A más de un año de estar las niños y niños de Querétaro con clases virtuales, el impacto emocional de la pandemia en los menores ha afectado su socialización y la retención de los contenidos educativos, así lo señalan madres de familia que, este 10 de mayo, Día de las Madres, se manifiestan, a favor de un regreso paulatino a las aulas.
Alejandra Hernández es madre de un niño de nueve años y una niña de siete que actualmente cursan tercero y primero de primaria; además, es dueña de un portal local de noticias en donde laboran tres socios que también son madres y padres de familia.
Debido a la pandemia, Alejandra reconoce que flexibilizaron sus condiciones de trabajo y son más tolerantes con los cambios de horarios o de días de sus empleados. “Sabemos que las veces que no pueden contestar o no llegan a contestar algún mensaje, es porque están atendiendo las clases en línea con sus hijos. Hemos sido más pacientes”, declara.
También señala que, el acompañamiento a sus hijos durante la pandemia, ha costado trabajo, sobretodo, en la retención de los contenidos. “Hay días en que ellos, ya están hartos de que sean clases virtuales y no ponen su atención o se enfocan; entonces, en esa parte, hemos batallado mucho”.
Para Alejandra, el regreso a clases presenciales es necesario al notar cambios en su comportamiento como la pérdida de interés en el juego, por lo que, menciona, podrían darse clases híbridas. “Llevan más de un año sin socializar y creo que, ahorita, han perdido mucho interés por muchas cosas que antes tenían como jugar”, reitera.
Alina Garduño es madre de una niña de siete años, que cursa la primaria, y durante la pandemia, debido a la reducción de los salarios que se dio en su empresa, decidió dejar su trabajo y enfocarse en un negocio propio. Sin embargo, en su experiencia, las empresas deben de flexibilizar sus condiciones de trabajo para los madres y padres de familia, ya que, muchas veces, no se tiene donde dejar a los hijos.
“Siento que no todas las empresas han dado esa apertura de decir sigue trabajando home office, cuando posiblemente puede ser una persona mucho más productiva así, que si se tiene que trasladar y estar en oficina y aparte al pendiente de sus hijos”, menciona.
Durante las clases virtuales, Alina reconoce que, si bien ha sobrellevado el aprendizaje de los contenidos, lo más pesado se ha vuelto la falta de convivencia de su hija. “Esta parte de aprender en solitario, con una pantalla, se ha vuelto pesado para ellos; particularmente, mi hija es la queja: ya quiero regresar a la escuela”.
Paulina Rendón es madre de un niño de nueve años de tercero de primaria, y durante la pandemia ha trabajado desde casa en bienes raíces. Reconoce que, al inicio, ha sido conflictivo el sobrellevar las clases virtuales y las labores domésticas; lo “más difícil”, dice, ha sido la parte emocional para su hijo.
“Lo difícil es poderle decir porque no saludar a los demás, porque no poder salir tanto (…) él era de regresar de la escuela y solito ponerse a hacer la tarea; últimamente, sí se ha batallado con el hecho de que la realice”, señala.
Asevera que sería “muy sano” para las niñas y niños regresar “poco a poco” a su entorno, ya que, durante la pandemia, “los niños que son los que más han sufrido”.
Erandi Vega es madre de un bebé con pocos meses de nacido. Actualmente, su hijo va a una guardería del IMSS, que para el ingreso de los menores, aplica un protocolo de entrada para evitar contagios de Covid-19.
Aunque Querétaro podría estar más cerca del regreso a las clases presenciales, Erandi considera que aún es más importante que se controle la pandemia y se tenga paciencia, antes de volver a las aulas.
“Privilegiar la salud”, menciona.
