“Y por amor le lloré como un chiquillo para pedirleperdón” canta con dolor Pancho Barraza acompañado de una bandasinaloense en su canción Mi enemigo era el amor, canciónde la cual el artista plástico queretano Julián Guzmán “Laremolacha” toma el primer verso para titular su más recienteexposición, El amor nos vuelve mensos, su terceraindividual en el Museo de la Ciudad.
El amor nos vuelve mensos consta de cinco dípticos yun políptico definidos por el color, los animales y el humor ycuyos títulos congelan el instante del cual se inspiró el autor;de la obra, destacan los dípticos hechos a dos manos con loscuales el artista comparte autoría: Pero ya después se meolvida, en colaboración con Omar Benítez “El jamón” yA la cocina, con Rafael Rodríguez. La mano de estos dosartistas queretanos es notoria en cada díptico y abona a lacombinación que Guzmán hace entre lo figurativo y lo abstracto alo largo de la exposición.
Guzmán, nacido en Querétaro y arquitecto con oficio de pintor,entró en la escena del arte plástico local hace alrededor de seisaños, pero fue en 2013 cuando gracias a su mural en las callesRoncopollo y Universidad, toda la ciudad conoció su trabajo. Formaparte de una generación de artistas que a partir de la segundadécada del presente siglo, renovaron el quehacer plásticoqueretano al incluir en su trabajo multiplicidad de técnicas yestilos, ya que no se decantan por el realismo o la abstracción,por el óleo o por el acrílico, por el lienzo o la madera. No,ellos toman lo que tienen a la mano y crean figuras, las acompañande manchas, palabras, papel periódico; chorrean, trazan,detallan… se divierten.
De esta camada surgen Ezequiel Frías, Ricardo Moster, MaríaEugenia Suárez “Pixies”, Omar Benítez, Rafael Ontiveros, Tania Quezada y, por supuesto, Julián Guzmán, entre otros,quienes lo mismo pintan murales que servilletas. Y es a partir delviernes 23 que Guzmán exhibe lo más reciente de su trabajoplástico retomando los títulos que lo caracterizan y ofreciendoescenas caóticas pero con suficientes pistas como para que elespectador complete la historia que nos cuenta cada pieza.
Su más reciente exposición en la Galería Libertad fue hacetres años y se tituló Es tu perro, tú lo bañas, lacual estaba poblada de pollos (su animal fetiche que lo acompañaen toda su obra) y otros seres de piel escamosa, plumosa, peluda yverrugosa.
En El amor nos vuelve mensos no hay tantos pollos, perosí muchos otros animales.
Animales, historias y puertas
Desapegado del mural desde hace tiempo, Guzmán prueba unformato más pequeño y ofrece una abstracción de la canciónMi enemigo era el amor, aderezada con la mano de suscolegas pintores. En entrevista, La remolacha habla de laexperiencia de pintar con sus colegas y de cómo llegó un momentoen que destruyó todo lo que había hecho para la exposición.
“Fue muy interesante y divertido el proceso creativo con Omary Rafael, pues ellos tienen otra forma de trabajar; ambos songrandes amigos míos y logramos hacer sinergia para cada uno darnuestra versión de la canción”.
En tu obra hay figuración y abstracción ¿hacia dóndequieres llevar al espectador con esta combinación deestilos?
Siempre he intentado que el espectador adopte la historia y lacomplete con su propia interpretación, no imponer mi punto devista sino que al ver el dibujo, independientemente de que te gusteo no, generes tu opinión y termines la historia, que tú concluyascon la obra. Ese es el ritmo de mi trabajo: que cada observador letome un pedazo, un detalle y lo haga suyo. Con eso tengo la tareahecha.
Los pollos ahora fueron reemplazados –o acompañados-por otros animales e incluso varios personajes de historieta. ¿Porqué la fijación con los animales, con la cultura popular… conlos pollos?
“Los animales, y en particular los pollos, siempre formanparte de mi trabajo porque no sé dibujar personas. Dentro dellenguaje que quiero crear y el mensaje que quiero transmitir hetratado de darle cara o forma de animal a una situación o cosa. Enesta exposición es más evidente que hay elementos de caricaturasy otras apropiaciones porque influyen en mi. Es decir, yo cuentohistorias con recuerdos propios y cada elemento del cuadro es mimanera de explicar ese recuerdo”.
Guzmán explica que su proceso es abstraer elementos que sonagrupados en su mente y así van surgiendo los cuadros: de cadagrupo de experiencias, saca elementos para un cuadro. “A mediaque voy creando doy un paso atrás y analizo si hay coherencia. Aveces no la hay, pero cada persona que observa reinterpreta lahistoria”.
Esta exposición es el punto medio entre lo presentado en laGalería Libertad en 2014 y los murales que ha pintado, pues sutrabajo previo era en formatos muy pequeños, casi en tamañocarta. “Cada pieza es una especie de mural creado en el estudio ypor eso, hoy no sé hacia dónde voy. Es una lucha en mí parasaber qué quiero seguir haciendo”.
Afirma que después de esta exposición se sentará a analizarhacia dónde llevará su trabajo pues si bien el mural es algo quedisfruta hacer, no está en sus planes próximos retomarlo. Aúnestán los que creó en la Colonia Las Américas y en la calle PinoSuárez, junto con el de Roncopollo que ha sido “intervenido”,pero después del Museo de la Ciudad, no sabe qué seguirá.“Esta exposición la hice dos veces. Un día me levanté ydestruí todo lo que ya llevaba, incluso el título era otro”,narra “pero tienes que ser muy cuidadoso en eso también: si vasa mandar todo a la chingada debes tener un plan a seguir”.
¿Cómo percibes el mercado del arte enQuerétaro?
Casi todo lo exhibo en internet. Mi obra no es un objetodecorativo sino una inversión. Y me la he pasado convenciendo alos clientes, he perdido muchos pero he sido fiel a esa línea yestoy involucrado con quién compra mi obra; es decir, mi obra esadquirida por las razones correctas”.
Para Guzmán Vallejo, la generación de artistas plásticos a laque él pertenece se define por atreverse a explorar, a cruzarbarreras y experimentar con diferentes medios. “Fue muy difícilal principio porque somos quienes abrieron camino” sin embargo,los consumidores de arte actualmente ya buscan trabajos así.“Nuestros compradores son gente de nuestra edad que nocomprarían un Santiago Carbonell, por ejemplo, o un bodegón… Lavida te va diciendo que adoptes otros lenguajes.
La gran cantidad de oferta en Querétaro, y en general enMéxico, obliga a los artistas plásticos a explorar e ir másallá, no encasillarte, a ser fiel contigo mismo y con tulenguaje”.
¿Ese es el reto: lograr la autenticidad y conquistar elmercado?
Sí, ser fiel contigo mismo. En Querétaro hay muchos espaciospara exponer pero no todos los espacios son para todos. Y tu tienesqué saber en dónde poner tu trabajo, tocar puertas, tenerpaciencia y disciplina pero defender tu trabajo. Sí nos tocóabrir puertas pero todavía hay varias que siguen cerradas.Afortunadamente tenemos al Museo de la Ciudad, porque es el lugarque más se preocupa por traer propuestas diferentes.