Rosas, gerberas y girasoles esperan en los pasillos del Mercado Escobedo en la capital queretana para convertirse en sonrisas y símbolos de muestras de cariño este 14 de febrero.
Para Karina Fernández, de la florería Anturio, la fecha implica una esperanza de que la situación en las ventas mejore, puesto que en tiempos previos a la pandemia de Covid-19, del total de la mercancía que adquirían, lograban vender aproximadamente el 75% o un poco más, mientras que desde que inició la emergencia sanitaria, el porcentaje promedio de ventas ronda entre el 30 y el 40% en los mejores días.
“Sufrimos más porque es mucho menos el tiempo que nos están permitiendo trabajar, esperemos que pronto acabe esto. Normalmente, esperamos a la gente que sale de trabajar y viene directo a comprar, saben que este es de los mercados que más tarde cierran, mucha gente ya lo sabe”, expresó Fernández
Asimismo, refirió que la situación de por sí es complicada en esta época del año en cuanto a las posibilidades de ganancias en el negocio de venta de arreglos florales y en esta ocasión se le ha añadido la complicación de la reducción del horario, por lo que manifestó que “por lo menos el 14 de febrero pediríamos que nos permitieran vender dos horas más, pero es muy difícil porque está muy cara la flor”
El aumento en los precios de las flores ha sido elevado, no solamente por la pandemia o la fecha del día del amor y la amistad, sino que la temporada es cara porque hay poca producción, puesto que las cosechas de invierno son escasas “hay poca producción y la poca que hay es difícil para las personas que se dedican al campo”, lamentó la florista.
Los insumos para la florista provienen principalmente del Estado de México, que es donde cultivan la mayoría de las especies que comercializan en los locales dedicados a las flores en el Mercado Escobedo.
A fin de evitar la concentración de personas, desde que se comenzaron a aplicar las medidas higiénicas para evitar contagios, han implementado el servicio a domicilio “la gente que ya tiene muchos años de clientes nos habla y les enviamos sus pedidos”, comentó.
En la florería Anturio trabajan Karina, su esposo y una persona más, por lo que al menos son dos familias las que dependen del negocio, y que esperan que la situación mejore pronto para todos.