PINAL de Amoles, Qro.- Los bosques de encino, el aire y el cielose convierten en uno mismo en el Mirador de Cuatro Palos ubicado enuna de las crestas más altas de la Sierra Gorda en Pinal deAmoles.
Carencias de energía eléctrica, agua entubada e incluso deatención médica acongojan a esta comunidad, situaciones que noimpiden ser felices a los que ahí viven. Pese a ser un pueblopequeño con tan sólo 43 familias, existen ciertas divisionesentre ellos, algunas por envidias, otras por pensamiento, sinembargo el amor por su pueblo los une.
Desde hace ya algunos años han buscado impulsar el turismo enesta zona donde los encinos se reúnen con el semi-desierto ygrandes riscos se desprenden de las alturas, a través de unacooperativa integrada por mujeres han comenzado a crear un serviciode eco-turismo con hospedaje.
Las cabañas
Dentro de este impulso, un grupo de mujeres encabezado porIsidra García Casas, quien con una sonrisa y mucha alegría recibea los turistas que llegan a Cuatro Palos buscando acampar uhospedarse en una de las cabañas que ellas han construido en losúltimos años con barro, paja y otros materiales. Este proyectoque han desarrollado de la mano con el Grupo Ecológico SierraGorda I.A.P. ha ayudado a crecer el turismo en la zona, quizá nocon una ocupación total de las tres cabañas cada fin de semana,pero sí con una presencia constante.
Isidra demanda que la falta de luz y regaderas en ocasionesdesanima a que la gente se quede en ese lugar. Para quienes sídeciden aventurarse en estos cuartos que en la noche son cubiertospor la neblina, Isidra junto a sus compañeras ofrecen losalimentos, dividiendo la tarea entre las cinco para así repartirde manera equitativa las ganancias; huevo, sopa, frijoles ytortillas de maíz quebrado son los alimentos a servir. Ayudadospor el grupo ya antes mencionado, han recibido clases para aprendera hacer postres y algunos otros platillos con los ingredientes quetienen a la mano como manzanas y duraznos.
Este proyecto ha servido para obtener una nueva forma deingresos, ya que los esposos de la mayoría de ellas debentrasladarse a Querétaro para obtener un empleo con el que puedanmantener a sus familias; durante semanas deben separarse de susfamilias por la falta de trabajo en la comunidad por lo que lasnuevas generaciones miran con buenos ojos este tipo de iniciativas,con la esperanza de mantener unidas a sus familias y no alejarlasde su comunidad que aman por su ecosistema, ya que la ciudad deQuerétaro no les agrada por la inseguridad.
El mirador
Es necesario caminar dos kilómetros de un sendero que atraviesael bosque para llegar al punto más alto de la Sierra GordaOccidental, donde un imponente paisaje muestra Bucareli, La mediaLuna y la peña de Bernal; por las mañanas se convierte en unlienzo natural que se pinta de amarillo, rojo y naranja encombinación con el azul de cielo y las nubes blancas durante elamanecer, mientras que por la tarde el sol le da la espalda almirador y los colores grisáceos de la neblina comienzan a llegar,en cuestión de segundos se fusionan el cielo y la tierra con lasnubes atravesando a cualquiera que esté en ese punto.
Al ser este el proyecto turístico más importante del ejido,deberían tener guías certificados, pero en ocasiones los guíasson los perros callejeros que se adueñan del camino y acompañanel andar de los turistas.
El día a día
Durante las tardes jóvenes y niños se reúnen en la canchapara echarse una cascarita, hombres y mujeres juegan sindistinción de sexo o edad; los más grandes se reúnen en lascasas y ponen la música a todo lo que da, algunos de loshits del género regional mexicano así como lo urbanoresuenan en ese silencioso espacio. Este tipo de reuniones y lafalta de actividades han hecho que el alcoholismo sea otra de lasproblemáticas en el ejido, el pulque y la cerveza se hanconvertido en el temor de madres que no saben cómo prevenir a sushijos de este vicio.
Al ser un pueblo tan pequeño pero desunido, las fiestaspatronales o populares mexicanas no son celebradas de maneracolectiva; algunos se quedan en sus casas a comer tamales o algunosde los platillos tradicionales, mientras otros prefierentrasladarse hasta la plaza principal de Pinal de Amoles paracelebrar algunas fechas como la Independencia. Durante Día deMuertos,convierten el espacio en “el bosque de los colgados”:los visitantes caminan por el sendero que lleva al miradorencontrándose a su paso tenebrosos personajes que cuelgan de losárboles, mismos que en conjunto con la neblina convierten laexperiencia en algo tenebroso.
Celebrar a los santos no forma parte de la vida cotidiana de lospocos habitantes de este lejano lugar, pues a pesar de ser muydevotos, hasta allá sólo les llega un sacerdote una o dos vecesal mes para ofrecerles la eucaristía.
Sin embargo, ese paraíso tan prometido, lo pueden vivir todoslos días mirando a su alrededor.