La sentencia del caso de Athos y Tango, perros rescatistas queretanos que murieron envenenados, fue confirmada por la sala de magistrados del Tribunal Superior de Justicia (TSJ).
Dicha sentencia dictaminó que el imputado estará 10 años y 6 meses de prisión así como pagar una reparación del daño que asciende a los dos millones 400 mil pesos.
La abogada del caso, Mónica Huerta Muñoz comentó que tras iniciar el juicio penal en agosto de 2022, se presentaron las pruebas suficientes para que se pudiera confirmar la sentencia.
"Se confirmó la sentencia por parte del TSJ, se emitió una sentencia de 10 años 6 meses de prisión y una reparación del daño de dos millones 400 mil pesos así como una multa económica de 115 mil pesos", explicó.
Edgar Martínez, rescatista y dueño de los perros rescatistas será la persona que reciba la reparación del daño, luego de que el imputado envenenara a sus canes de una manera cruel, lo que provocó que la pena en su contra se elevará.
"La pena máxima que se tenía era de 3 y 4 años de cárcel, sin embargo, diferentes conductas que se vieron implicadas como fue el tema de la crueldad que se uso para el daño de Athos, Tango y Balam, fue que entró a un concurso de delitos y la resolución fue que se incrementó la pena a 10 años 6 meses", explicó la abogada.
Por último, recalcó que este caso marcará un precedente importante sobre el delito de maltrato animal no sólo en el estado, sino a nivel nacional e internacional, haciendo reflexionar a las personas que sus actos tienen consecuencias.
"Este caso dicta un precedente importante porque se le hace saber a las personas que sus actos tienen consecuencias, y en el tema de los animales también aplica, esta sentencia se dictó por el caso de Athos y Tango, pero pudieran haber casos que la condena pueda ser mucho peor", dijo.
Te puede interesar leer: “Reparan” homicidio con apenas $481 mil
Actualmente Balam, perro rescatista y sobreviviente del envenenamiento, se encuentra junto con su rescatista salvando vidas en Turquía, luego del terremoto registrado que afectó la frontera entre Siria y el país turco, continuando con el legado de su familia, Athos y Tango.