Decenas de danzantes y concheros hicieron acto de presencia en el atrio del templo de la Cruz para levantar el tradicional chimal, desde la madrugada hasta pasado el mediodía, provenientes de los barrios de la Cruz y San Francisquito.
A través de la danza, el rito y el canto, los concheros llegaron durante el transcurso del día para los actos celebratorios del día de la Santa Cruz de los Milagros, tradición que, según expertos, se remonta a la fundación de la ciudad de Querétaro en 1531.
Un evento cautivador por la energía de los concheros, el colorido de las plumas en sus tocados, los cuidadosos detalles del vestuario, y por devoción que le otorgan a la danza cuando los concheros exclaman “¡Él es Dios!”.
Debido a la pandemia de Covid-19, 20 de las 23 organizaciones que componen a la comunidad de danzantes de Querétaro modificaron su tradición, por segundo año consecutivo, para continuar con los festejos, siendo algunas de estas medidas la visita espaciada del Templo de la Cruz y la reducción de aforo en sus oratorios.
Dicho evento comienza con la velación que da inicio a partir del 12 de septiembre a las 20:00, donde se reciben las ofrendas por las mujeres sahumadoras mientras se cantan alabanzas hasta la madrugada del 13 de septiembre.
Se dice que esta primera etapa representa la energía de la noche, “el principio femenino”, donde el danzante se purifica a través de alabanzas para recibir el siguiente día la energía solar, “el principio masculino”.
Es entonces cuando se adorna el atrio de la iglesia y da inicio el recorrido de danzantes concheros que, normalmente, vienen de diferentes puntos del país y que en esta ocasión se redujo solo a los grupos queretanos.
Mujeres con huipil y enaguilla, y los hombres con el maxtle, pectoral, rodilleras, tilma y escudos, además de sonajas, cascabeles o hueseras, las plumas de copolli y los penacho, recorrieron algunas calles del Centro Histórico a ritmo de tambores y el sonido del caracol.
El centro del círculo de danza es considerado un lugar sagrado y es ahí donde se coloca al sahumador, la brasa sagrada con sus aromáticas esencias y las ofrendas que se portan. Ahí se marca el eje de energía, que reverbera en círculos y permite que todo el grupo se transforme en una unidad.
La elevación de los chimales –estructuras temporales construidas con carrizo y recubiertas de plantas silvestres y frutos- son ofrendas y símbolos de resistencia, vitalidad y sentimiento identitario del pueblo otomí-chichimeca.
Para los danzantes es un ritual para honrar y dar gracias a la Santa Cruz de los Milagros, por lo que además le añaden tortillas, pan y semillas.
Con pocas personas expectantes alrededor y las medidas sanitarias correspondientes, además de la presencia de elementos de la policía municipal e inspección, los concheros se mantuvieron varias horas en sus actos ceremoniales.
Será el 14 de septiembre en que se reanuden las danzas durante todo el día y de igual modo el 15, día en que se pagan las mandas, concluirá antes de las celebraciones por el Día de la Independencia.