Han pasado 17 años desde que ocurrió una de las tragedias quemarcaron la historia de Celaya, el domingo negro, donde el destinocambio la vida de cientos de familias, y que acabó con la de másde 70 personas, entre ellas un reportero gráfico del Sol delBajío, Leonicio Lira, quien fue de los primeros en llegar a lazona de desastre. Las inmediaciones de la Central de Abastos y laCentral Camionera se convirtieron en una zona de destrucción,después de que en Abarrotera Celaya, establecimiento quealmacenaba pirotecnia se incendiará y comenzarán las explosiones.Las cifras oficiales mencionaron que se trataba de más de dostoneladas de pólvora. LOS HECHOS Durante las primeras horas deldomingo 26 de septiembre de 1999 todo marchaba con normalidad hastapoco antes de las 10 de la mañana que comenzó la tragedia, siendouna de las primeras versiones que el incendio se derivaba de unafuga de gas. Se registraron cinco explosiones, siendo en la segundadonde el fotógrafo del Sol del Bajío falleció. Varios comercioscercanos a la zona se derrumbaron por las ondas expansivas. Losproyectiles alcanzaron a las personas que iban hacer sus despensas.Las primeras dos explosiones fueron las que cobraron másvíctimas, entre socorristas, policías, bomberos y periodistas quese encontraban en el lugar, mientras que las ondas expansivasalcanzaron a dañar casas y autos a más de 500 metros a lasredonda. El primer conteo de daños que se reportó ese día a lasnueve de la noche, registró 60 muertos y 348 heridos, de loscuales 56 decesos fueron en el lugar de los hechos y cuatro más enhospitales, mientras que 267 de los heridos fueron dados de alta enlas primeras 24 horas y 81 presentaron heridas de mayor gravedad.El informe final que presentó la autoridad fue de 71 muertos y 348heridos. Por la magnitud de la tragedia, los cuerpos de emergenciasdel Municipio de Celaya solicitaron el apoyo de corporaciones demunicipios y estados vecinos, mientras que el entonces gobernadorde Guanajuato, Ramón Martín Huerta, solicitó la intervención dela Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), para implementar elplan DN-III, realizando labores de rescate y limpieza en la zonacero. Los centros hospitalarios de la demarcación fueronsobrepasados por el número de heridos, y sobre todo la faltainfraestructura no les permitía albergar los cuerpos de lasvíctimas mortales, lo que llevó a habilitar el gimnasio de laUnidad Deportiva Miguel Alemán Valdés como anfiteatro, para queahí las familias pudieran reconocer los cuerpos. Hoy a 17 años dela terrible explosión, deudos de las víctimas, así comorescatistas y vecinos, que estuvieron en el lugar de los hechos,siguen conmemorando día con una misa en honor a los ahícaídos.
Han pasado 17 años desde que ocurrió una de las tragedias quemarcaron la historia de Celaya, el domingo negro, donde el destinocambio la vida de cientos de familias, y que acabó con la de másde 70 personas, entre ellas un reportero gráfico del Sol delBajío, Leonicio Lira, quien fue de los primeros en llegar a lazona de desastre. Las inmediaciones de la Central de Abastos y laCentral Camionera se convirtieron en una zona de destrucción,después de que en Abarrotera Celaya, establecimiento quealmacenaba pirotecnia se incendiará y comenzarán las explosiones.Las cifras oficiales mencionaron que se trataba de más de dostoneladas de pólvora. LOS HECHOS Durante las primeras horas deldomingo 26 de septiembre de 1999 todo marchaba con normalidad hastapoco antes de las 10 de la mañana que comenzó la tragedia, siendouna de las primeras versiones que el incendio se derivaba de unafuga de gas. Se registraron cinco explosiones, siendo en la segundadonde el fotógrafo del Sol del Bajío falleció. Varios comercioscercanos a la zona se derrumbaron por las ondas expansivas. Losproyectiles alcanzaron a las personas que iban hacer sus despensas.Las primeras dos explosiones fueron las que cobraron másvíctimas, entre socorristas, policías, bomberos y periodistas quese encontraban en el lugar, mientras que las ondas expansivasalcanzaron a dañar casas y autos a más de 500 metros a lasredonda. El primer conteo de daños que se reportó ese día a lasnueve de la noche, registró 60 muertos y 348 heridos, de loscuales 56 decesos fueron en el lugar de los hechos y cuatro más enhospitales, mientras que 267 de los heridos fueron dados de alta enlas primeras 24 horas y 81 presentaron heridas de mayor gravedad.El informe final que presentó la autoridad fue de 71 muertos y 348heridos. Por la magnitud de la tragedia, los cuerpos de emergenciasdel Municipio de Celaya solicitaron el apoyo de corporaciones demunicipios y estados vecinos, mientras que el entonces gobernadorde Guanajuato, Ramón Martín Huerta, solicitó la intervención dela Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), para implementar elplan DN-III, realizando labores de rescate y limpieza en la zonacero. Los centros hospitalarios de la demarcación fueronsobrepasados por el número de heridos, y sobre todo la faltainfraestructura no les permitía albergar los cuerpos de lasvíctimas mortales, lo que llevó a habilitar el gimnasio de laUnidad Deportiva Miguel Alemán Valdés como anfiteatro, para queahí las familias pudieran reconocer los cuerpos. Hoy a 17 años dela terrible explosión, deudos de las víctimas, así comorescatistas y vecinos, que estuvieron en el lugar de los hechos,siguen conmemorando día con una misa en honor a los ahícaídos.