La visión de abuso económico y provecho por encima del trabajo de los otros no tiene cabida en la cosmovisión de Dyxaï Medicina Tradicional, justo porque se trata de compartir las propiedades curativas de las plantas con quienes presentan algún padecimiento, en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
La relación que guardan con la naturaleza es de intérpretes e hijos, como ellos mismos reconocen: caso muy distinto a la lógica de explotación de los recursos naturales que los métodos industriales emplean.
“Tomamos de la naturaleza solo lo que necesitamos, le pedimos permiso a las plantas y hablamos con ellas”, señalaron Isabel, Marco, Maru y Zenayda, portadores de la cultura hñähñu, quienes dirigen el proyecto desde hace casi seis años.
Las plantas que no se pueden conseguir en las zonas cercanas son traídas de otros estados de la República, como Oaxaca, Veracruz y el Estado de México, pero se trata de cantidades pequeñas; lo que sí mantienen tanto en la región como fuera, es la dinámica de tratos directos con las comunidades y el uso exclusivo de plantas producidas sin ningún tipo de fertilizante ni pesticida.
Relataron que ha habido casos en los que personas han acudido a la tienda en la que ofertan sus productos de medicina tradicional para comprar grandes cantidades y luego revenderlas a precios mayores: “para nosotros no se trata de eso, cada quién tiene su forma de ver las cosas, pero eso no es lo que buscamos”.
La ética de la forma en la que comercian sus productos prioriza los valores de su cultura por encima del usufructo, puesto que, prefieren restringir la producción de algunas fórmulas con tal de respetar los ciclos naturales de las plantas. Por ejemplo, su fórmula para la atención de enfermedades respiratorias que contiene flor de cempasúchil sólo puede hacerse con las flores de esa temporada.