ladrón de Guevara

  · miércoles 18 de octubre de 2017

Fotos: Especiales

En la ciudad de México, a los seis años Edgar Romero pasabacaminando por el patio de cargas de Ferrocarriles Nacionales entreavenida Granjas, San Pablo y otras calles. Cada fin de semana veíadecenas de vagones sucios y oxidados por el uso, pero un día letocó ver los nuevos trenes recién llegados de Estados Unidos:colores vivos, logotipos llamativos, acero brillante. Al díasiguiente en la escuela lo único que hizo fue dibujarlos.

Ese gusto por el dibujo y por el contraste entre los carrosnuevos y los viejos fue evolucionando hasta convertirse en unoficio no sólo sobre el papel, sino que Edgar Romero es ahora unode los artistas que recrean la maqueta monumental de la ViejaEstación del Ferrocarril, propiedad de la asociación Amigos delFerrocarril y que este mes de octubre cumple 15 años de estarabierta al público para deleite de niños y grandes aficionados alos trenes.

La historia de Edgar se repite en los diez integrantes de estaasociación, que preside Enrique Suárez: siendo niño queretano,camino a la primaria, Enrique pasaba por las vías del tren ydisfrutaba observarlos, tocarlos y, claro, subirse demosca, como muchos otros niños lo hacían en una época en laque los peligros no los limitaban. Muchas veces Enrique no iba a laescuela con tal de quedarse viendo el ir y venir de las ruidosaslocomotoras, las cuales desde entonces son su fascinación. Suárezestudió arquitectura pero su pasión siguen siendo los trenes.Creó la asociación el 31 de octubre de 2002 y durante lossiguientes cuatro años construyó junto con los otros nuevemiembros, la maqueta que se exhibe cada domingo en el segundo pisode la Vieja Estación, de 12 a 17 horas.

Cada año, explica Enrique Suárez en entrevista, los diezintegrantes de la asociación celebran su aniversario con unaconvención que congrega a aficionados de los trenes. En 2017 lafiesta fue en agosto y vinieron ocho maquetas para deleite delpúblico, que sumó unas dos mil personas durante los tres díasque duró la convención.

La gente que visita la convención es aficionada a los trenespero no necesariamente al crear maquetas, pues, en palabras deSuárez, no todos tienen el tiempo, las ganas o el espacio. Es porello que la idea de la convención es que las personas lleven suscarros y los puedan correr en las maquetas dispuestas para ello;este año, la convención recibió ocho maquetas, dos de ellaslistas para recibir trenes de aficionados.

DEL JUEGO A LAPASIÓN

Los trenes son la fascinación de muchos niños en todo elmundo. Aquellos que viven cerca del paso de un tren aprenden adistinguir los sonidos de la bocina de la locomotora, de losvagones al pasar, el tren que se detiene. La costumbre infantil dedecir adiós al tren mientras se cuentan los vagones se traspasa degeneración en generación de forma inconsciente. El tren formaparte de la infancia de todos los niños del mundo con canciones,juegos y juguetes didácticos. A algunos el gusto por los trenes seles olvida pronto, pero a otros los acompaña siempre y, comoEnrique, Edgar y muchos otros, se vuelve una forma de vida.

El juego de unir carros y gatear junto a ellos mientras con lamano se hacen avanzar evoluciona con la edad hasta convertirse enalgo serio que los aficionados llaman ferromodelismo. Enriqueexplica “Hay trenes para niños diseñados para la dimensión desus manos y pueden ser un juguete, pero ¿en qué momento cambia aalgo serio?, cuando sus maquetas empiezan a ser a escala ysumamente realistas. Esa capacidad de recrear un lugar es lo quehace la diferencia. Un muchacho mayor de edad ya entiende esadiferencia entre la precisión y exactitud a un juego”.

De acuerdo con Enrique, esa percepción empieza a cambiaralrededor de los 14 años. Por eso, para poder ser miembro de laAsociación Amigos del Ferrocarril de debe ser mayor de edad yesperar a que alguno de sus diez miembros se salga.

Pero ¿y el juego? ¿se puede jugar con la maqueta? Sí, afirmaEnrique. “Se puede, porque es tu recreación”. Y abunda que enel ferromodelismo, como en todo lo que involucra pasión, hayreglas que varían. Por ejemplo, hay quienes no permiten que semueva ninguna de las piezas y la maqueta es sólo para mirar, hayquienes diseñan algo que no existe y hay quienes recrean conaltísima precisión todo un universo. Pero en todos los casos, elobjetivo es el disfrute, el deleite ya sea con sólo observar ojugando al mover las piezas. “No hay límites, plásticamentepuedes hacer todo, incluso algo irreal pero que sea coherente en eluniverso creado dentro de la maqueta. Si haces una maqueta dedinosaurios y le pones un tren debe ser verosímil” sostieneSuárez.

El modelismo de calidad no es de fácil acceso, es costoso,aclara Suárez. La maqueta que se exhibe en la Vieja Estación yque recrea el trayecto del tren desde Querétaro hasta el Estado deMéxico costó mucho dinero, tiempo y hasta conflictos familiares.“El módulo básico de la maqueta nos llevo cuatro años y sesigue modificando. Los primeros cuatro años fueron los máscomplicados porque conseguimos manos, recursos, todo, queafortunadamente ahora ya no necesitamos”.

“Cuando quieres emprender un proyecto como este no puedessolo, por eso hicimos una asociación para poder hacer losaportes”. Los materiales también son difíciles de conseguir yaunque la compra en línea facilita las cosas, sigue siendo ungusto caro y que exige mucho tiempo y precisión.  “En mistiempos no había ni dónde comprar y tenía que hacer todo conpalitos, pero vas creciendo, preguntando y hoy ya tengo lareferencia clara para saber qué necesito para hacer quécosa”.

Y abunda “de los socios, no todos tienen la habilidad parahacer todo. El que sabe pintar lo ponemos pintar, el que sabe poneruna escena graciosa, lo ponemos, otro dice ‘no sé hacer nadasino barrer’ pues barre. Lo importante es confiar en que se puedetener esta maqueta y tener ganas. Todos hemos aprendido que con tusmanos puedes hacer lo que tu ingenio te diga, si tienescreatividad, tu ingenio te dice qué hacer”. Para hacer unamaqueta como la queretana es necesario tener fotografías deacuerdo a lo que pretenden recrear a escala, aunque debendocumentarse con revistas especializadas para resolver el uso delos materiales. La idea es hacer que los temas sean totalmentemexicanos; la queretana representa el recorrido en tren deQuerétaro a San Juan del Río con algunos de los lugaresrepresentativos de cada estación.

Aunque hay cosas que son iguales en todo el mundo, en la maquetaqueretana se preocupan por darle el toque mexicano ¿cómo?poniéndole, por ejemplo, los colores de Pemex a una refinería,explica Edgar Romero, quien se dedica de manera profesional alferromodelismo desde 1988 y no sólo trabaja en Querétaro sino quehace maquetas por encargo.

UN GUSTO COMPARTIDO

Además de la maqueta, el objetivo de la asociación es tenerpresencia en las convenciones nacionales llevando algo deQuerétaro, como lo son maquetas modulares portátiles. Hanrealizado 15 eventos de aniversario y 21 convenciones nacionales. Yen comparación con las demás, la queretana es de las mejores,afirma Suárez.

“Mi encomienda es que las nuevas generaciones conozcan lostrenes… hay niños que no saben qué es un tren de pasajeros”;por eso exhiben la maqueta a todo el que quiera visitarla y en unbuen domingo, reciben hasta 200 personas.

La maqueta atrae a chicos y grandes por igual que disfrutan elinterminable ir y venir de varios trenes que recorren lasestaciones queretanas. Está dotada con todos los sonidos que haceel ferrocarril: desde la locomotora y su bocina hasta el cambio devías. Se puede ver en el recorrido la estación de ferrocarrilesde La Otra Banda y el barrio de San Sebastián, también laestación de La Griega, San Juan del Río, Hércules con sufábrica, un barranco con su carro al fondo, dos puentes: uno dearcos y otro de vigas de concreto, e infinidad de escenasdetalladas que hacen que en cada visita se descubra algo nuevo,visita que se enriquece con el paso del tren real y que define lavida en el barrio de La Otra Banda desde hace 113 años.