Vecinas de la zona acudieron al bar Los Cantaritos, lugar donde diez personas fueron asesinadas en un ataque, para colocar flores y un altar en memoria de las víctimas.

Una de las vecinas, quien dijo ser originaria de Canadá pero con 46 años de residencia en México, expresó su tristeza por lo ocurrido, señalando que la comunidad está afectada por este tipo de hechos.

“Nos da mucha tristeza que llegue esto a pasar donde quiera, pues aquí en nuestro hogar. Yo soy extranjera canadiense, pero tengo cuarenta y seis años aquí con mi familia mexicana. Apreciamos mucho la paz, la bondad de los mexicanos y tenemos que tener esperanza y luchar para un México más pacífico y más unido", comentó.

Esta vecina también destacó que aunque en la zona han ocurrido incidentes anteriormente, nunca de esta magnitud. Al enterarse de lo sucedido a través de una red de vecinos, explicó que vive cerca del lugar y que la presencia de armas de alto calibre en la zona es algo nuevo, lo que ha generado mayor preocupación entre los residentes.

“De esta magnitud no, siempre pasan cosas, pero nunca así. La introducción de armas de alto calibre, también es algo nuevo para esta zona y da tristeza”, agregó.

Otra vecina, identificada como Bertha, acudió al lugar para hacer una oración por las víctimas, a pesar de no conocer personalmente a ninguna de ellas.

“Afortunadamente no conozco a las personas, pero ellos no se lo esperaban, pues es algo que es muy feo para cualquier familia y ahora sí que yo soy católica y vengo a hacer una oración por ellos para que encuentren la luz”, expresó Bertha, quien es vecina de la colonia San Francisquito.

Bertha también mencionó que en la zona han ocurrido situaciones preocupantes anteriormente, pero insistió en la falta de seguridad, pidiendo mayor protección para evitar que tragedias como esta se repitan.

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“Pues sí han pasado varias situaciones feas, pero ahora sí que necesitamos mucha seguridad y no la hay. Lamentablemente pasan estas cosas”, dijo, subrayando que las víctimas probablemente solo buscaban divertirse, sin imaginar que algo así podría suceder.