Luis Laborda, consumidor asiduo de tabaco, aseguró que dejaría de asistir a los establecimientos en los que se les prohíbe el consumo de cigarrillos y tabaco, además de que consideró que sólo la educación puede prevenir los problemas de salud que el hábito conlleva.
“Yo sí busco restaurantes con espacios para fumadores, lo más rico después de comer es un puro, es el que más disfruto”.
Laborde, como consumidor, apuntó que la sustancia no es igual que otras con menos restricciones, como el alcohol.
“El tabaco no ocasiona accidentes, no se emborracha uno como con el alcohol”, refirió.
Respecto a la imposibilidad de que los productos de tabaco, en este caso, de puros sean exhibidos en mostradores, sostuvo que limita los derechos de las personas fumadoras como consumidoras de un producto que al final de cuentas es legal.
“Esto se presta mucho a que uno tiene que ver para decidir, siempre entraba uno a ver los puros, a ver ahora qué se me antoja”.
Laborda señaló que ya era suficiente con las advertencias que se incluyeron desde hace algunos años en las etiquetas, además de las limitaciones de la publicidad en televisión. Aseguró que su consumo no depende de eso.