/ jueves 16 de marzo de 2017

Cinco escenarios queretanos para el equinoccio primaveral

La sombra de una pirámide que sube hasta cobijar la figura deun cerro, la precisión para construir una ciudad estratégica enla explotación de sus recursos naturales, un monolito exagerado ylos restos de numerosas civilizaciones son los escenarios idealespara recordar el origen de la sangre mexicana.

Estos 20 y 21 de marzo miles de personas se reunirán en lapirámide de El Cerrito, en Corregidora; la Peña de Bernal, enEzequiel Montes; el sitio arqueológico de Ranas, en San Joaquín;el sitio de Toluquilla, en Tequisquiapan; y el Cerro de la Cruz, enSan Juan del Río para celebrar el equinoccio de primavera.

Los penachos emplumados y el sonido del huéhuetl revivirán losdías antes de la caída de los pueblos prehispánicos, en elrescate de un rito milenario los queretanos celebrarán elnacimiento de un nuevo sol para demostrar que los pueblosmesoamericanos estaban dotados de un avanzado conocimiento.

SITIOS ARQUEOLÓGICOS

El arqueólogo Juan Carlos Saint Charles Zetina, que trabaja enel área de investigación del Instituto Nacional de Antropologíae Historia (INAH) en Querétaro, explicó que la mayoría de lossitios arqueológicos tienen una orientación que los posicionacomo marcadores del cambio de estación, indican el inicio de laépoca de cultivos, lluvias y cosechas.

Por ejemplo, en la Pirámide del Cerrito, el atardecer del 21 demarzo se puede observar cómo la sombra sube al cerro que está enfrente, algo parecido al fenómeno que se da en Chichen Itzá alobservar el descenso de la serpiente emplumada, indicó.

Señaló que en algunos sitios estos fenómenos no se dannecesariamente el 21 de marzo, hay algunos que marcan otras fechas,como el solsticio de invierno; en Querétaro sólo se sabe de laPirámide del Cerrito, mientras que en San Juan del Río, en elCerro de la Cruz no hay indicios de que la pirámide estéorientada para indicar el inicio de la primavera.

Homero Mota Vargas, director del grupo Aztlán, con 18 años detrayectoria en la compilación y celebración de ritosprehispánicos, explicó que los antiguos mexicanos le daban muchaimportancia a los movimientos celestes porque el equinoccio marcabaun inicio, cuando el sol se pone de manera perpendicular con elecuador.

Los sitios arqueológicos se usaban para hacer referencias en unplano, pues la representación de las montañas y los basamentospiramidales fueron construidos a través de marcadores de la salidao entrada del sol, que daba un parámetro para saber dónde seencontraban, aseguró.

RITOS ANTIGUOS

Homero Mota, encargado del ritual para la celebración delequinoccio en San Juan del Río, expuso que todo inicia con unceremonial a los siete rumbos del universo, hacen un permiso haciael oriente, por donde sale el sol, la región de Quetzalcóatl;después al occidente, la región de Xipe Tótec; luego al norte aTezcatlipoca; al sur, Huitzilopochtli; abajo, la madre tierra;arriba, el cosmos y finalmente el centro.

“Los movimientos astronómicos eran importantes porquemarcaban en dónde se encontraban; este saludo surge de la míticahistoria, cuando Quetzalcóatl viaja al Mictlán, a la región delos muertos, para que rescatara los huesos sagrados tiene que tocarel caracol alrededor de los rumbos del universo, pero no estabaperforado y es ayudado por sus amigas abejas y hormigas paraperforarlo”, relató.

Dijo que este rito se ha retomado para sahumar y purificamos elambiente, mientras que la música es una interpretación, pues nose sabe cómo fue la música mesoamericana, pero el grupo Aztlánha recopilado los instrumentos y sabe que se imitaban los sonidosde la naturaleza.

“Desde que llegamos a una zona arqueológica empieza elritual, al maquillarnos, al cambiarnos, al ponernos grecas alusivasal sol, serpientes y al fuego, entramos en un estado en el que nosconectamos con la naturaleza y buscamos que se tenga la concienciade qué estamos haciendo con el planeta”, expresó.

El sentido de esta celebración es recordar el conocimiento dela observación de los astros, que marca un punto de partida.

“LA ESENCIA DE NUESTRA CULTURA”

Para los guardianes de la tradición, Manuel RodríguezOntiveros, Manuel Rodríguez Gonzáles y Jorge Rodríguez, quienesretomaron este ritual hace 25 años en la Peña de Bernal, elequinoccio de primavera representa el nacimiento del nuevo sol ycon él, el del nuevo año mexica.

“Es un ritual viejo, se hacía hasta que llegó la conquista ylo prohibieron los españoles. Lo renovamos y reactivamos hace 25años en la Peña de Bernal, porque antes se hacía en varioscentros ceremoniales, se trata de un ritual chichimeca, porquepertenecemos a la zona chichimeca”, señaló.

El 19 de marzo recogen un cristal de cuarzo que está en lacapilla de la Santa Cruz, en el Pueblo de Bernal, custodiado por laMayordomía del pueblo, el cual se sube con un grupo de danzanteshasta la cúspide de la Peña.

Ahí hay una capilla en la que se hace una velación durantetoda la noche para esperar el nuevo sol; por la mañana del 20 demarzo, los primeros rayos de sol se captan en el cristal de cuarzo,después se baja y se deposita de nuevo en la capilla.

Después de la ceremonia un grupo de concheros danza en elcentro y con ello culmina el rito.

“Es el punto en el que el sol está más cerca de la tierra,está cósmicamente en un punto importante, ahí se recibe másenergía del sol, todos vivimos de esa energía solar; esto es laesencia de nuestra cultura, es importante que no perdamos nuestrasraíces”, indicó.

OCUPACIÓN DEL CERRO DE LA CRUZ

El arqueólogo Juan Carlos Saint Charles Zetina, que hatrabajado en las zonas arqueológicas de San Juan del Río ycoordinó la publicación de un libro en esta materia, explicó quees difícil hablar de las culturas que habitaron en la zona delCerro de la Cruz, en San Juan del Río, pues más o menos cada 500años desaparecía una sociedad y aparecía una nueva.

Los primeros pobladores, desde el año 500 a. C. hasta la era deCristo, se relacionan con la cultura Chupícuaro, que estabaasentada en Acámbaro, Guanajuato, aunque no se sabe qué lenguahablaban.

La segunda cultura estuvo aproximadamente 250 años y aunque nose sabe cuál era su filiación étnica ni qué lengua hablaban, seles relaciona con los pobladores de Acuilco, la Cuenca deMéxico.

Relató que el Cerro de la Cruz quedó desocupado durante elapogeo de Teotihuacán porque se fundó otro centro a sietekilómetros de ahí, el Rosario; luego fue ocupado de nuevo entrelos años 700 y 900 por grupos que tampoco se sabe quiénes eran,pero se relacionan con los asentamientos de Tula, Hidalgo.

En el año 1000 el sitio quedó abandonado, es posible que hayahabido una ocupación por parte de la cultura Xajay y finalmentepor los mexicas, indicó.

“No se sabe quiénes son porque desde el 1000 hacia atrás, esdifícil seguirles el rastro por todos los cambios. No dejaronningún documento, y si lo hicieron no perduraron, sólo tenemosalgunas vasijas que dan indicios, pero ni esculturas tenemos”,destacó.

Señaló que una de las dificultades con la que se topan losarqueólogos, es que se deben basar exclusivamente en la evidencianatural, pues no tienen códices, salvo escasa información delsiglo XVI.

Hay una capilla en la parte norte y sobre el basamento piramidalhay una ermita.

PIRÁMIDE DE “EL CERRITO”

Se calcula que la fundación del centro ceremonial en El Cerritose dio en el año 700; posteriormente, entre los años 900 y 1200se tomó como un asentamiento ceremonial de tradiciónindependiente y se convirtió en el principal centro de tradicióntolteca del norte de Mesoamérica.

Alcanzó el rango de santuario al ser una réplica del lugar deorigen de los toltecas en Tula, Hidalgo; en la última etapa deocupación, entre los años 1200 y 1530 se modificó el basamentopiramidal y se cree que fue reocupada por los chichimecas.

La escultura de los toltecas educaba a la población que acudíaa los lugares públicos, algunos símbolos rememoraban a la tollánoriginal, para que los toltecas no olvidaran su lugar deorigen.

En 1632 los franciscanos colocaron una imagen de María en ElCerrito, que fue reconocida posteriormente como la SantísimaVirgen del Pueblito.

Además del basamento piramidal, se puede visitar el Altar delos cráneos, el Altar de las obsidianas, la Plaza de lasesculturas, la sala de los cuatro altares y la Plaza de la Danza,donde se reunían para participar en los rituales colectivos.

BERNAL

La Peña de Bernal es reconocida como el tercer monolito másgrande del mundo, característica que le ha valido para fungir comoun indicador geográfico desde el auge de los pueblosmesoamericanos; ahí se han encontrado vestigios arqueológicos ypinturas rupestres que indican que hubo ocupación prehispánica,indicó el arqueólogo Juan Carlos Saint Charles Zetina.

Desde hace 25 años el pie y la peña misma se han aprovechadopor los concheros de Querétaro para hacer una interpretación delos rituales que marcaban el inicio de un nuevo ciclo para lasculturas prehispánicas.

RANAS Y TOLUQUILLA

Se estima que el sitio arqueológico de Ranas, en San Joaquín,fue habitado entre los años 600 y 900 por pueblos desconocidoshasta ahora, a los que se les dio la denominación de serranos.

Además se cree que lo habitaron pueblos relacionados con losotomíes, los pames, jonaces y chichimecas. Se piensa que estaciudad fue construida por especialistas en minería y agricultura,el principal recurso natural del que disponían era el cinabrio yal que se dedicaron a explotar.

También se cree que Ranas y Toluquilla, en Tequisquiapan,fueron asentamientos hermanos; ésta última tuvo una vocaciónmás inclinada a la religión.

La sombra de una pirámide que sube hasta cobijar la figura deun cerro, la precisión para construir una ciudad estratégica enla explotación de sus recursos naturales, un monolito exagerado ylos restos de numerosas civilizaciones son los escenarios idealespara recordar el origen de la sangre mexicana.

Estos 20 y 21 de marzo miles de personas se reunirán en lapirámide de El Cerrito, en Corregidora; la Peña de Bernal, enEzequiel Montes; el sitio arqueológico de Ranas, en San Joaquín;el sitio de Toluquilla, en Tequisquiapan; y el Cerro de la Cruz, enSan Juan del Río para celebrar el equinoccio de primavera.

Los penachos emplumados y el sonido del huéhuetl revivirán losdías antes de la caída de los pueblos prehispánicos, en elrescate de un rito milenario los queretanos celebrarán elnacimiento de un nuevo sol para demostrar que los pueblosmesoamericanos estaban dotados de un avanzado conocimiento.

SITIOS ARQUEOLÓGICOS

El arqueólogo Juan Carlos Saint Charles Zetina, que trabaja enel área de investigación del Instituto Nacional de Antropologíae Historia (INAH) en Querétaro, explicó que la mayoría de lossitios arqueológicos tienen una orientación que los posicionacomo marcadores del cambio de estación, indican el inicio de laépoca de cultivos, lluvias y cosechas.

Por ejemplo, en la Pirámide del Cerrito, el atardecer del 21 demarzo se puede observar cómo la sombra sube al cerro que está enfrente, algo parecido al fenómeno que se da en Chichen Itzá alobservar el descenso de la serpiente emplumada, indicó.

Señaló que en algunos sitios estos fenómenos no se dannecesariamente el 21 de marzo, hay algunos que marcan otras fechas,como el solsticio de invierno; en Querétaro sólo se sabe de laPirámide del Cerrito, mientras que en San Juan del Río, en elCerro de la Cruz no hay indicios de que la pirámide estéorientada para indicar el inicio de la primavera.

Homero Mota Vargas, director del grupo Aztlán, con 18 años detrayectoria en la compilación y celebración de ritosprehispánicos, explicó que los antiguos mexicanos le daban muchaimportancia a los movimientos celestes porque el equinoccio marcabaun inicio, cuando el sol se pone de manera perpendicular con elecuador.

Los sitios arqueológicos se usaban para hacer referencias en unplano, pues la representación de las montañas y los basamentospiramidales fueron construidos a través de marcadores de la salidao entrada del sol, que daba un parámetro para saber dónde seencontraban, aseguró.

RITOS ANTIGUOS

Homero Mota, encargado del ritual para la celebración delequinoccio en San Juan del Río, expuso que todo inicia con unceremonial a los siete rumbos del universo, hacen un permiso haciael oriente, por donde sale el sol, la región de Quetzalcóatl;después al occidente, la región de Xipe Tótec; luego al norte aTezcatlipoca; al sur, Huitzilopochtli; abajo, la madre tierra;arriba, el cosmos y finalmente el centro.

“Los movimientos astronómicos eran importantes porquemarcaban en dónde se encontraban; este saludo surge de la míticahistoria, cuando Quetzalcóatl viaja al Mictlán, a la región delos muertos, para que rescatara los huesos sagrados tiene que tocarel caracol alrededor de los rumbos del universo, pero no estabaperforado y es ayudado por sus amigas abejas y hormigas paraperforarlo”, relató.

Dijo que este rito se ha retomado para sahumar y purificamos elambiente, mientras que la música es una interpretación, pues nose sabe cómo fue la música mesoamericana, pero el grupo Aztlánha recopilado los instrumentos y sabe que se imitaban los sonidosde la naturaleza.

“Desde que llegamos a una zona arqueológica empieza elritual, al maquillarnos, al cambiarnos, al ponernos grecas alusivasal sol, serpientes y al fuego, entramos en un estado en el que nosconectamos con la naturaleza y buscamos que se tenga la concienciade qué estamos haciendo con el planeta”, expresó.

El sentido de esta celebración es recordar el conocimiento dela observación de los astros, que marca un punto de partida.

“LA ESENCIA DE NUESTRA CULTURA”

Para los guardianes de la tradición, Manuel RodríguezOntiveros, Manuel Rodríguez Gonzáles y Jorge Rodríguez, quienesretomaron este ritual hace 25 años en la Peña de Bernal, elequinoccio de primavera representa el nacimiento del nuevo sol ycon él, el del nuevo año mexica.

“Es un ritual viejo, se hacía hasta que llegó la conquista ylo prohibieron los españoles. Lo renovamos y reactivamos hace 25años en la Peña de Bernal, porque antes se hacía en varioscentros ceremoniales, se trata de un ritual chichimeca, porquepertenecemos a la zona chichimeca”, señaló.

El 19 de marzo recogen un cristal de cuarzo que está en lacapilla de la Santa Cruz, en el Pueblo de Bernal, custodiado por laMayordomía del pueblo, el cual se sube con un grupo de danzanteshasta la cúspide de la Peña.

Ahí hay una capilla en la que se hace una velación durantetoda la noche para esperar el nuevo sol; por la mañana del 20 demarzo, los primeros rayos de sol se captan en el cristal de cuarzo,después se baja y se deposita de nuevo en la capilla.

Después de la ceremonia un grupo de concheros danza en elcentro y con ello culmina el rito.

“Es el punto en el que el sol está más cerca de la tierra,está cósmicamente en un punto importante, ahí se recibe másenergía del sol, todos vivimos de esa energía solar; esto es laesencia de nuestra cultura, es importante que no perdamos nuestrasraíces”, indicó.

OCUPACIÓN DEL CERRO DE LA CRUZ

El arqueólogo Juan Carlos Saint Charles Zetina, que hatrabajado en las zonas arqueológicas de San Juan del Río ycoordinó la publicación de un libro en esta materia, explicó quees difícil hablar de las culturas que habitaron en la zona delCerro de la Cruz, en San Juan del Río, pues más o menos cada 500años desaparecía una sociedad y aparecía una nueva.

Los primeros pobladores, desde el año 500 a. C. hasta la era deCristo, se relacionan con la cultura Chupícuaro, que estabaasentada en Acámbaro, Guanajuato, aunque no se sabe qué lenguahablaban.

La segunda cultura estuvo aproximadamente 250 años y aunque nose sabe cuál era su filiación étnica ni qué lengua hablaban, seles relaciona con los pobladores de Acuilco, la Cuenca deMéxico.

Relató que el Cerro de la Cruz quedó desocupado durante elapogeo de Teotihuacán porque se fundó otro centro a sietekilómetros de ahí, el Rosario; luego fue ocupado de nuevo entrelos años 700 y 900 por grupos que tampoco se sabe quiénes eran,pero se relacionan con los asentamientos de Tula, Hidalgo.

En el año 1000 el sitio quedó abandonado, es posible que hayahabido una ocupación por parte de la cultura Xajay y finalmentepor los mexicas, indicó.

“No se sabe quiénes son porque desde el 1000 hacia atrás, esdifícil seguirles el rastro por todos los cambios. No dejaronningún documento, y si lo hicieron no perduraron, sólo tenemosalgunas vasijas que dan indicios, pero ni esculturas tenemos”,destacó.

Señaló que una de las dificultades con la que se topan losarqueólogos, es que se deben basar exclusivamente en la evidencianatural, pues no tienen códices, salvo escasa información delsiglo XVI.

Hay una capilla en la parte norte y sobre el basamento piramidalhay una ermita.

PIRÁMIDE DE “EL CERRITO”

Se calcula que la fundación del centro ceremonial en El Cerritose dio en el año 700; posteriormente, entre los años 900 y 1200se tomó como un asentamiento ceremonial de tradiciónindependiente y se convirtió en el principal centro de tradicióntolteca del norte de Mesoamérica.

Alcanzó el rango de santuario al ser una réplica del lugar deorigen de los toltecas en Tula, Hidalgo; en la última etapa deocupación, entre los años 1200 y 1530 se modificó el basamentopiramidal y se cree que fue reocupada por los chichimecas.

La escultura de los toltecas educaba a la población que acudíaa los lugares públicos, algunos símbolos rememoraban a la tollánoriginal, para que los toltecas no olvidaran su lugar deorigen.

En 1632 los franciscanos colocaron una imagen de María en ElCerrito, que fue reconocida posteriormente como la SantísimaVirgen del Pueblito.

Además del basamento piramidal, se puede visitar el Altar delos cráneos, el Altar de las obsidianas, la Plaza de lasesculturas, la sala de los cuatro altares y la Plaza de la Danza,donde se reunían para participar en los rituales colectivos.

BERNAL

La Peña de Bernal es reconocida como el tercer monolito másgrande del mundo, característica que le ha valido para fungir comoun indicador geográfico desde el auge de los pueblosmesoamericanos; ahí se han encontrado vestigios arqueológicos ypinturas rupestres que indican que hubo ocupación prehispánica,indicó el arqueólogo Juan Carlos Saint Charles Zetina.

Desde hace 25 años el pie y la peña misma se han aprovechadopor los concheros de Querétaro para hacer una interpretación delos rituales que marcaban el inicio de un nuevo ciclo para lasculturas prehispánicas.

RANAS Y TOLUQUILLA

Se estima que el sitio arqueológico de Ranas, en San Joaquín,fue habitado entre los años 600 y 900 por pueblos desconocidoshasta ahora, a los que se les dio la denominación de serranos.

Además se cree que lo habitaron pueblos relacionados con losotomíes, los pames, jonaces y chichimecas. Se piensa que estaciudad fue construida por especialistas en minería y agricultura,el principal recurso natural del que disponían era el cinabrio yal que se dedicaron a explotar.

También se cree que Ranas y Toluquilla, en Tequisquiapan,fueron asentamientos hermanos; ésta última tuvo una vocaciónmás inclinada a la religión.

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