De gala se vistió la pirámide de El Cerrito para recibir a cientos de personas que puntuales se plantaron en las faldas de este sitio arqueológico para dar la bienvenida al equinoccio de primavera que en la época prehispánica marcaba el inicio del ciclo agrícola, el periodo donde la noche y el día tienen la misma duración.
Evento astronómico donde se conjugan mitos y rituales y en años más recientes motivo de reunión de cientos de personas que vestidas de blanco recibieron la luz solar y se cargaron de energía.
Por este motivo la pirámide de El Cerrito una vez más fue visitada desde temprana hora por jóvenes, adultos y menores de edad quienes con vestimentas claras, pero también el colorido de danzantes y sobre todo la convicción de energía positiva no dudaron en alzar los brazos al cielo y a los cuatro puntos cardinales para pedir a los dioses buenaventura
Con el ritual de huéhuetl, danza de concheros el fuego nuevo y música prehispánica, concluyó el equinoccio de primavera en el municipio de Corregidora, punto que congregó ayer a personas lo mismo habitantes del lugar, que provenientes de otras entidades como del extranjero, todos con el único fin de atraer energía positiva.
De acuerdo a datos de Protección Civil de la demarcación el pasado lunes, el Gran Cue registró la mayor afluencia con más de mil 500 personas y sin reporte de incidente alguno durante el programa de equinoccio que abarcó del 17 al 21 de marzo.
A estos rituales el alcalde de Corregidora, Roberto Sosa, acompañado de Karina Antuñano, presidenta del DIF municipal se sumó a la fiesta prehispánica que de acuerdo al director del Instituto Municipal de Cultura, Víctor Ávila, dijo. “El equinoccio de primavera obedece a tradiciones desde la época prehispánica; este día coincide con una de las veintenas del calendario mesoamericano que era de 18 veintenas que duraba 360 días más cinco días de sacrificio”.
Aseguró que esta fecha se ha acoplado a la época moderna, en busca una nueva mexicanidad que tiene sus antecedentes en cuestiones prehispánicas.